Entrevista de Horacio Serpa a Marcelo Torres: "Por Magangué pasó un tsunami del mal"
Apartes de la entrevista en video
Publicado en el portal Ola Política y el periódico la Bagatela
Magangué es una ciudad de 200.000 habitantes donde el 80 por ciento vive en la pobreza. Es el puerto sobre el rio Magdalena –jurisdicción de Bolívar– que estuvo los últimos diez años gobernado por funcionarios que controlaba Enilce Torres, llamada ‘La Gata’, incluso por uno de sus hijos. Otro es actualmente senador de la Republica. La matrona del clan, detenida en la cárcel de Barranquilla, acaba de ser condenada a 37 años de presidio, como responsable del delito de homicidio.
Marcelo Torres es conocido en la política nacional. Sus ideas son de izquierda y siempre las ha defendido con dignidad y seriedad. Ha sido y es demócrata integral, insobornable. Siempre estuvo contra la violencia como expresión de lucha política, desde su lucha en el Moir al lado de Francisco Mosquera Sánchez. Es magangueleño de pura cepa, y hace varios años se le midió a confrontar a quienes mangoneaban en su pueblo, en una misión de kamikaze que finalmente lo llevó a la victoria. Hoy es el alcalde de ese puerto.
No es nada fácil gobernar a Magangué. Torres recibió el municipio arruinado, embargado y en Ley 550. Solo dispone de un presupuesto de 850 millones para inversión, en una comunidad afectada por toda clase de males y necesidades. Pero se empeña en salir adelante, y en forma constante reclama la presencia e inversión de la gobernación y del gobierno nacional. El presidente Santos lo ha visitado en dos ocasiones y la esperanza de ser escuchado en sus peticiones y planteamientos es lo que lo mantiene al frente de su misión, soportando toda clase de vejámenes, persecuciones, insolidaridades y peligros.
Marcelo debe salir adelante, con el apoyo de su comunidad y del país. La lucha contra la corrupción, la politiquería y la delincuencia que abandera, debe ser un emblema nacional. Basta con saber a quiénes venció en franca lid electoral, para que surjan solidaridades y respaldo. El fracaso de la administración presidida por Marcelo Torres en Magangué sería la derrota del propósito nacional de acabar con la corrupción en el servicio público.
Ola Política lo encontró en Bogotá haciendo diligencias en favor del municipio que gobierna y aprovechó la oportunidad para preguntarle sobre su administración y sobre sus actuales luchas.
Horacio Serpa: ¿Cómo va la administración del municipio de Magangué?
MT: Como decimos en la región Caribe y los ribereños, subiendo la loma; estamos en una cuesta dura, pero avanzando, y hemos hecho el primer tramo en condiciones de extrema precariedad presupuestal. Pero la gestión a lo largo del año permite tener claridad en que nos van a llegar unos recursos con los cuales podremos atender las urgentes e inaplazables necesidades de la población. Entonces, podemos decir que vamos a entrar en ‘tierra derecha’ para las transformaciones que se ha propuesto el gobierno del “verdadero cambio”.
HS: Usted hizo una lucha heroica en Magangué: enfrentó a Enilce López, alias ‘La Gata’, a su familia y a su emporio, y pudo derrotarla democráticamente ¿En Magangué todavía sigue teniendo influencia política y económica ese clan?
MT: En Magangué hubo una verdadera sublevación civil en el marco de la Constitución y de la ley. Sublevación contra un estado de cosas, de intimidación, de amordazamiento, de mal gobierno, de corrupción. Hoy se pretende ponerle palos en la rueda a ese proceso; se quiere mediante una campaña de descrédito –de los mismos que provocaron las cosas que estamos padeciendo– encaminada a acusarnos de que el Municipio está desertificado en agua potable, en vivienda de interés social, que tiene una deuda enorme, que no tenemos recursos para invertir, etc. O sea, nos acusan de lo mismo que ellos ocasionaron. Por supuesto que todavía hay un considerable poder en los terrenos económico y político, de lo cual debe estar consciente el gobierno nacional y todos los demócratas del país.
HS: ¿Cómo encontró el municipio, boyante o con déficit, con muchas obras en ejecución, como está esa circunstancia?
