La izquierda al poder en Colombia. Petro y los secretos de la izquierda en su camino a la presidencia
Valencia acredita el triunfo de Petro a la existencia de una fuerza democrática que logró mostrar sus propósitos a un país afligido y con hambre. Atribuye el origen de esa corriente a la década de los 90 cuando “empezó a despuntar una nueva izquierda”, desconociendo las anteriores batallas dadas por trabajadores, estudiante, campesinos y las ciudadanías urbanas que abonaron el terreno para la formación de esa corriente.
Por Alberto Herrera
Con expectativa me apresuré a leer el libro de León Valencia; pensé que el excepcional momento que vive Colombia permitiría versiones de la historia ajustadas a cómo se dieron los hechos, a reconocer las equivocaciones y a compartir el regocijo con el triunfo de Petro.
Cada uno cuenta la historia dependiendo cómo la vivió. Dentro de las múltiples tendencias existentes en la izquierda, Valencia perteneció al movimiento armado y pasó por varios grupos como él lo narra, quizás por eso en su escrito no cuenta la izquierda que no transigió con la guerrilla, más bien fue otra de sus víctimas.
Valencia acredita el triunfo de Petro a la existencia de una fuerza democrática que logró mostrar sus propósitos a un país afligido y con hambre. Atribuye el origen de esa corriente a la última década del siglo pasado cuando “empezó a despuntar una nueva izquierda”, desconociendo las anteriores batallas dadas por trabajadores, estudiantes, campesinos y las ciudadanías urbanas que abonaron el terreno para la formación de esa corriente.
Así como el libro la da la importancia que tuvo el paro nacional de 1977 convocado por las centrales obreras y adelantado principalmente en las ciudades, en Bogotá murieron asesinadas 33 manifestantes, desconoce el movimiento que movilizó el estudiantado de todas las universidades y que logró una consigna democrática: el cogobierno, así como la lucha por la tierra para trabajar adelantada por el movimiento campesino organizado de los 70 que pedía esa justa reivindicación, o la protesta al fraude que eligió a Misael Pastrana presidente y que tuvo inmensas consecuencias. Tampoco tiene en cuenta la coalición electoral de oposición en 1974, la Unión Nacional de Oposición compuesta por la Anapo, el Partido Comunista y el PTC. Las manifestaciones mencionadas hacen parte de un acumulado de luchas por los derechos ciudadanos y fomentaron un sentimiento de unidad aún entre sectores sociales y políticos que en una época actuaban en bandos contrarios.
Y así podríamos enumerar cientos de luchas dadas en el período 1970 - 1990 cuando la izquierda se diferencia con claridad entre “la combinación de todas las formas de lucha” que tanta confusión como tragedia trajo y los que consideraban que la pelea era en los barrios, universidades, en las empresas, en fin, en la calle.
La sorpresa fue mayor en el capítulo que narra la reelección de Santos en 2014. Nadie refuta su tesis donde la izquierda jugó un papel definitivo en la derrota del uribismo. León Valencia señala dirigentes que apoyaron, omite a los que no lo hicieron, pero no menciona el apoyo dado por Gustavo Petro y los que lo acompañábamos en la alcaldía de Bogotá. Fue un respaldo tempranero, decidido, desde la primera vuelta, con retiro de secretarios claves de sus cargos para integrarse a la campaña y movilización de efectivos por todo el país, ahí estuvo el PTC, Marcelo Torres, su secretario general había derrotado a la Gata, era alcalde de Magangué, tenía un permanente contacto con su colega de la capital y plena coincidencia en el respaldo a Santos.
Saludo la publicación del libro, solo espero que sirva para animar el debate. Varios aspectos quedan pendientes y se deben escuchar las distintas posiciones, pero sobre todo para que el gobierno elegido por el frente más amplio y sin precedente en la historia de las fuerzas democráticas, cumpla su cometido y salga airoso.