En Memoria de Patricia Jaramillo

Patricia Jaramillo
Edición #100
13 de noviembre, 2024

En el Teatro Libre, adaptó las novelas de Dostoievski: Los hermanos Karamazov (2008), y Los Demonios (2009); contribuyó con la adaptación de la obra de Peter Weiss: Persecución y Asesinato de Jean Paul Marat, representado por el grupo teatral del asilo de Charenton dirigido por el marqués de Sade; y estrenada en 2012 en la sede Chapinero del Teatro Libre dentro de la programación del XIII Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá; asimismo implementó una nueva modalidad teatral tipo vodevil con poemas de Bertolt Brecht y Charles Baudelaire; así como con en la adaptación de El Fantasma de Canterville de Oscar Wilde y su montaje como obra para niños.

Por Lilián Bernal 

Licenciada en Filosofía y Letras, de la Universidad de Los Andes. Magister en Literatura Hispanoamericana, del Instituto Caro y Cuervo. Diplomada como Profesora e Investigadora en Lengua y Literatura Española, del Instituto de Cooperación Iberoamericana,
Lilian Bernal

Patricia nació en Bogotá un 30 de diciembre de 1949, en el hogar compuesto por José Jaramillo Giraldo, de origen caldense, quien fuera presidente del Senado (1946-1947) y de la Corte Suprema de Justicia (1957-1958); y por doña Solita Vélez, de las familias que, como José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán, a fines del siglo XIX, liaron los bártulos para abrir monte y fundar Armenia.

En su época escolar, Patricia empezó a participar en las obras de teatro, y luego, en la Universidad de los Andes, se entregó de lleno, vinculándose al TEUA (Teatro Estudio de la Universidad de los Andes) (1968-1973), al lado de Ricardo Camacho, Conrado Zuluaga, Jorge Plata, Guillermo Alberto Arévalo, Olga Lucía Herrera y otros compañeros de la Facultad de Filosofía y Letras; en 1969, a pesar de que las directivas de la Universidad no les ofrecían la más mínima ayuda, obtuvieron el Primer Premio en el Festival Nacional de Teatro; y en el Festival Internacional de Teatro de Manizales con la obra El Canto del Fantoche Lusitano de Peter Weiss, por un jurado integrado, entre otros por el escritor argentino Ernesto Sábato y el dramaturgo español Alfonso Sastre.

Hacia 1970, la crisis social del país se agudizó. El movimiento estudiantil y del magisterio se colocaron en primera fila de batalla y los grupos de teatro se unieron a esta lucha. En 1972, la activa participación del TEUA en el paro estudiantil de la Universidad de los Andes conllevó a la expulsión de todos los integrantes. Disuelto el grupo, pero convencida de la importancia de la militancia política partidaria, Patricia, asumió su trabajo en los barrios orientales de Bogotá y, durante los siguientes años, con el colectivo TAR (Teatro y Arte Revolucionario) llevó obras de teatro a los barrios obreros, las fábricas, los sindicatos; incluso, cuadros escénicos, por las calles de la ciudad. Por entonces se debatía sobre la creación de un arte y un teatro nuevo que sirviera a los intereses de las clases trabajadoras; en consecuencia, además de las obras, se llevaban conferencias, charlas y, luego de las presentaciones se abrían foros y debates que contribuían a transformar la conciencia de los participantes. Igualmente fue miembro fundador y actriz de planta del Teatro Libre de Bogotá (1973-1975).

De esa época se destaca su actuación, entre otras, en Los Inquilinos de la Ira, de Jairo Aníbal Niño, obra que escenifica la invasión a unos terrenos del municipio de Puerto Asís, en 1974, por un grupo de gente humilde y que la policía en un intento de desalojo asesinó a nueve personas; en la obra Patricia representaba a Teresa Piraquive, una joven ciega.

Una vez terminados sus estudios universitarios, con su esposo Julio Enríquez, se “descalzó”, siguiendo la política trazada por el MOIR, en ese momento, y se vinculó en El Espinal, con los recolectores de algodón, además de abrir trabajo con otros sectores campesinos de la región y donde luchó, especialmente, por los derechos del proletariado rural, por mejores condiciones de vida para ellos. Paralelamente ejercía de Auditora de Impuestos de la Contraloría General de la Nación, en Girardot (1977 – 1987); pero, por la represión oficial desatada tras el robo de las armas al Cantón Norte de Bogotá, por el M-19, Patricia y Julio debieron salir de El Espinal para radicarse en Ibagué, lo cual le implicaba a Patricia, largos recorridos diarios, en flota, para llegar a su trabajo.