MT: Yo le doy algunos datos escuetos: de los cien mil millones que tuvo el presupuesto de Magangué el año pasado para libre disposición e inversión, quedaron ochocientos cincuenta millones. Es decir el 0,8 por ciento, menos del 1 por ciento, con lo cual sólo es posible adelantar una pequeñísima actividad, encaminada a atender las necesidades que requieren inversión de manera ineludible. Encontré a Magangué con una deuda de 27 mil millones, que se puede duplicar debido a centenares de causas judiciales, que arrojan otra deuda importante. Esto lo estamos depurando con un acuerdo de reestructuración de pasivos, que nos quitan alrededor del 75 por ciento de los ingresos de libre destinación, y con una situación de descertificación en agua potable y saneamiento básico que reducen nuestra competencia para administrar los recursos del Sistema General de Participaciones en esa área. Encontré además un municipio descertificado en vivienda de interés social: hay unos planes de ola invernal para los damnificados y los desplazados pero de esas 800 mil viviendas que el gobierno anunció para aliviar el déficit de vivienda en Colombia, en Magangué no se puede participar ni en una sola. La descertificación en esa área significa que el Municipio no puede construir vivienda de interés social mientras la desertificación le sea levantada; está en Ley 550, es decir, somos un municipio cuyos ingresos de libre destinación están comprometidos para pagar deudas.
HS: ¿Solo 850 millones de pesos de presupuesto? ¡Es increíble! ¿Cuántos habitantes tiene Magangué?
MT: Magangué tiene alrededor de 200 mil habitantes, y una población de víctimas del desplazamiento cercana a los 20 mil. Esto obviamente ha agudizado todos los problemas del área urbana, de servicios públicos, etc.
HS: ¿Cuál es la situación de pobreza en Magangué?
MT: En Magangué el 80 por ciento de la población corresponde a los estratos 1 y 2. Hay un desempleo escandaloso que bordea el 30 por ciento, y la abrumadora mayoría del empleo en Magangué es informal, con una situación de pobreza pasmosa. Magangué está ubicado en el sur de Bolívar, en la zona del Bajo Magdalena, que sin exageración alguna puede ser calificada como el Chocó de la región Caribe. La media del nivel de vida de la región Caribe está por debajo de la media nacional, pero la media del nivel de vida del sur de Bolívar y de Magangué está por debajo de la de la región Caribe y Chocó juntos. En conclusión, es una de las más afectadas por la pobreza en Colombia.
HS: ¿El gobierno departamental o el gobierno nacional le están ayudando?
MT: La primera meta de nuestro gobierno, que hemos llamado “del verdadero cambio” es liberar recursos del pago a que está comprometido, a través del acuerdo de reestructuración de pasivos. ¿De qué manera? Logrando un acuerdo con los acreedores. Tutelado esto, prohijado por la división de apoyo fiscal del Ministerio de Hacienda, se busca que al municipio se le disminuyan los pagos mensuales de esa deuda: que se rebajen los porcentajes que afectan los ingresos que están comprometidos o afectados por esa deuda. Liberando estos recursos tendríamos de un día para otro unos 5 mil millones de pesos disponibles, por ejemplo para la malla vial, que es una de las más destrozadas de Colombia; aquí lo que se necesita es una verdadera labor de reconstrucción. La infraestructura de Magangué hace más de diez años no recibe un solo ladrillo, porque está paralizada la construcción. El estado de las vías es desastroso. Nuestra primera meta entonces es liberar esos recursos, para que podamos invertir en la reconstrucción de la malla vial. En segundo lugar, debemos atender un problema elemental sin cuya solución no hay un centro urbano, como es el suministro de agua potable: venimos haciendo una reclamación al operador privado, que se llama Ecoaseo, por los incumplimientos reiterados que se desprenden de las obligaciones contractuales no satisfechas de este operador privado; no han aportado los cerca de 2.500 millones de pesos que se comprometieron a pagar como recibo de la concesión. El suministro de agua no es continuo ni cubre toda el área urbana, y sobre todo no es potable, no es apta para el consumo humano. Ya se cumplieron todos los plazos, y estamos reclamando. Otro punto es que este operador sea reemplazado por uno que sea idóneo, que cumpla unos compromisos contractuales que beneficien al área urbana, y que nos permita un desarrollo mediamente aceptable. En tercer lugar nos propusimos –y lo estamos cumpliendo a pesar de la precariedad presupuestal– restablecer el funcionamiento normal de los programas sociales de carácter nacional. En noviembre pasado logramos que la cobertura de Familias en Acción (el principal programa social de Magangué, lo cual da una idea de su pobreza), que cobijaba a 11 mil familias, lo pudiéramos ampliar a 14.381 familias nuevas.
