Una actualización sobre la política de Paz Total

Luego de meses sin presentar avances concretos en este sentido, la política de Paz Total desarrollada por el actual gobierno nacional, sorprende al país con novedades bastante pertinentes en la búsqueda de la reconciliación nacional. Esta política, además de ser un articulador fundamental en el actual programa de reformas sociales, al atacar estas causas y consecuencias del conflicto armado; busca solucionar varios de los inconvenientes generados por la mayoría de los procesos de paz que ha atravesado el país en los últimos 35 años, el principal de ellos: la desmovilización de un grupo armado casi siempre significó el fortalecimiento de otros.

Por lo anterior se vuelve fundamental el proceso de diálogo a varias bandas con grupos pertenecientes a diferentes facciones del conflicto armado, social y político. En este mes de octubre concretamente avanza la mesa de diálogo instalada en propiedad con el ELN, luego del establecimiento de un cese al fuego bilateral; y por otra parte ya hay fechas para la instalación de una mesa y un cese al fuego con la mayor facción de las disidencias de las FARC. Los procesos de diálogo con grupos de autodefensa y con organizaciones delictivas de Medellín y el Valle del Aburra no han presentado mayores avances desde mediados de año, pero oficialmente no se habla de un retroceso al respecto.

La conexión entonces entre la política de Paz Total y otras reformas del gobierno queda expuesta en el escenario de una posible desmovilización de estos grupos a mediano plazo. Luego de los Acuerdos de Paz de la Habana y el proceso de desmovilización de los grupos paramilitares se suponía que el Estado debía entrar a llenar los vacíos de poder que dejarían estos al abandonar las armas, la falla del Estado en este sentido se volvió palpable con el surgimiento de decenas de estructuras armadas post-desmovilización. En este punto las iniciativas de Reforma Agraria y la aplicación integral del Acuerdo de Paz de 2016 por parte del gobierno Petro se vuelven puntos fundamentales para reforzar una presencia integral del estado en los lugares que han estado tradicionalmente sometidos al abandono. Adicionalmente se debe decir que programas concretos del gobierno como Caminos para la Paz o el impulso que se le ha dado al programa de restitución de tierras han ayudado en parte a que se construya esa institucionalidad.

Los diálogos con las disidencias de las FARC

Además de las criticas típicas que se le han hecho a la política de Paz Total, como la del Centro Democrático que afirma que es una apología al crimen, o esa versión que afirma que la violencia ha aumentado en el país desde que iniciaron estos procesos de diálogo (versión que contrasta con el reporte de la ONU -11 de octubre 2023- que afirma exactamente lo contrario); la negociación con las disidencias de las FARC ha sido la mayor fuente de crítica para esta política.

La primera gran crítica a este proceso es el supuesto desconocimiento de los acuerdos de paz de 2016. El reconocimiento del estatus político a los grupos de disidencias de las FARC despertó dos tipos de reacciones adversas. Por un lado la justificable reacción de sorpresa de buena parte del espectro político nacional que esperaba con estos grupos un proceso de sometimiento a la justicia (pues quedaba claro que habían abandonado el proceso de paz para continuar desarrollando actividades de economía ilegal), pero que se vio sorprendido con la noticia de una posible desmovilización por medio del diálogo. Por otra parte protagonistas del Acuerdo de Paz de 2016 como Humberto de la Calle, Juan Manuel Santos, Sergio Jaramillo y el mismo Timochenko cuestionaron (entre otras cosas) el reconocimiento de las disidencias de “Iván Mordisco” como EMC-FARC, señalando tanto que las FARC como organización dejaron de existir formalmente en 2016, como que el estado estaría desconociendo esos acuerdos de paz de continuar en negociación con ese grupo. 

Por otro lado está la particular situación de las víctimas. En este sentido ha resaltado el hecho de que los grupos de disidencias han sido los responsables de la mayoría de los casi 400 asesinatos de firmantes de paz ocurridos desde la firma del Acuerdo de la Habana, esto ha significado que incluso el partido COMUNES (surgido de la desmovilización de las antiguas FARC) muestre resistencias a este proceso. Por otro lado, el otorgamiento del estatus político y los ceses al fuego establecidos con el ELN y por establecer con los grupos de disidencias, no han significado una reducción real de su participación en el narcotráfico, en la disputa territorial entre estos grupos, ni en sus enfrentamientos con las fuerzas armadas estatales. Esto último ha influido en gran forma en la cifra de casi 9mil victimas de desplazamiento forzado en lo que va del segundo semestre de 2023. 

Estas críticas se suman a la arremetida mediática contra el Alto Comisionado para la Paz Danilo Rueda, quien según los grandes medios de comunicación es vulnerable a las presiones de los grupos armados y se ha negado a delegar tareas, y a la nula colaboración del congreso, que progresivamente abandona sus labores para dedicarse de lleno a la campaña electoral. 

Y… ¿Cómo está entonces la Paz Total?

Pese al abandono la Paz Total avanza. Va llegando el momento en que esta iniciativa dependerá exclusivamente de la voluntad real de paz de los actores armados que quieran acogerse a esta, más que de la capacidad de una institucionalidad saturada. Veremos en un futuro si Colombia está preparada para una Paz Total…