Érase una vez un patriota
La historia jamás contada del asesinato político que cambió la historia de Colombia
La conjura
La historia jamás contada del asesinato político que cambió la historia de Colombia
La conjura
Patricia nació en Bogotá un 30 de diciembre de 1949, en el hogar compuesto por José Jaramillo Giraldo, de origen caldense, quien fuera presidente del Senado (1946-1947) y de la Corte Suprema de Justicia (1957-1958); y por doña Solita Vélez, de las familias que, como José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán, a fines del siglo XIX, liaron los bártulos para abrir monte y fundar Armenia.
La Bagatela, previa autorización de Ricardo Camacho, transcribe la entrevista que el director del Teatro Libre de Bogotá diera a la revista Cambio en días pasados a propósito de los cincuenta años de fundación de la agrupación.
Con el propósito de conocer cómo funciona, qué labores respalda y qué alcances tiene, entrevistamos a Juliana Ortiz, directora de planeación y proyectos de Proimágenes, institución que maneja el FDC (Fondo para el desarrollo Cinematográfico de Colombia).
Luis Guillermo Cardona: Juliana ¿Los concursos de guion del FDC (Fondo para el Desarrollo Cinematográfico) tienen la misma limitante de otros concursos, en los que, si uno ya participó en otras convocatorias ya no puede volver a participar?
El gobierno de Iván Duque podría caracterizarse como el de un sordo en una interminable carrera de desaciertos. Su casi inaguantable verborrea, sus pronunciamientos rimbombantes y sus propuestas puramente cosméticas y vacías, son el pan de cada día; esto tenemos que soportar millones de colombianos inconformes con una administración tan incompetente, que parece inverosímil. Como decía en un reciente ensayo Juan Carlos Orrego, refiriéndose al presidente actual, “aunque sea máster de Georgetown University, da la impresión de tener la cultura de un bachiller”[1].
Al escuchar que, con la improcedente y sesgada Reforma Tributaria que proponía el gobierno Duque, se pretendía afectar, o quizás derogar, las leyes que han permitido el fomento del cine colombiano, se me vino a la mente una necesaria pregunta: ¿por qué es indispensable el cine?
Si las bellas artes (Pintura, Literatura, Música, Arquitectura Escultura, Danza, Teatro, Circo y Culinaria) tardaron siglos en alcanzar un alto desarrollo, ¿qué ocurrió para que la Cinematografía alcanzara la cumbre en apenas medio siglo?
Me la encontré en las curvas desgastadas de los recuerdos. Tenía la fuerza invencible, la vitalidad incontenible y la prisa endemoniada que se tiene a los 20 años. Se me quedó mirando fijamente, desafiando mis respuestas ante la cascada de preguntas que nunca liberó. Pero sentí toda su inquietud, sus incógnitas, y por supuesto, sus reproches.