HS: Usted es un símbolo contra la corrupción. Si su administración no sale adelante no va a perder usted sino Colombia, de manera que hay que lograr la concurrencia de los gobiernos nacional y departamental. ¿Qué mensaje les puede mandar a estos gobernantes?
MT: El presidente de la Republica ha estado –en buena hora– en dos ocasiones en Magangué y ha ayudado a que algunos de los escollos considerables que enfrentamos los empecemos a sortear. Pero esta ayuda no es todavía en la escala en que lo necesita un municipio realmente devastado. Por Magangué parece que hubiera pasado un tsunami del mal. Aquí se requiere la acción concertada del Estado, pero principalmente de los gobiernos central y departamental. Se requiere entonces una acción resuelta que permita que esta decisión de afirmación de ciudadanía –que fue la que tomó la población al derrotar un aparato corrupto y de intimidación, y elegir un gobierno para que haga los cambios que se requieren– merezca el apoyo de todos los colombianos. Magangué hoy es un experimento, un ensayo en el cual se juega la posibilidad de que los colombianos vean la posibilidad concreta factible de que se transite de manera efectiva por el camino democrático. Si cunde el escepticismo, la desesperanza o el desaliento, este experimento termina en fracaso.
HS: Usted asumió un reto extraordinario, heroico, casi que de kamikaze. Salió adelante en lo electoral, pero uno puede imaginarse que tiene muchos inconvenientes. Ese desplazamiento del clan familiar López con todas sus inconveniencias, ¿sigue reflejado allí? ¿Cómo se comportan esos especímenes ‘gatunos’ frente a su administración?
MT: En Magangué hay una ofensiva en contra de esta administración. Esa ofensiva se desarrolla en el terreno del orden público, de la seguridad ciudadana, de la opinión y de los órganos de control. Sobre Magangué hay una especie de ola de criminalidad: los reportes policiales dicen que buena parte de los atracos, del fleteo, de los homicidios que hoy padece la población, están siendo cometidos por elementos del hampa reclutados en Barranquilla. Buena parte de la oposición tiene su ubicación en el Concejo, recibe orientaciones y va a rendir cuentas a Barranquilla. Hay además una tropilla de abogados que diligentemente radica una lluvia de denuncias en los organismos de control, y de denuncias penales en la Fiscalía. Ellos también reciben su estipendio y sus directrices desde Barranquilla.
HS: ¿El Concejo no está entonces a favor de su administración entonces? ¿Todavía manejan los hilos del concejo desde Barranquilla?
MT: En este momento eso ha sido contrarrestado. Hemos logrado una mayoría mediante una coalición, a tal punto que logramos derrotar una candidatura de la presidencia del Concejo que representaba ese pasado de intimidación y de cosas indeseables.
HS: Los partidos de la mesa de Unidad Nacional, que son solidarios con el gobierno del presidente Santos y que tanto anuncian su lucha contra la corrupción, ¿están apoyando su administración?
MT: En Magangué se da una situación sui generis: hay elementos de todo el espectro político, unos respaldando el retorno al pasado y otros ayudándome a empujar la rueda hacia adelante.
HS: El presidente Santos anunció recientemente un gran apoyo sobre el río Magdalena. Se dice que Cormagdalena está impulsando una concesión para recuperar su navegabilidad. Magangué con Barrancabermeja, Puerto Berrío y Barranquilla son los principales puertos sobre el río que es la principal riqueza de Colombia; ¿Cormagdalena hace presencia en Magangué?
MT: A través de la gobernación de Bolívar y la Sociedad Portuaria, Cormagdalena va a iniciar la construcción de un muelle fluvial, una obra importante para Magangué. También le puedo decir que la alcaldía que presido contribuyó de manera sustancial para que eso fuera posible, mediante un acuerdo con los vendedores de pescado que ocupaban la zona donde se va a construir el muelle fluvial. Hicimos un acuerdo para que a ellos se les construya un muelle de desembarco de pescado. En este terreno Cormagdalena ha cumplido su cometido, pero también debo decir que ante la indicación que al comienzo del año pasado le hiciera el presidente Santos a su director, en cuanto a que una maquinaria de construcción de vías retornara a Magangué, se nos respondió que no era posible porque esa maquinaria estaba en comodato, utilizada por otros municipios. En este momento, cuando ya pasó el año fiscal, me parece que es momento propicio para recordarle a Cormagdalena que esa maquinaria, que ya no puede estar en ese comodato porque los cumpleaños son anuales, debería acatar el deseo del presidente de la República.
HS: Bueno, pero en cuanto a la recuperación de la navegabilidad del río, ¿qué?
