El Comité de Paro: una herramienta para la democracia y la transformación social
El estallido social iniciado con este paro nacional del 28 de abril y que aún está en pleno desarrollo, se explica porque el gobierno se negó a atender los reclamos en el 2019, la profundización de la pobreza, el desempleo, la informalidad y la recesión económica en medio de la pandemia y por el anuncio de la más regresiva reforma tributaria presentada en los 30 años de neoliberalismo que representaba la confiscación y expropiación de lo poco que ya le quedaba a las clases medias, trabajadores, pensionados y sectores populares.
Por Fabio Arias Giraldo
El Comité Nacional de Paro (CNP) se constituyó el 4 de octubre de 2019 para adelantar una lucha "por la vida, la paz y contra el paquetazo de Duque". Se conformó por cerca de 30 organizaciones nacionales de las centrales obreras y las confederaciones de pensionados, de organizaciones campesinas y de productores agropecuarios, de organizaciones de maestros y de la salud, estudiantes, transportadores, cooperativistas, indígenas, afros, mujeres, organizaciones de diversidades sexuales, pescadores y mineros, trabajadores de actividades culturales y artísticas y plataformas de derechos humanos.
En ese momento Duque no respondía por los asesinatos de líderes sociales, defensores de derechos humanos y desmovilizados de la extinta Farc. Así mismo desarrollaba su estrategia para hacer trizas los acuerdos de paz. Y a todo ello le sumó un paquetazo, ordenado por el FMI, el BM y la OCDE, consistente en una reforma laboral, pensional y tributaria. Hoy es lo mismo.
El CNP preparó un plan de acción que determinó convocar un paro nacional para el 21 de noviembre de 2019, el cual se convirtió en una extraordinaria movilización social, que desbordando todo cálculo, duró hasta entradas las fiestas de navidad y año nuevo.
El gobierno se inventó una conversación nacional, liderada por el hoy ministro de Defensa, Diego Molano, para responder a los 13 ejes temáticos y los 104 puntos del pliego del CNP, que pasadas las fiestas se diluyó en el tiempo. Así concluyó el paro del 21N.
Después vino la pandemia y durante el 2020 se redujo la actividad en la calle. Se inició un largo pero efectivo aprendizaje en la virtualidad y en las redes sociales, que logró mantener las opiniones y eventos contra el gobierno y el errático manejo de la pandemia. Se destaca la acción del paro del 21 de octubre, en medio de la pandemia, con la presencia de la Minga Indígena en Bogotá desde el 19 de ese mes, que le mostró al país que este mal gobierno, ni dialoga ni negocia: No quiso reunirse con la Minga ni con el CNP que desde el 20 de junio exigía negociar un pliego de emergencia de 6 puntos.
Para el 2021, el gobierno nacional retomó los anuncios de un nuevo paquetazo de reformas laboral, pensional, que saldrían de las "recomendaciones" de la Misión de Empleo creada por el mismo gobierno. También estaba al orden del día la quinta negociación del pliego unificado estatal previéndose que para abril se estarían discutiendo los temas económicos del pliego. A todo esto se sumaron los amenazantes anuncios de la regresiva reforma tributaria –que estaría debatiéndose en las comisiones económicas para esos finales de abril– es decir, todo en fecha cercana al 1° de Mayo día internacional de los trabajadores.
Es en medio de estos hechos que el CNP convocó un nuevo paro nacional para el 28 de abril.
El estallido social iniciado con este paro nacional del 28 de abril y que aún está en pleno desarrollo, se explica porque el gobierno se negó a atender los reclamos en el 2019, por la profundización de la pobreza, el desempleo, la informalidad y la recesión económica en medio de la pandemia y por el anuncio de la más regresiva reforma tributaria presentada en los 30 años de neoliberalismo, que representaba la confiscación y expropiación de lo poco que le quedaba a las clases medias, trabajadores, pensionados y sectores populares.
El gobierno nacional, al igual que en el 21N de 2019, pero con mayor agresividad, ha enfrentado el paro del 28A. Lo único que ofreció fue la barbarie. Hoy ya hay más de 50 muertos, más de un millar de heridos y detenidos y varios centenares de desaparecidos, como respuesta a las órdenes dadas por Uribe y Duque, ejecutadas por la fuerza pública y en especial por el Esmad.
A pesar de la ferocidad de la respuesta estatal los logros del paro nacional están en que el gobierno retiró la reforma tributaria y perdió el equipo económico artífice de la reforma y a la canciller.
El paro del 28A, a pesar de la represión y el acoso mediático del gobierno, ha tenido el más gigantesco respaldo de la ciudadanía.
El CNP, analizando las cambiantes condiciones en cada momento, sin ninguna duda convoca y anima la lucha contra el gobierno y su política neoliberal y de guerra.
La ciudadanía ha respondido muy bien, siendo de destacar el papel de la juventud, que incluso superó las expectativas del CNP. Hoy debe buscarse la organización de esa juventud y si no es posible vincularla al CNP, debe sí coordinarse para accionar de manera conjunta frente a los gobiernos nacional y territoriales.
Alzar el argumento de que el CNP no representa a nadie y que no es un organismo que haya tenido razón para canalizar la protesta social, es darle la razón al gobierno que siempre ha pretendido desconocer las convocatorias y el accionar del CNP.
El CNP es hoy una herramienta poderosa de la unidad de acción de las fuerzas más organizadas. Su composición y representación debe animar al resto de ciudadanos, en especial a los jóvenes, para buscar formas organizativas permanentes que los representen y puedan coordinarse de mejor manera, incluso fortaleciendo el CNP.
Hoy el CNP exige al gobierno que cese la barbarie y la guerra contra el paro, otorgando las garantías de la protesta social y una vez se logre esto, negociar el Pliego de emergencia: retiro de la reforma a la salud y vacunación ya, renta básica, subsidios a las mipymes, matrícula cero y no alternancia educativa, protección a las mujeres, diversidades sexuales y étnicas, no a las privatizaciones y derogatoria del decreto 1174 del 2020.
El gobierno viene adelantando varias reuniones con el CNP, sin que se haya comprometido con el establecimiento de las garantías para la protesta, en especial que se ordene a la policía cese la masacre contra los manifestantes y no se permita el uso de armas letales en las protestas. Alcanzado esto se podría adelantar la negociación de los seis puntos del Pliego de emergencia.
Por consiguiente mientras se desarrolla la interlocución con el gobierno, el paro nacional continua y el CNP convocará a apoyar la moción de censura contra el ministro de Defensa Diego Molano por ser responsable de la brutalidad policial, participará de la toma de capitales el 26 de mayo en una nueva movilización nacional, pacífica, por la vida y la paz. Además invita a que el 28 de mayo, cuando se cumplirá el primer mes de paro, se realicen actividades artísticas y culturales en respaldo a las movilizaciones y en solidaridad con las víctimas.