Doña Juana: Una mala vecina
Con el nombre de “Una mala vecina” Juan Carlos Toro, exedil de la localidad de Ciudad Bolívar, con conocimiento de causa nos describe el desastre social y ambiental que la mala planificación y el deseo de enriquecimiento desmedido han provocado a los habitantes del sur bogotano con el Relleno Sanitario de Doña Juana. Narra la historia de este engendro y las consecuencias nefastas a la salud y vida de los habitantes de la ruralidad de Ciudad Bolívar y de los barrios de Usme. Solo enfermedad, moscas, malos olores y desarraigo es la huella que ha dejado esta mala vecina, que pretende ser perpetuada por la administración Peñalosa.
Por Juan Carlos Toro Rodríguez
Líder y exedil de Ciudad Bolívar
El Sur Pone Norte
A treinta años de su apertura, el panorama sobre el botadero Doña Juana es sombrío. El pasado 27 de septiembre de 2017 se cumplieron veinte años del inmenso derrumbe que extendió por todo el sur capitalino el olor de la podredumbre allí enterrada, y que evidenció el pésimo manejo dado al relleno, donde la ganancia de los operadores se antepone a la vida de pobladores y trabajadores del basurero.
Hoy con el aumento de tarifas, con la excusa de mejorar el manejo del relleno, y un decreto expedido por el alcalde Peñalosa la crisis se agudiza y aumenta la incertidumbre en los campesinos de las veredas Mochuelo Alto y Bajo, pues el burgomaestre sentencio en una reciente visita a la zona rural de Ciudad Bolívar que: “a la buena o a la mala la expansión del basurero va hasta el año 2070”.
Algo de Historia
Corría el año 1985 cuando la comunidad que habita la localidad de Usme se entera de que abrirán un relleno sanitario en su territorio. La inconformidad no tarda en expresarse: visionando los perjuicios que éste ocasionaría, declaran un paro local. Al frente de la iniciativa estuvo el líder comunal Gerardo Santafé. Sería ésta la primera de muchas protestas, con asiento en el río Tunjuelo, ocasionadas por el que sería conocido como relleno Doña Juana.
Las protestas no logran contener el desafuero. El basurero, finalmente es localizado en la zona rural de la localidad de Ciudad Bolívar, pero sobre la misma cuenca del Río Tunjuelito, que empieza a recibir desechos desde noviembre de 1988, y no son pocos, ya que cada día recibe 6.200 toneladas de basura proveniente de toda la ciudad, además de algunos municipios circunvecinos; basura ingresada por más 800 vehículos compactadores.
El área total utilizada para el mismo se extiende a 592 hectáreas. Su inauguración oficial corrió a cargo del otrora alcalde Andrés Pastrana, era el año de 1989, en el cual también pasó a cargo, para su operación, de la empresa española Prosantana Ltda.
Casi diez años después de su apertura, el 27 de septiembre de 1997, ocurrió el derrumbe de un millón de toneladas de la Zona II, lo que obligó a la alcaldía bogotana a declarar una emergencia sanitaria. No era para menos. Producto de este desastre ambiental fueron atendidos cerca de treinta mil personas; siete veredas y novecientos dos barrios del sur de Bogotá padecen el efecto del derrumbe, como lo confirmó la Sentencia del Tribunal Administrativo de Cundinamarca 05/2007.
Cambio de tercio
A partir de marzo de 2000 el consorcio español Proactiva Doña Juana ESP contrató la operación del relleno, la misma que desde el 2010 pasó a control del Centro de Gerenciamiento de Residuos (CGR) Doña Juana S.A E.S.P. de Brasil, bajo la licencia ambiental dispositivas de las resoluciones 1351 de 2014 y 2320 de 2014 de la CAR.
El Sur que resiste al modelo de ciudad
El Plan de Ordenamiento Territorial (POT) (Decreto 619 de 2000), en su artículo 425 señala zonas de suelo rural, con una extensión de 500 hectáreas, las cuales se reservan para estudiar su posible adecuación futura como ampliación del relleno sanitario de Doña Juana. La mencionada área de expansión implica el desalojo de ciento veintitrés predios de la vereda Mochuelo Alto, predios fértiles habitados por familias campesinas productoras de papa, arveja, haba y ganado; además de la afectación sanitaria y ambiental de las veredas Pasquilla, Mochuelo Alto y Bajo, Quiba Alta y Baja y un centenar de barrios de las localidades de Usme y Ciudad Bolívar.
