Ponencia del PTC. EL SURGIMIENTO de UNITARIOS
El PTC se cuenta entre los varios sectores que compartimos la necesidad de la concentración de todas las fuerzas democráticas y revolucionarias y, por consiguiente, la preocupación general por concretar en los hechos la eficaz respuesta al problema.
Ponencia del PTC, Partido del Trabajo de Colombia al Seminario de UNITARIOS del 23 de septiembre
Concentrar la fuerza, urgente y vital necesidad del momento
El PTC se cuenta entre los varios sectores que compartimos la necesidad de la concentración de todas las fuerzas democráticas y revolucionarias y, por consiguiente, la preocupación general por concretar en los hechos la eficaz respuesta al problema.
A raíz de la propuesta del presidente Gustavo Petro, aparecida el 21 de enero de este año en un mensaje en la red social X, esta preocupación se convirtió en un tramo de reflexión y debate. En su propuesta, el presidente invitaba al Pacto Histórico a convertirse en lo que llamó un partido único y como medio de realizarlo, a constituirlo en un congreso de los 1.500 elegidos de esta coalición a los diversos cargos de representación en las distintas corporaciones públicas legislativas del país.
Tan pronto como el presidente Gustavo Petro hizo su planteamiento, tanto el PTC como otros sectores, unos que integrábamos la coalición Pacto Histórico como otros de fuera de esta, de diversas tendencias ideológicas y políticas, con y sin personería jurídica, empezamos a plantear nuestra posición al respecto y luego a ventilarla colectivamente.
Luego, cuando a comienzos de marzo, el presidente convocó a la Casa de Nariño a los voceros de los sectores del Pacto Histórico y los invitó a que se sumaran a su propuesta, le expresamos allí nuestro parecer. Algunos de los convocados manifestamos que nadie ponía en cuestión la necesidad de concentrar las fuerzas, pero que había una forma más sencilla y más expedita de lograrlo que la del partido único y que esa forma ya había sido puesta en práctica no sólo en muchas latitudes del mundo sino también en Colombia.
çEn efecto, nadie ignora hoy en Colombia que Gustavo Petro fue elegido presidente gracias a la concentración de fuerzas operada en el Pacto Histórico y luego ampliada con algunos sectores del establecimiento. Fue también clarísimo que el pacto Histórico era una alianza entre distintos partidos y movimientos que permitió concentrar la fuerza de la izquierda y el progresismo en su conjunto y alcanzar así una eficacia probada con la victoria en las presidenciales de 2022. Es decir, que con esta coalición o frente, que es como también puede denominarse tal alianza entre numerosas fuerzas políticas diferentes, pudo lograrse la concentración de fuerzas indispensable para vencer. Ahora, respecto del 2026, no puede dudarse de que si para entonces no nos hemos unido todos los sectores partidarios del cambio en una gran concentración de fuerzas será muy difícil, por no decir imposible, no sólo contrarrestar sino derrotar la embestida de la ultraderecha, la derecha y algunos sectores del centro, que se propone derrocar mediante un golpe, duro o blando, al presidente Petro.
El frente, la forma más simple y expedita de concentrar las fuerzas
De modo que la diferencia de criterios o propuestas no reside en la necesidad de la concentración de fuerzas sino en la forma de lograrla, de llevarla a la práctica. ¿Por qué renunciar entonces a lo que dio buenos resultados, la coalición o frente, y demostró su validez en 2022? Si dos o más sectores de esa coalición o frente se sienten listos o identificados para fusionarse en un solo partido, o si por razones legales tienen necesidad de hacerlo, ¿por qué extender a otros esa condición si no se sienten suficientemente identificados para tal efecto, si la normatividad imperante no los obliga a ello? Peor resultaría que se quisiera imponerles esta integración en un único partido so pena de declararlos enemigos de la unidad...
Varios sectores iniciamos la conformación de un nuevo agrupamiento
Como respuesta política a la necesidad de concentrar las fuerzas, los sectores integrantes de UNITARIOS convinimos en iniciar el proceso de formación del agrupamiento como un frente progresista y de izquierda que contribuya activamente, junto a otras fuerzas democráticas, a la integración del más amplio frente que incluya sectores del centro político y del establecimiento dispuestos o que se avengan a negociar acuerdos en pro de las reformas progresivas. Optamos, así mismo, en este proceso para unir fuerzas por iniciar un proceso con objetivos estratégicos comunes, los relativos a las grandes transformaciones propias de la revoluciones democráticas de los países del Sur Global como Colombia: la reforma agraria; la industrialización; la implantación de una democracia efectiva, popular; la reconquista de la independencia y la autodeterminación nacional; la paz, y la contribución de Colombia a las tareas comunes de la humanidad, la transición energética hacia fuentes limpias de energía y la lucha contra la guerra imperialista, la resurgida tendencia fascista y en pro de la paz mundial.
