Declaración. En respaldo a la soberanía y autodeterminación del pueblo venezolano

CNE Venezuela

El PTC respalda la lucha del hermano pueblo venezolano por la soberanía nacional, el pleno derecho a su autodeterminación, la recuperación económica y el desarrollo social.

Declaración política

En medio del escalamiento de los conflictos bélicos y las contradicciones globales, la tensión en torno a las elecciones de Venezuela amenaza la estabilidad de América Latina. Frente a ello, es importante hacer varias aclaraciones.

El resultado de estas elecciones fue sentenciado por parte de EEUU, las potencias occidentales y los poderosos medios internacionales desde el momento mismo en que se convocó a este proceso, como resultado de los acuerdos de Barbados. Claramente se advirtió que el único resultado posible y aceptable sería el triunfo de la oposición. Cualquier otro significaría fraude.

Por ello, cuando el Consejo Nacional Electoral de Venezuela anunció el triunfo de Nicolás Maduro sobre Edmundo González, el candidato de la oposición, de inmediato se activaron las alarmas. Sin ningún análisis, se señaló que ello era imposible por el descontento generalizado frente al gobierno, supuestamente expresado en distintas encuestas.   

La demora en presentar las actas de escrutinio ha exacerbado los ánimos en este entorno tan desfavorable. Pero las autoridades electorales han insistido en que se han ajustado a los plazos legales y denunciaron un saboteo informático que ha impedido consolidar el proceso.  

Sin embargo, esta situación no es para nada nueva. Es resultado de un contexto muy preciso, que ha incidido una y otra vez frente a los numerosos procesos electorales, convocados desde cuando el chavismo llegó al poder hace 25 años. No puede dejarse de lado que Chávez y Lula encabezaron y orientaron la primera ola de gobiernos de izquierda en la región. 

En el caso de Venezuela, las políticas antiimperialistas, la defensa de la soberanía nacional, la nacionalización del petróleo, el desarrollo de una política exterior y de un modelo de integración autónomos, pusieron en jaque los intereses de las grandes empresas multinacionales y de la vieja oligarquía venezolana, una de las más corruptas del continente. 

Esto no lo perdonan los viejos poderes coloniales, en el país que posee las mayores reservas petroleras del mundo y uno de las mayores riquezas en oro.

Como es lógico, en este proceso el gobierno venezolano ha cometido errores en distintos campos, en especial en lo económico. Sin embargo, la responsabilidad principal de la crisis del país la tienen las numerosas sanciones de todo tipo, incrementadas en especial durante el gobierno de Donald Trump. 

A ello hay que sumarle los ataques directos a la estabilidad de su gobierno, los intentos de invasión y de golpe de Estado, apoyados desde el territorio colombiano, con la complicidad de los representantes de las viejas elites latinoamericanas de la ultraderecha, entre ellas Álvaro Uribe y su séquito. Dichas élites se articulan y confabulan cada vez más desde La Florida.  

¿Qué pretenden ahora todas estas fuerzas tenebrosas? Darle paso a un gobierno incondicional con Washington, que le garantice el acceso y control del petróleo del país sin ninguna restricción. Se trata de convertir a Venezuela en un nuevo bastión de la ultraderecha, lo que le permitiría amainar la honda crisis económica que vive la superpotencia, ante el avance incuestionable hacia un multilateralismo. 

María Corina Machado, amiga cercana de Milei y de Natanyahu, de Bukele y de Uribe, con una trayectoria clara de conspiración y traición a su país, es la verdadera figura detrás del candidato títere. Y esto no es un asunto menor.

En medio de la difícil situación creada, no es claro si EEUU y Occidente buscarán reconocer al candidato González como a un nuevo Juan Guaidó, autoproclamado como presidente interino, sin votos ni actas, y reconocido como tal por la llamada comunidad internacional. Él mismo se prestó para que al país lo despojaran de sus empresas y recursos. 

Lo que sí es claro es el cinismo de estos países y de sus poderosos medios de posar como abanderados de la defensa de la democracia en el mundo, mientras son cómplices del genocidio de Israel contra el pueblo de Gaza.   
Las tensiones siguen siendo muy fuertes. En medio de toda esta situación, Luis Almagro, Secretario general de la OEA, fracasó en su intento de que la organización adoptara decisiones en contra de Venezuela. No ha sido una organización neutral y su Secretario ha estado abiertamente comprometido en el cerco al gobierno de Venezuela y con en el golpe de Bolivia en 2019.

El pronunciamiento conjunto de los presidentes de Brasil, México y Colombia llama a un escrutinio transparente, con veeduría de todas las fuerzas políticas de Venezuela y veeduría internacional. Resalta la necesidad de resolver las controversias por la vía institucional y respetar la soberanía del pueblo venezolano y la paz social.
Adicionalmente, Gustavo Petro ha insistido en la necesidad de llegar a un acuerdo para garantizar el respeto máximo a la fuerza perdedora en las elecciones. Pero también ha llamado al respeto a la decisión autónoma del pueblo venezolano sin injerencia extranjera y al levantamiento de las sanciones y el bloqueo al país, responsables del éxodo masivo. 

Por último, hace su llamado de alerta frente a un posible enfrentamiento entre Colombia y Venezuela, promovido por los intereses del petróleo, lo que sería catastrófico para los dos países.

El PTC respalda la lucha del hermano pueblo venezolano por la soberanía nacional, el pleno derecho a su autodeterminación, la recuperación económica y el desarrollo social.

Partido del Trabajo de Colombia PTC 
Bogotá DC, 2 de agosto, 2024.

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