Declaración del PTC

Rechazamos el asedio militar a Venezuela y la ofensiva de la ultraderecha neofascista

El despliegue militar anunciado y desarrollado por Donald Trump durante la última semana en el Caribe frente a las costas de Venezuela ha elevado al máximo la tensión e incertidumbre en esta estratégica región. En el momento, no es posible prever si la amenaza se dirige hacia una incursión real en su territorio o si se trata más bien de un nuevo intento de doblegar a su gobierno, tal como viene sucediendo con los anuncios de imponer aranceles a diestra y siniestra en el mundo.

En cualquier caso, se trata de una nueva arremetida militar del gobierno estadounidense ante el fracaso de su intento de preservar su hegemonía global, en un mundo en donde la multipolaridad ya se impone, aunque la preponderancia militar de Washington siga siendo determinante.

El operativo del Caribe ha sido promovido por una fuerte campaña mediática del gobierno de Trump y de la ultraderecha, tendiente a generar miedo e incertidumbre. Dos decisiones adoptadas en este mes por el gobierno estadounidense lo precedieron. La primera, una directiva secreta dirigida por Trump al Pentágono, que ordena el uso de la fuerza militar contra ciertos carteles de la droga, considerados como terroristas. Según el New York Times, esta orden ejecutiva le proporciona al país una base oficial para emprender operaciones militares directas en territorios extranjeros y en sus aguas territoriales correspondientes.

La segunda decisión la adopta Pamela Bondi, fiscal general de Estados Unidos, quien hace tres semanas ratificó la acusación que, sin evidencia alguna, se hizo años atrás a Nicolás Maduro de dirigir el llamado “cartel de los soles”. Ahora lo acusó, otra vez sin ninguna prueba, de coordinar con el tren de Aragua y el cartel de Sinaloa para incrementar los envíos de cocaína a su país. Por esta razón, la fiscal incrementó a 50 millones de dólares la recompensa por su captura y estableció también una alta cifra por las dos figuras más importantes de su gobierno, Diosdado Cabello y Vladimir Padrino, jefe de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB).

En este contexto, el pasado 18 de agosto se informó que tres destructores de EEUU llegarían a aguas venezolanas en las siguientes 36 horas. Son buques diseñados para confrontación estratégica, no para labores de monitoreo del narcotráfico. Se difundió también la noticia de que 4.000 infantes de marina serían desplegados en el Caribe, por parte del Comando Sur, así como el envío de cruceros antimisiles y de un submarino nuclear.

Cinco años atrás, en plena pandemia, durante el primer mandato de Trump, se anunció también un despliegue militar en el Caribe, con el objetivo de combatir el narcotráfico. Tiempo después se produjo un desembarco en la costa venezolana que tenía como objetivo capturar a Maduro y entregarlo a la justicia estadounidense. Se conoció como Operación Gedeón y fue una tarea adelantada conjuntamente por figuras de la ultraderecha venezolana, como JJ Rendón y Juan Guaidó, quienes suscribieron un millonario contrato con la firma Silvercorp para que exmilitares estadounidenses, convertidos en mercenarios, comandaran el golpe.

El intento fracasó por la reacción pronta y eficaz del gobierno de Venezuela. Se conoció que el operativo contó con el apoyo del expresidente Iván Duque y de paramilitares y narcotraficantes colombianos, establecidos y entrenados cerca de la frontera. En aquella ocasión, el presidente Trump negó la participación de su gobierno en este operativo.

Pero hoy anuncia el ataque con orgullo. Ante la grave situación en la región, la ultraderecha y otros sectores que le hacen el juego, piden y defienden una posible nueva incursión de los marines estadounidenses en el país vecino.
Se han alzado también las voces de rechazo al asedio y respaldo a Venezuela, por parte de varios países, entre ellos China y Rusia y varios latinoamericanos.

En una actitud valiente y patriótica, el presidente Gustavo Petro se pronunció en defensa del gobierno del país vecino, negó la existencia del llamado cartel de los soles y condenó con claridad cualquier intervención militar en su territorio, que tendría efectos nefastos no solo para Venezuela sino también para Colombia, América Latina y el Caribe.

Asimismo, propuso una conferencia urgente de seguridad de la CELAC para pronunciarse sobre el asunto a la mayor brevedad. Llamó también a la cooperación conjunta entre Estados Unidos, Colombia y Venezuela en la lucha contra el narcotráfico.

En medio de tan compleja situación, circuló hace dos días la fotografía del expresidente colombiano Iván Duque respaldando al asesino Netanyahu. El encuentro en Israel con el criminal de guerra internacional se produjo cuando se agudiza el desastre humanitario y el genocidio en Gaza.

Pero las fuerzas de la ultraderecha se apoyan entre sí. Recordemos el orgullo que expresaba Duque por el bombardeo a niños y adolescentes durante su gobierno. Después de su repudiable encuentro con el genocida, el expresidente colombiano atacó duramente a Petro por su supuesta complicidad con Hamas y su política frente a Israel.

El PTC rechaza este nuevo asedio a Venezuela y cualquier incursión militar en su territorio. Expresa su convencimiento de que, al igual que hace ochenta años, el neofascismo que hoy lidera Donald Trump será derrotado.

Comité Ejecutivo Central PTC
Marcelo Torres Benavides – Secretario general
Yezid García Abello – Subsecretario general
Consuelo Ahumada Beltrán
Secretaria de Relaciones Internacionales
y de la organización de mujeres.
Bogotá D.C. 27 de agosto de 2025

 

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