Por eso, luego de varios meses de conversaciones y reflexiones sobre el asunto entre quienes impulsamos la conformación de Unitarios, y de sucesivas reuniones con los sectores dirigentes del Pacto Histórico para expresarles nuestro punto de vista sobre la cuestión de la unidad como nuestras apreciaciones críticas sobre esa coalición, infortunadamente infructuosas. Paralelamente, efectuamos visitas de nuestros voceros a distintas regiones del país: Bogotá, Barranquilla, Santa Marta, Pasto, Popayán, Ibagué, Cali, Medellín, Sincelejo y Cartagena. Próximamente realizaremos reuniones en Neiva e Ibagué. Con posterioridad a la Asamblea de Colombia Humana de agosto, una vez conocida su decisión de transformarse en partido del presidente, realizamos reuniones con esa colectividad como con el Polo Democrático Alternativo y la UP.
El pasado 24 de agosto, llevamos a cabo exitosamente el Primer Encuentro de dirigentes de UNITARIOS de todo el país en Bogotá, pertenecientes a 10 partidos y movimientos: Todos somos Colombia, Partido Ecologista Colombiano, Movimiento de Integración Democrática, Partido Comunes, Movimiento por la Constituyente Popular, Sí Podemos, Esperanza Democrática, Fuerza de la Paz, Modep, y el PTC. Somos Poder Popular, nueva formación de izquierda, asistió en calidad de observador. Varios otros importantes destacamentos políticos como Fuerza Ciudadana, liberales como Poder Popular y Liberales de Base, asisten como observadores a las reuniones y eventos de UNITARIOS. Algunas de las principales conclusiones del Encuentro de dirigentes, consistieron en preparar un encuentro nacional con delegaciones de todo el país en el primer trimestre de 2025, y en elaborar con mayor claridad y precisión las reglas de funcionamiento esbozadas: las de la mayoría, la del ámbito territorial, las de género, juventudes, étnicas y diversidades, y las relativas a la integración de listas para las elecciones de cuerpos colegiados, en lo cual nos identificamos con las listas abiertas y de voto preferente.
Debate sobre el partido único llegó a su fase definitoria
Fue precisamente con este contraste de pareceres que tuvo lugar en la Casa de Nariño que se abrió un tramo de reflexión, análisis y debate sobre el asunto. Eso fue en marzo y estamos casi finalizando año, y a estas alturas es preciso asumir que ese período de discusión tiene todos los visos de concluir en dos conclusiones y agrupamientos diferentes.
De hecho, en la asamblea de Colombia Humana de agosto, con la intervención en ella del presidente Petro, y con la aprobación de su propuesta de partido único por dicha asamblea, constatamos que del planteamiento sobre dicho tema, tal como originalmente fue planteado por el mandatario y reiterado durante todo este lapso por caracterizados dirigentes del Pacto Histórico, se pasó a la toma de una decisión política. Por tanto, independientemente de que la cuestión continúe debatiéndose por tiempo indefinido, los hechos nos obligan a registrar que con este paso de la discusión a la toma de decisión política en pro del partido único por parte de Colombia Humana, también y por ello mismo, la definición sobre el asunto se trasladó del ámbito del debate colectivo del conjunto del Pacto Histórico al de la decisión propia de cada sector que hasta ahora formaba parte de esta coalición. Porque sin duda, la categórica posición del presidente Petro, convocando a la conformación del propuesto partido, como la aprobación de la propuesta por Colombia Humana, constituyó una definición crucial ante la cual, cada partido o movimiento de la coalición debe decidir si se suma a la antedicha fusión en un solo partido o se abstiene de hacerlo. Sectores del Pacto Histórico han anunciado su intención de fusionarse al así denominado partido único próximamente.
