De Pence a Uribe: El gringo intercede por el preso # 1087985

La práctica de manipular testimonios en su beneficio, ha sido utilizada por Uribe y sus abogados desde hace años. ¿Si se es transparente, por qué acudir a falsos testigos, por qué tergiversar los hechos? ¿Qué se oculta detrás de los falsos testimonios? La defensa del exsenador, pues ya se formalizó su dimisión del Congreso, busca desesperadamente retirarlo del dominio de la Corte, utilizando toda clase de maniobras y triquiñuelas para enredar el proceso, borrar las sospechas y limpiar la cara del colombiano más cuestionado desde la instauración del Frente Nacional hasta hoy.

Por Alberto Herrera
Director de La Bagatela

La detención del “eterno presidente” ordenada por la Corte Suprema de Justicia, por decisión unánime de su sala de instrucción, agitó al país de arriba abajo. A los innumerables y gravísimos escándalos ocurridos alrededor del gobierno de Duque, solo le faltaba este suceso, de la mayor trascendencia, que lo afecta gravemente y se constituye en el mayor traspié para esta corriente política. Se puede decir que hasta ahora nada importante le ha salido bien al gobierno, y cualquiera que sea el epílogo de este caso, la herida causada es profunda, lo debilita y lo obliga a actuar con el mayor sigilo ante la gravedad de la situación nacional.

La Corte determinó la detención domiciliaria de Uribe y lo califica “como presunto determinador de los delitos de soborno a testigo en actuación penal y fraude procesal”, (Comunicado de la Corte, agosto 4/20). Además, la medida restrictiva de la libertad del senador Uribe Vélez tiene como fundamento gran cantidad de material probatorio recaudado y analizado por la Sala Especial de Instrucción y “se entenderá que la imposición de la medida de aseguramiento es indispensable para evitar la obstrucción de la justicia, cuando existan motivos graves y fundados que permitan inferir que el imputado podrá destruir, modificar, dirigir, impedir, ocultar o falsificar elementos de prueba; o se considere que inducirá a coimputados, testigos, peritos o terceros para que informen falsamente o se comporten de manera desleal o reticente; o cuando impida o dificulte la realización de las diligencias o la labor de los funcionarios y demás intervinientes en la actuación”, (mismo comunicado).

La nación disfruta de un regocijo mayoritario alrededor del fallo y en respaldo a la autoridad judicial. La decisión de la Corte era esperada, desde hace muchos años, dado el prontuario de asuntos penales que reposan en los anaqueles de la justicia, que comprometen al detenido y a los cuales no se les daba trámite. La encuesta del Centro Nacional de Consultoría de agosto 7 muestra que el 78,2 % de los colombianos respalda la medida que adoptó la Corte. Se puede afirmar que hoy el país respira profundo, tranquilo, esperanzado en encontrar el camino que lo conduzca por el sendero de la verdad, de la paz y del progreso.

El partido de gobierno, sus aliados y la opinión más derechista de la nación y del orbe, han sentido el golpe. Nunca imaginaron que esto le pudiera suceder a Uribe, creyeron que estaba por encima de la ley y la justicia, y que nada lo afectaría, que la impunidad era eterna y que Colombia tenía que soportar la arbitrariedad y vivir bajo el régimen del autoritarismo a su antojo. La incredulidad y el desespero reinan en sus filas. Sus “dolorosas” expresiones se escuchan desde el Parlamento, pasan por declaraciones presidenciales, ministeriales y hasta familiares. Nunca se habían sentido tan comprometidos ni tan impedidos. Propuestas de constituyente para reformar la justicia, reiterados propósitos por liquidar la JEP y el proceso de paz, tutelas masivas pidiendo su libertad, movilización de las reservas militares, todo acompañado de una campaña para desacreditar, desconocer e intimidar a las autoridades judiciales y sus fallos, incluyendo cartas de Lina Moreno y lágrimas de la miniterior Arango, hacen parte de las múltiples expresiones de pesar y desconcierto que embargan a esta fuerza.

La defensa alega que el juicio es político; reiterado y poco creíble argumento utilizado por el uribismo ante los innumerables pleitos que tienen sus seguidores. Por el contrario, el cúmulo de pruebas recopilados por la Corte es sólido, de lo contrario no se atrevería a proceder en su acusación contra el expresidente, en un pleito que por sus características es histórico. Esclarecedor documento remitió José Miguel Vivanco, director para las Américas de Human Rights Watch a 21 exmandatarios, que en carta tildaron la situación jurídica de Uribe como una controversia política con otro senador. Les dice que su misiva se centra de “una manera vaga” en una supuesta ideologización de la justicia colombiana y que caen en un error al “fomentar los ataques del expresidente Uribe y su partido a la independencia judicial en el país”.

En este marco solo faltaba el pronunciamiento del vicepresidente Pence, quien proclamándolo “héroe” y exigiendo la libertad de Uribe para defenderse, desconoce el fallo de la Corte y abre con su intromisión, el desconocimiento de la Constitución y la posibilidad de un golpe de las fuerzas más retardatarias de la nación. Este respaldo a nombre de un régimen decadente y odiado en su territorio y en el mundo, se constituye en la peor recomendación por la inocencia del preso # 1087985. Se juntan dos causas en desgracia.

La práctica de manipular testimonios en su beneficio, ha sido utilizada por Uribe y sus abogados desde hace años. (Ver: Álvaro Uribe y Mario Uribe y el fantasma de los falsos testigos, El Espectador, agosto 16/20). ¿Si se es transparente, por qué acudir a falsos testigos, por qué tergiversar los hechos? ¿Qué se oculta detrás de los falsos testimonios? La defensa del exsenador, pues ya se formalizó su dimisión del Congreso, busca desesperadamente retirarlo del dominio de la Corte, utilizando toda clase de maniobras y triquiñuelas para enredar el proceso, borrar las sospechas y limpiar la cara del colombiano más cuestionado desde la instauración del Frente Nacional hasta hoy. No le quedará fácil ante el cúmulo de pruebas.

En situación tan frágil y riesgosa por la que atraviesa Colombia, la firmeza de las fuerzas democráticas en respaldo a la Corte que muestra una montaña de pruebas que comprometen a Uribe, es garantía para llevar el proceso hasta el final y encontrar un nuevo rumbo a la nación, distante a la conjuración propuesta por el gringo.

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