La comunidad rechazó la expansión, negándose a vender sus predios. La administración distrital decide iniciar estudios para expropiarlos por vía administrativa, con el argumento del beneficio colectivo (la población de Bogotá), sobre el beneficio particular (la población de los ciento veintitrés predios). Los pobladores de las veredas Mochuelo Alto y Bajo, apoyados por usuarios del acueducto de Aguas calientes que surte de agua los barrios del centro poblado de Mochuelo Bajo (Lagunitas, Barranquitos, Paticos, La esperanza, Vista Hermosa) y habitantes de las localidades del sur de Bogotá, inician jornadas de protesta que desembocan en dos paros que bloquean Doña Juana. En el segundo de ellos –realizado el 19 de diciembre del 2005– se declaran en “Asamblea permanente por el cierre del basurero”, ante lo cual la administración distrital inicia un proceso de diálogo que no culmina en adelantos concretos.
La resistencia continúa. Corría la alcaldía de Luis Eduardo Garzón, y en el mismo momento en que se realiza la apertura de la “Semana Ambiental Distrital” en el auditorio del Centro de Alto Rendimiento, los miembros de la “Asamblea permanente” se toman el evento principal, exigiendo la no expansión del relleno. El alcalde Garzón manifiesta su decisión de no expandir el relleno e iniciar mesas de concertación con la comunidad para compensar el daño y pagar la deuda social. Con el transcurrir de las siguientes administraciones los acuerdos se incumplen, las afectaciones aumentan y otro gran derrumbe de setecientas cincuenta toneladas de basura ocurre el 2 de octubre de 2015.
Incumplimientos, y engaños, que proceden desde el mismo momento en que es abierto el basurero en esta parte de la ciudad, durante los cuales lo único ofertado a las comunidades es envenenar sus familias y casas para controlar las plagas y enfermedades. Todo con la complicidad de la institucionalidad que no ha tenido la honestidad de denunciar este genocidio ecológico y de impactos socio-ambientales.
Las tecnologías probadas de manejo de basuras eficiente existen y han sido propuestas al Distrito, pero la corrupción, la ambición y el desprecio por los pobladores del Sur, no han permitido su implementación. Como es conocido, la administración proyecta continuar con este basurero, expandiéndolo, como está expreso en la propuesta del nuevo POT.
Sin dar el brazo a torcer. En asamblea realizada el 5 de marzo 2017 en la vereda Mochuelo Alto, la comunidad urbano rural de la cuenca del rio Tunjuelo, informó al operador del basurero, a la Administración Distrital, a la CAR –como autoridad ambiental–, a los entes de control (Personería, Contraloría, Procuraduría), la decisión de otorgar un último plazo para la concertación de una solución definitiva a esta problemática, para lo cual exigen la presencia en la Vereda Mochuelo Alto del Alcalde Distrital y el Fiscal General de la Nación. De no contar con su presencia, o no llegar a un acuerdo, darán inicio al paro cívico desde el sur de Bogotá, convocando a todas las comunidades de Bogotá y de la Sabana que se encuentran en conflictos socio-ambientales, a la conformación de una asamblea de negociación popular conjunta, con los entes territoriales y el gobierno nacional.
En esta asamblea, la comunidad expuso, de manera firme y contundente, sus peticiones: convocar a la realización de una consulta popular para el cierre definitivo del basurero Doña Juana y el pago, por parte de las instituciones correspondientes, de la deuda social por treinta años de afectación en el medio ambiente, la salud, bienestar y dignidad.
Exigir la declaratoria de emergencia socio ambiental para el sur bogotano, que implica la implementación de medidas técnicas necesarias por parte de la Administración Distrital, para así mitigar los malos olores y proliferación de ratas y moscos en la zona de influencia del botadero. También, iniciar los trámites para la vinculación formal a la nómina del Distrito Capital de los trabajadores del basurero. Una tarifa diferenciada, en el pago de los servicios públicos, para la población afectada por el basurero, e implementar una atención médica diferencial y especializada a la población afectada por el basurero.
Al iniciar el camino para realizar un paro cívico de los pobladores del sur, exigimos la implantación de empresas sociales para el aprovechamiento energético de residuos al interior de Doña Juana, como alternativa para el pago de la deuda social y resarcimiento de daños ocasionados por el relleno a lo largo de tres décadas. Asimismo, declarar el área de influencia del basurero en el POT como área especial para la aplicación de tecnologías sociales, desde donde se promueva el salto cultural que requiere la sociedad bogotana.