UNITARIOS decide emprender la conformación de un frente
Por su parte, UNITARIOS ha manifestado que, así como Colombia Humana y otros sectores del Pacto Histórico están en todo su derecho de integrar el llamado partido único, es decir, el partido del presidente Petro, a los partidos y movimientos de UNITARIOS nos asiste exactamente ese mismo derecho. El de no fusionarnos en ese partido y decidir en lugar de ello la opción de integrarnos en una alianza constitutiva no de un partido sino de una coalición o frente progresista y de izquierda, sobre la base de acordar un programa y unas reglas de funcionamiento comunes.
Frente y partidos, diferente naturaleza
Quienes así procedemos consideramos que unificar las fuerzas en pos de asegurar la continuidad del proceso de cambio inaugurado por el Gobierno Petro es ante todo un resultado verificable en la práctica, en la acción política guiada por tal objetivo acordado de consuno por una pluralidad de sectores heterogéneos. Este tipo de unificación se realiza entre varias fuerzas distintas mediante una alianza basada en unos compromisos y reglas, que es lo que constituye un frente o coalición, en tanto que la unificación adelantada para conformar un partido implica una fusión de dos o más sectores para constituir una sola fuerza. Así, mientras que en este último caso, el de la formación de un partido, implica necesariamente la adopción de una sola y la misma identidad, y por consiguiente la disolución de las distintas organizaciones y su fusión en una única organización, conformar un frente requiere unificar la acción política de múltiples sectores, más ello no exige que estos renuncien a su diferente identidad ni que disuelvan sus propias organizaciones. En un frente de izquierda y progresista se alían distintas ideologías y concepciones del mundo: liberalismo, socialdemocracia, socialcristianismo, marxismo, etc., para actuar políticamente de común acuerdo si bien cada partido o movimiento lo realiza con su mentalidad, enfoque, puntos de vista y organización propios.
Los frentes surgen para suplir las carencias de fuerza de cada sector por separado mediante su concentración en un bloque político cuya diversidad de ideologías expresa las diferencias de la estructura y organización de la sociedad en clases y sectores de clase. En un partido merecedor de tal denominación, en cambio, existe una sola concepción del mundo y una misma organización. Por ello, por regla general, es más sencillo y resulta más expedito conformar frentes, que obedecen más a la fluidez y cambiante dinámica de la lucha política, que partidos, cuyo proceso de gestación y de consolidación resultan más complejos y prolongados.
Experiencia universal: la probada eficacia de los frentes
El papel de los frentes en las luchas de liberación nacional de la opresión foránea, como contra regímenes fascistas o represivos, en muy distintas latitudes del mundo a lo largo del siglo XX y en lo que va del XXI, ha sido elocuente. El Frente Único nacional Antijaponés en China, el Frente de Liberación Nacional de Vietnam, los frentes populares antes y en el curso de la II Guerra Mundial en Europa, la OLP en la resistencia de Palestina a la ocupación israelí, cumplieron un papel decisivo en sus respectivos países y en el gran conflicto europeo y mundial coadyuvaron activamente a la derrota fascista hitleriana. Su antecedente fueron las coaliciones conformadas en el desarrollo de las luchas de independencia de las colonias americanas contra las potencias opresoras europeas desde fines del siglo XVIII y comienzos del XIX. En Colombia, aunque en aquella época no recibiera la denominación de frente, la Guerra de Independencia de España se coronó victoriosamente, amén del liderazgo del Libertador Bolívar, por la amplia coalición conformada por prácticamente la totalidad de sectores sociales de la sociedad colonial correspondientes a la naciente nación colombiana: criollos ilustrados, comerciantes, hacendados y terratenientes, esclavistas, esclavos, artesanos, indígenas y campesinos pobres.
Lo propio -en otras condiciones históricas-, cabe decir de las heterogéneas alianzas cristalizadas que hicieron posibles los procesos progresivos más recientes de América Latina identificados por la denominación común de Vientos del Sur en sus dos oleadas sucesivas. Aunque varios de ellos no empleen el rótulo genérico de frentes, no hay duda que en la composición de las poderosas fuerzas que inauguraron este período de gobiernos progresistas y de izquierda en el subcontinente puede distinguirse el sello de diferentes clases sociales y segmentos de clase. Sin embargo, en Uruguay se yergue y actúa desde los años 70 el Frente Amplio, rotunda corroboración de la vigencia política de esta forma o vía de concentración de fuerzas democráticas.
