Fico: inexperiencia y continuismo para el país
Ese muchacho de pelo largo, que saluda a las personas en la calle y se vende como accesible y tranquilo, representa la nueva carta de Uribe para conservar el Estado bajo su influencia y continuar profundizando la crisis. No caigamos otra vez en los cantos de sirena.
Por Esteban Morales Estrada
Poco a poco nos acercamos a la hora decisiva de las elecciones presidenciales 2022. Aunque muchos no parecen comprenderlo, la disyuntiva volverá a ser la misma que en 2018: uribismo vs antiuribismo. Los sectores democráticos del país, deben entender que en la presente coyuntura es fundamental apoyar la segunda opción, representada por Gustavo Petro; mientras que la derecha y los sectores retardatarios se unen fácilmente en torno a Fico.
La estrategia es parecida a la de 2018, con algunas sutiles diferencias. Quieren inflar a un joven supuestamente “independiente”, con fuertes convicciones en torno al caballito de batalla uribista de la “seguridad”, y que repite hasta el cansancio las mismas superficialidades y clichés de Venezuela, comunismo, guerrilleros, violencia y populismo. La estrategia del uribismo ha sido dar un apoyo soterrado y disimulado al candidato “alternativo”, buscando repetir un gobierno desastroso y desacertado como el de Iván Duque, marcado por la inexperiencia y la improvisación. El pesado lastre que representa Uribe para cualquier candidato pretende ser suavizado con la idea de que Fico no “es el de Uribe”, sino un representante de la derecha responsable con el país que quiere frenar a Petro.
En primer lugar, Fico sería otro Iván Duque, en el sentido de que no tiene experiencia en el nivel nacional de la administración pública, y sus credenciales como exalcalde de la segunda ciudad del país no le alcanzan para asumir la presidencia. Fico es un candidato al que no le cabe el país en la cabeza, y sus ideas son casi siempre basadas en atacar a Petro y repetir formulas y expresiones vacías para causar miedo y preocupación. En segundo lugar, Fico representa el continuismo de Uribe-Duque, que tiene al país al borde del abismo en todos los niveles, y a pesar de que buscan culpar a la pandemia, a la izquierda, a Venezuela etc., son ellos los responsables de la actual situación. Parce ridículo, pero ante un país en crisis, Petro aparece para Gutiérrez como el responsable de lo que ellos han causado después de dos décadas en el poder: miseria, desigualdad, pobreza, corrupción y represión. En tercer lugar, Fico no le ha explicado al país sus vínculos con las estructuras criminales en la ciudad de Medellín, y evade el tema, igual que lo hace con el del apoyo de Uribe Vélez; es tal su obsesión con Petro que lejos de responsabilizarse por sus desaciertos y exponer sus ideas, solo vende miedos y cíclicamente dice lo mismo en sus apariciones públicas y debates, siguiendo otra de las estrategias del uribismo: repetir una idea falsa hasta que parezca real. En cuarto lugar, en un eventual gobierno de Gutiérrez, la protesta social será reprimida de igual o peor manera que en el cuatrienio Duque, siguiendo el recetario uribista, y la situación se tornaría compleja, ya que en un país en crisis y con un gobierno reaccionario y totalmente inmerso en la idea de mantener un supuesto “orden público” para los empresarios y clases más pudientes, el contexto del país podría virar hacia coyunturas impredecibles.
Sin duda, la tendencia de los sectores democráticos, progresistas y alternativos del país debe ser impulsar la victoria de Petro en primera vuelta. El país debe hacer cambios, probar estrategias diversas, fortalecer la democracia, consolidar la paz y buscar unas claras políticas de ayuda y de intervención social en un país lleno de miseria.
Ese muchacho de pelo largo, que saluda a las personas en la calle y se vende como accesible y tranquilo, representa la nueva carta de Uribe para conservar el Estado bajo su influencia y continuar profundizando la crisis. No caigamos otra vez en los cantos de sirena.