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La Bagatela
La Bagatela
El anuncio de Duque como gobernante del uribismo sobre el empleo de la fuerza para acabar los bloqueos empuja al país a un punto límite, que puede resultar de no retorno. Casi simultáneo con la reunión con el Comité Nacional de Paro, CNP, ese anuncio apareció como categórico rechazo a la exigencia de los voceros del Comité de ponerle fin inmediato a la matanza oficial, y como el descarte del gobierno de toda negociación en serio.
El Comité Nacional de Paro (CNP) se constituyó el 4 de octubre de 2019 para adelantar una lucha "por la vida, la paz y contra el paquetazo de Duque".
No hay ninguna conspiración de izquierda para tumbar el gobierno de Duque. Es quimérico el intento de la ultraderecha de persuadir de ello a la sociedad colombiana. Y muy pobre su estratagema de, a falta de evidencia alguna, repetir las tesis descabelladas de un embaucador neonazi y culpar al gobierno de Venezuela, o presentar a Petro como el portentoso creador de la protesta popular. Las acusaciones del expresidente Uribe no son más que una insidiosa cortina de humo.
¨El alcalde de Barranquilla confirma que le pusieron reggaeton
en el vestuario al plantel de River
para que no escucharan los tiros en las cercanías al estadio.
Cada vez más parecido a lo que sufrió el pueblo argentino en el 78.
Fútbol y circo, para tapar la realidad¨.
Twit del periodista argentino Pablo Carroza
El Paro Nacional lleva ya tres semanas. Cali y el Valle del Cauca se convirtieron en uno de los pilares y epicentros de la protesta ciudadana, lo cual puede obedecer, entre otras razones, a que esta es una región receptora de multiplicidad de problemas que aquejan históricamente al suroccidente y a la región del Pacífico colombiano.
En la coyuntura actual, conviene escuchar a los actores y líderes de los diversos sindicatos, agremiaciones y organizaciones de los trabajadores colombianos, para obtener perspectivas claras sobre la situación que atraviesa el país. En esta ocasión, logramos hacerle algunas preguntas a la líder sindical de la CUT Antioquia, y de la tendencia Renovación Sindical, Rosa América Peñaloza Barrera.
El gobierno nacional creyó que la gran movilización del 21N de 2019 “contra el paquetazo de Duque”, convertida en una vigorosa protesta, había sucumbido. La indiferencia y el desprecio con que trató las justas exigencias de amplios sectores levantados en protesta, sumadas a la pandemia en medio del temor al contagio, paralizaron temporalmente las aglomeraciones públicas. Sin embargo, la crisis social estaba viva. Faltaba una chispa para levantar el ánimo, para encender el ambiente.
Los sucesos que vive la sociedad colombiana a lo largo y ancho del país en ciudades y campos a partir del paro nacional iniciado el 28 de abril, ordenado por las centrales obreras, constituyen la más grande revuelta social desde el asesinato del líder liberal Jorge Eliécer Gaitán, ultimado por las oligarquías colombianas y que inauguró el período conocido como La Violencia, conflicto que no cesa, con las mutaciones que los complicados tiempos que pasan le abonan a la difícil situación colombiana.
El libro de Palma Egea no recorre los marcos tradicionales de la escasa literatura de Derecho Colectivo del Trabajo en Colombia, centrada en su mayoría en citas maquinales de normas y extractos jurisprudenciales. Y no lo hace precisamente porque pretende ofrecer una mirada crítica a uno de sus institutos, tal vez el más incomprendido de todos en la cultura jurídica colombiana: la huelga.
Sí se requiere una reforma tributaria, pero no por las razones de los ortodoxos. No se necesita una reforma tributaria por razones de sostenibilidad fiscal y de endeudamiento público.
Me explico, el poder de colocar impuestos de los gobiernos tiene varios objetivos, y uno de ellos, es el de contribuir a mejorar la distribución de ingresos y acabar con las injusticias.
En las discusiones en los medios sobre la reforma tributaria, que el gobierno tuvo que retirar esta semana ante la masiva protesta ciudadana, se difundió la idea de que entre los “economistas” había consenso y que el país estaría mejor con esta reforma tributaria que sin ella. Después de su retiro, muchos dicen que la nueva propuesta debería retomar lo esencial del articulado anterior, aunque añadiendo algunas medidas compensatorias, como suelen aconsejar, para salvar la cara, desde que tenemos memoria.
Gracias al reciente debate en relación con los impuestos el grueso de la sociedad ha venido conociendo varias peculiaridades del sistema tributario colombiano que pueden resumirse en una palabra: inequitativo.
Que hay hueco fiscal en Colombia, es una verdad incontrovertible. Lo que debería avergonzar a quienes han dirigido al Estado colombiano es que hayan permitido que la situación de las finanzas públicas llegara al punto calamitoso que hoy exhibe y que el ajuste fiscal buscado a través de reformas –como la que acaba de hundir la lucha en las calles– no resuelvan el problema de fondo.
El miércoles 20 de mayo el país fue notificado de que una de las calificadoras de riesgo, Standard & Poor's (S&P), había etiquetado de bonos basura los papeles emitidos por el Estado colombiano, por ejemplo los TES.
El gobierno mostró su aparente sorpresa, al igual que quienes se informan a través de El Tiempo, RCN y los demás medios de comunicación para los cuales todo marcha de maravillas en Colombia, el gobierno tiene todo bajo control y el tal paro –si es que existe– no es más que un desorden de grupos de vándalos dirigidos por Petro.
Luego de más de un año desde que la OMS declarara al covid-19 como una pandemia, la humanidad sigue viviendo los estragos especialmente en la pérdida de vidas agravadas por el surgimiento de letales variantes y el acaparamiento de las vacunas en unos cuantos países.
De acuerdo con los datos consultados en el Johns Hopkins Coronavirus Resource Center el 15 de mayo, se reportaron 161.974.009 contagios. En las siguientes tablas se muestran los países con mayor número de casos:
Toda propaganda como instrumento de poder político lleva implícito un papel discursivo e ideológico con el que se busca convencer o ganar adeptos y hacer que las personas se comporten de determinada manera. Como bien lo demostraron Joseph Goebbels y Adolf Hitler en la consolidación de una política fascista y el conflicto bélico mundial derivado de ella, en el cual se operó la matanza de entre 50-60 millones de personas, el poder ejercido por el nazismo fue exitoso porque logró cambiar el comportamiento del público al que llegó, por lo menos durante largo tiempo.
Al escuchar que, con la improcedente y sesgada Reforma Tributaria que proponía el gobierno Duque, se pretendía afectar, o quizás derogar, las leyes que han permitido el fomento del cine colombiano, se me vino a la mente una necesaria pregunta: ¿por qué es indispensable el cine?
Si las bellas artes (Pintura, Literatura, Música, Arquitectura Escultura, Danza, Teatro, Circo y Culinaria) tardaron siglos en alcanzar un alto desarrollo, ¿qué ocurrió para que la Cinematografía alcanzara la cumbre en apenas medio siglo?
En el capitulo anterior, crisis y vientos del sur, comentamos cómo en la primera década de este siglo la crisis global del sistema capitalista empieza a extender tragedias sociales en los países desarrollados, mientras que en Suramérica, un conjunto de gobiernos alternativos logra sacar a 70 millones de personas de la pobreza.