Poca tradición, pero creciente necesidad de un frente amplio en Colombia
En Colombia, dado que el escenario político nacional fue copado tempranamente por los dos partidos tradicionales -surgidos a mediados del siglo XIX, a la postre ligados a las clases dominantes, poco cuajaron intentos de coaliciones populares o frentes democráticos de gran envergadura. Con excepción de los últimos tiempos, lucha política y guerras civiles corrieron siempre a cargo de liberales y conservadores y de sus combinaciones. Tanto el proceso reformista inconcluso de López Pumarejo como el torrente popular puesto en marcha por Gaitán -luego del efímero ensayo de la Unir- se pusieron en movimiento y se desarrollaron bajo la bandera liberal. Acaso la Anapo, en la época del Frente Nacional, constituya la mayor aproximación contemporánea a un gran frente, habida cuenta que derrotó al bipartidismo oligárquico en las presidenciales de 1970 -triunfo frustrado por el conocido fraude-. Luego, los antecedentes más recientes de la Unión Nacional de Oposición de 1974 y el Polo Democrático Independiente, en 2003 -si bien bajo la confusa denominación de “partido”-, aunque importantes y significativos, no lograron alcanzar una dimensión similar. Al fin, en las presidenciales de 2018, con la candidatura de Gustavo Petro surgió una formación política encaminada a constituir un verdadero frente. Mas esto sólo se haría realidad, con muy buen suceso, en las elecciones para presidente de 2022, con el Pacto Histórico.
Lo anterior puede revelarnos la raíz de un rasgo característico de la cultura política colombiana: lo poco familiarizado que ha estado no sólo nuestro pueblo sino buena parte de la izquierda y del progresismo, con la necesidad de formación de los frentes populares, como las limitaciones que tal condición impone para la asimilación rápida y masiva de una política de frente único. Es decir, de una política frentista de concentración de las fuerzas populares y democráticas.
Podría intentarse controvertir la validez actual de los frentes como forma de concentrar la fuerza y tachar los frentes únicos de China y de Vietnam como reliquias del pasado, pero el Frente Popular liderado por Melenchón en Francia que enfrentó y derrotó en las recientes elecciones galas la tendencia fascista que resurge en Europa, ¿no es acaso una versión actualizada pero derivada directamente de la experiencia de los frentes populares contra los nazis en la Europa de entreguerras y en la misma II Guerra Mundial?
Si comparamos la fusión de varios partidos para formar uno nuevo con la coalición o alianza entre muchos partidos y movimientos en un gran frente, tenemos que concluir que se trata de procesos cualitativamente distintos. Pero tanto la formación de un nuevo partido que resulte de una fusión, como la gran alianza cuyo resultado previsto ha de ser un frente muy amplio, pueden adelantarse, en tratándose de fortalecer la lucha para el cambio, de modo paralelo y simultáneo, y lejos de contraponerse, se complementan.
UNITARIOS contribuye a la formación del gran frente amplio
UNITARIOS no constituye una disidencia del Pacto Histórico ni lo anima rivalidad alguna ante su conversión en partido del presidente. Siendo un agrupamiento nuevo y distinto, UNITARIOS aspira a que, mediante una estrecha alianza entre el partido del presidente y UNITARIOS -como con otros sectores democráticos más-, todos contribuyamos a la conformación del gran frente amplio que necesita la lucha democrática en Colombia.
Al tiempo que UNITARIOS viene conformando un frente progresista y de izquierda, ha manifestado a las direcciones de varios integrantes del Pacto Histórico nuestro positivo interés de entablar un vínculo de mucha cercanía y colaboración con el mismo, una relación fraterna, a través de un compromiso de estrecha alianza. Que podría basarse en:
- La defensa del gobierno de Gustavo Petro.
- La escogencia democrática de un único candidato presidencial en 2026 para llevar adelante el proceso de cambio como presidente de la república.
- Y la continuación de la tarea de conformar el más amplio frente, con todas las clases, partidos y demás fuerzas que impulsen las grandes transformaciones democráticas, o se muestren dispuestas a negociar acuerdos y efectuar transacciones en la consecución de las sustanciales y progresivas reformas.
Propuesta que hemos planteado y reiteramos a otros sectores similares, interesados en el cambio y la transformación progresiva de Colombia.