MT: Magangué, como las poblaciones sobre el río Magdalena, tiene mucha expectativa en el plan del gobierno Santos de recuperación de navegabilidad del Magdalena y del Cauca. La historia de Magangué está ligada a la navegación fluvial. La relativa prosperidad que tuvo se debió a ese ciclo de desarrollo de la navegación a vapor por el río Magdalena, que se inició con el presidente Tomás Cipriano de Mosquera a mediados del siglo XIX y que se prolongó casi durante un siglo. Magangué le debe la poca prosperidad que ha tenido a la navegación fluvial, y le debe su decadencia a una decisión errónea, que privó a Colombia de su arteria vital y resolvió (en una decisión cuyas consecuencias estamos pagando todavía) poner el peso del transporte por las vías más costosas, que son las carreteras, abandonando la más barata en el mundo, que es la fluvial. Por consiguiente, este viraje del gobierno Santos ha suscitado una obvia expectativa en poblaciones ribereñas como Magangué. Esperamos la recuperación de la navegabilidad, con las inversiones que se ven venir. Entendemos que el gobierno chino va a ser uno de los participantes en la gran licitación que habrá sobre el río Magdalena. Esto puede representar un abaratamiento en los costos del transporte de mercancías, y puede servir de manera crucial a la competitividad internacional de Colombia. Con decirle que hoy vale más poner una tonelada de carga entre Bogotá y Buenaventura, que entre Buenaventura y Hong Kong.
HS: La señora Enilce López, alias ‘La Gata’, quien estuvo y según escucho sigue muy metida en el manejo de Magangué, acaba de ser condenada a 37 años de presidio. ¿Cómo cayó eso allá?
MT: Los magangueleños tenemos que ver la acción de la justicia con mucho respeto y proceder a acatarla, porque permite que se renueve la confianza sobre un municipio que había sido estigmatizado. Se trata de que podamos recuperar el derecho a una vida ciudadana en paz.
HS: ¿Cómo está su seguridad familiar y personal?
MT: Usted comprende que después una confrontación de esta naturaleza, hay un indudable margen de riesgo, que me produce aprehensión y obvios temores por mi seguridad y la de los míos. Pero creo pesan más los factores que en Colombia vienen incidiendo para que las cosas cambien y transcurran mejor.
HS: Usted hizo dos intentos antes para llegar a la alcaldía de Magangué. ¿Cómo hizo para derrotar a ‘La Gata’; cuál fue la estrategia que empleó para enfrentar semejante poderío?
MT: Aquí se combinaron dos cosas: una voluntad constante, y firmeza. Además, el convencimiento paulatino de que las cosas que se le planteaban a la gente –y que durante un lapso parecían infundadas o incluso descabelladas– no lo eran tanto.
HS: O sea que el voto de opinión terminó por ganarle al voto manipulado…
MT: Completamente. Este es un hecho realmente notable, que merece la atención no solamente del mundo político sino de los analistas y de los colombianos comunes y corrientes, porque fue la derrota de un aparato clientelista, de gran poder corruptor e intimidatorio. No teníamos herramientas diferentes a plantear un punto de vista diferente, que fue como se hizo esa lucha.
HS: Usted derrotó a ese personaje en lo electoral, pero, ¿está políticamente desaparecida?
MT: No, de ninguna manera. Hay una considerable influencia en los terrenos económico y político. De esa influencia no están libres las instituciones del Estado. Esta es una lucha que los demócratas de Colombia debemos seguir llevando adelante.
HS: Usted mencionó que en el Concejo lograron derrotar a un candidato de la contraparte ¿Cómo está su gobernabilidad con los partidos políticos? ¿Los parlamentarios ayudan?
MT: Bueno, no hay parlamentarios que hayan tenido una actitud manifiestamente hostil. Algunos han ofrecido su colaboración y su concurso, del Partido Verde, de los Progresistas, del Partido Liberal, incluso algunos parlamentarios de la U. Espero que esos ofrecimientos y esa actitud positiva se concreten. En términos de gobernabilidad le puedo decir que esta administración está procediendo con el criterio de que su equipo de dirección lo integren elementos idóneos para las tareas del gobierno, que no tengan influencias ‘maléficas’. Esto ha desatado unas reacciones bastante intensas de parte de sectores del Concejo, de los sectores políticos ligados al régimen anterior y a sus amigos. Esta es una administración que sigue siendo atacada por esos sectores, pero también a la que respaldan sectores populares de manera pública, abierta, con movilizaciones.