En igual sentido, la asamblea conmina al alcalde Enrique Peñalosa Londoño y a sus funcionarios de gabinete, a que se presenten ante la asamblea y públicamente expongan las decisiones que su administración ha tomado frente a las demandas de los campesinos y pobladores afectados por el basurero.
Principales daños del relleno
Contaminación del río Tunjuelo por vertimiento de lixiviados. Según la firma interventora Unión Temporal Colombo Canadiense (Utcc), los resultados obtenidos a partir de estudios realizados durante los primeros seis meses del año 2003, reflejaron el continuo incumplimiento de la resolución 3358 de 1990, en parámetros como: hierro, grasas y aceites, DBO5 (demanda biológica de oxígeno que mide posterior a cinco días el grado de contaminación), plomo, níquel y cadmio.
De manera adicional, según el Estudio de Impacto Ambiental relleno sanitario Doña Juana Zona VIII realizado en 2000, la mezcla de todo tipo de desechos independientemente de su origen y características, refleja el inadecuado manejo de los residuos, sumado a la modificación de los cauces naturales como las quebradas: Puente Tierra, que fluía por las zonas VII y VIII, El Botello, que fue desviada y canalizada, al igual que Hierbabuena y el cauce de la quebrada Puente Blanco por la disposición de materiales de excavación.
En julio de 2006, la Escuela de Salud Pública de la Universidad del Valle, realizó la evaluación del impacto del Relleno Sanitario Doña Juana, (RSDJ) en la salud de grupos poblacionales en su área de influencia, dando como principales conclusiones que:
“Dadas las características geomorfológicos de la región, cabe la posibilidad de que se genere contaminación en aguas que pueden llegar a ser utilizadas para el consumo agrícola y humano, la presencia de un alto número de moscas en la zona expuesta, verificada por los investigadores y referida por los habitantes del área, puede deberse a que la cobertura de las basuras en el RSDJ no se realiza con la frecuencia adecuada, este estudio muestra que la velocidad de crecimiento de los niños entre 0 a 3 años es menor en la zona expuesta al RSDJ que en la zona control, en la población de 1 a 5 años, la exposición al relleno sanitario se asoció a una mayor probabilidad de presentar síntomas irritativos, se encontró que, los adultos mayores de 50 años residentes en la zona expuesta al RSDJ presentaron mayor frecuencia de síntomas respiratorios en comparación con los residentes en el área control, es de esperar que las personas que viven cerca del RSDJ, dado que tienen más síntomas respiratorios, síndromes respiratorios más severos y un menor flujo espiratorio pico, tengan una función física menor que las personas de la zona control”.
A un año del “Paro Desde el Sur” la situación no mejora. La administración distrital viene incrementando las tarifas de aseo con el argumento que estas alzas se justifica para alcanzar lo óptimos niveles de calidad que requiere el manejo del relleno. Lo cierto es que cuando el alcalde Peñalosa anuncio en cambio en el modelo de recolección y disposición de residuos sólidos en la capital enfatizo que este nuevo esquema reduciría las tarifas y mejoraría la calidad en la prestación del servicio.
Adicionalmente en diciembre de 2017, Enrique Peñalosa expidió el Decreto 621 que “declara la existencia de condiciones de urgencia por motivo de utilidad pública e interés social para la adquisición de los derechos de propiedad y demás derechos reales sobre los terrenos e inmuebles requeridos en el marco del Proyecto Sanitario Doña Juana . . .”; este decreto en resumidas cuentas determina que se ofertará a los propietarios de una veintena de predios de las veredas Mochuelo bajo y Quiba Alta para que acedan a la venta de estos al Distrito, y de no ser posible un acuerdo de venta se iniciara el proceso de expropiación administrativa del caso.
Ante este polémico decreto surgieron muchas inquietudes por parte de los campesinos ancestrales propietarios y vecinos de este sector. Entre otra no se ha hecho la debida socialización publica del decreto explicando el alcance y afectación del mismo. Pero la mayor inquietud se da en el sentido que no se entiende porque los predios que se pretende expropiar para el proyecto sanitario Doña Juana, se ubican a varios kilómetros del actual relleno, y justamente donde existen varios nacederos de agua próximos a la zona de paramo.
Ante la perentoria decisión de la administración distrital, los pobladores vecinos de la cuenca del rio Tunjuelo se ponen en máxima alerta y movilización en defensa del territorio y la reiteración del cierre definitivo de este basurero que está perjudicando a los moradores de un considerable sector del sur la ciudad.