El surgimiento de Unitarios, como el de todos los procesos de unificación de fuerzas progresistas y de izquierda en la Colombia de hoy, obedece a la necesidad de concentrar la fuerza ante la embestida mediática y política de las fuerzas de ultraderecha y derecha, que arrastran a ciertos sectores de centro, y persiguen desacreditar, acorralar, y de serles posible, derrocar al gobierno del presidente Petro.
La ofensiva golpista en marcha pone a UNITARIOS, como a toda la democracia en Colombia frente a un dilema:
O los sectores democráticos, progresistas y de izquierda concentran su fuerza, unifican su estrategia y su táctica, y, sobre todo, se vuelcan al esfuerzo de contrarrestar y revelar la falsedad de la guerra mediática de la oligarquía colombiana contra Petro entre el pueblo, para que se movilice masivamente y defienda su gobierno en las calles.
O la dispersión de fuerzas de la democracia y el cambio resultan impotentes para contrarrestar los preparativos golpistas, arrojándonos así al borde de una época de impensado retroceso, de inaudita represión y violencia, y de atraso y pobreza.
La plutocracia que explota y oprime a Colombia ha entablado una pugna feroz y sin cuartel por ganar la opinión pública, acorralar la cabeza del Gobierno, ganar con una avalancha de mentiras la anuencia del ciudadano raso o por lo menos contar con su pasividad frente a la conspiración golpista que se fragua, y empujar al país a una crisis que propicie la consumación de un golpe de Estado, blando o duro.
La conspiración bifronte en marcha se adelanta tanto desde el mismo terreno institucional como desde la sombra y la ilegalidad. Por una parte, la más visible, se destacan la ofensiva mediática y la sistemática obstrucción de la oposición en el Congreso a los proyectos legislativos de gobierno, convertida hoy en abierto boicot. Avalancha mediática montada sobre la base de problemas reales pero cuya causa se originó en gobiernos neoliberales anteriores, como los problemas presupuestales del gobierno, la recrudecida violencia en algunas regiones, y escándalos fortuitos, inventados o magnificados por los medios de comunicación propiedad de los círculos de la cúpula financiera. Con el despliegue, en una especie de cerco creciente sobre el gobierno, de otras ramas y entidades de control del Estado para sitiar al Ejecutivo, el lawfare o “guerra jurídica”, con los fallos, decisiones y pronunciamientos de las altas cortes, cuya punta de lanza, la investigación de la Procuraduría por la pretendida violación de los topes de la campaña presidencial del actual mandatario, con el objetivo de que la Comisión de Acusaciones de la Cámara le abra juicio por indignidad y lo destituya. Como operaciones políticas montadas sobre problemas sociales de base fiscal -que vienen del gobierno Duque-, como el abiertamente desestabilizador paro camionero, neutralizado por el atinado manejo del presidente.
Y de otro lado, la utilización del software “Pegasus” comprado clandestinamente por el gobierno Duque a Israel para chuzar las comunicaciones de dirigentes políticos de oposición, líderes sociales y de los jóvenes de la primera línea del estallido social, y hoy para espiar al gobierno. Y el tenebroso plan criminal, acordado según denuncia del gobierno y revelado hasta desde la orilla de la DEA, por sectores de la mafia y segmentos de la guerrilla disidentes de los Acuerdos de Paz, para atentar contra la vida del presidente.
La movilización del pueblo, tarea pendiente y decisiva
Para prevenir y derrotar la eventual culminación de la cruzada golpista, hay que llevar a la práctica ese gran despliegue callejero de masas a que el presidente Petro viene apelando reiteradamente, verdadero factor en el cual reside no sólo la defensa eficaz del gobierno del cambio sino el porvenir de Colombia.
Nos corresponde a los partidos y organizaciones políticas y sociales, progresistas y de izquierda, todos a una, concentrar las fuerzas en un solo haz conformado por una coalición o frente compacto que reúna por ahora lo más avanzado del país. Para librar la decisiva batalla política e ideológica y frente al golpe, blando o duro, que prepara la oligarquía y sus agentes. Esclareciendo la conciencia popular que se quiere enturbiar por la ofensiva mediática en curso. Refutando sus mentiras y tergiversaciones; ilustrando a fondo entre el pueblo la naturaleza de las reformas sociales y del rumbo del proceso de cambio y los avances del gobierno hasta ahora logrados. Y concretando todo ello en la conformación de las coordinadoras populares, los órganos de base para cohesionar y movilizar al pueblo.
Bogotá, 21 de septiembre de 2024