Luego de renunciar a su cargo oficial, se vinculó como profesora de literatura y humanidades con la Corporación Universitaria de Ibagué (1991-1993); y en 1994, regresó a Bogotá para hacer la Maestría en Literatura Hispanoamericana del Instituto Caro y Cuervo (1994-1995); como en todas sus actividades, se dedicó de lleno esos dos años de estudio que requerían tiempo completo, y una vez culminados los estudios con una tesis sobre “Problemas de estructuración en El Carnero: Transición y/o intersección entre tipos discursivos" , fungió como profesora auxiliar en la cátedra de Sociología de la Literatura, dirigida por la profesora Hélėne Pouliquen, durante ocho años en los que estudiaron el campo de la novela en Colombia orientadas por la propuesta teórica del sociólogo francés Pierre Bourdieu, años en los que orientó a decenas de estudiantes del Seminario Andrés Bello. 

Por entonces, estudiando El Quijote, a la luz de la teoría de “el carnaval” del ruso Mijail Bajtín, quien señaló que la risa cumplía un papel determinante en una vertiente histórica de la literatura y en general, del arte, gracias a la cual, por ejemplo, en la Edad Media, los pueblos europeos habían podido enfrentar el miedo que la Iglesia quería imponerles, y que le venía a Patricia muy bien por su carácter contestatario, burlón y dado fácilmente a la risa, dictó conferencias en múltiples salas, ya fuera de universidades, círculos literarios, sindicatos y demás sitios a donde fue invitada y promocionó la lectura de tan magna obra.

Igualmente, a partir de 2000 fue cofundadora y miembro del comité de redacción de la revista Nueva Gaceta, y del periódico La Bagatela, ambos dedicados a difundir noticias y artículos de reflexión sobre el acontecer nacional con el ánimo de “aglutinar a líderes políticos e intelectuales en torno a una publicación en la cual se expresan los puntos de vista democráticos, de defensa de lo nacional y en pro del bienestar de la población”.

Unos años más tarde, volvió a vincularse con el Teatro Libre de Bogotá como asesora literaria, particularmente, en la Escuela de Formación de Actores, en la enseñanza de la lectura para teatro, actividad que combinaba con clases en la Universidad Javeriana (2006-2017) como profesora de Socio semiótica, Hermenéutica, y Semiología, entre otras, y en la Universidad Central (1996-2017): historia del teatro, taller de redacción y canon literario, que la absorbían por completo porque ella tenía un gran sentido del deber; este era parte fundamental de su ética, que la obligaba a dedicarse con esmero en la preparación de sus clases, así como en la corrección de los trabajos de los estudiantes y en el montaje de numerosas obras de teatro. Todo esto lo sentía como una gran responsabilidad que no descuidaba ni de día ni de noche, a veces hasta le dedicaba los fines de semana. Y en 2005, la editorial Planeta le publicó el libro El Teatro Libre (1973-2005) que recoge experiencias de 32 años de actividad, desde su fundación. 

En el Teatro Libre, además adaptó las novelas de Dostoievski: Los hermanos Karamazov (2008), y Los Demonios (2009); contribuyó con la adaptación de la obra de Peter Weiss: Persecución y Asesinato de Jean Paul Marat, representado por el grupo teatral del asilo de Charenton dirigido por el marqués de Sade; y estrenada en 2012 en la sede Chapinero del Teatro Libre dentro de la programación del XIII Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá; asimismo implementó una nueva modalidad teatral tipo vodevil con poemas de Bertolt Brecht y Charles Baudelaire; así como con en la adaptación de El Fantasma de Canterville de Oscar Wilde y su montaje como obra para niños.

A partir de 2016 contribuyó con la empresa Escriba S.A.S. dictando los cursos de “Desarrollo de Habilidades lecto-escriturales para la investigación científica” en diferentes ciudades del país: Bogotá, Cartagena, Santa Marta y Puerto Inírida. No hay que olvidar que con su hermano Rubén, profesor de Filosofía de la Universidad de Los Andes (1973-1977) y de la Universidad Nacional de Colombia (1978-2017), fundador y director de la revista Argumentos, siempre mantuvo un enriquecedor diálogo en el que comentaban sobre la filosofía, la historia, la literatura, el cine, el arte y la política en todas sus formas de expresión, y contribuyeron a su solidificación teórica. 

En 2024, el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes la condecoró con la Medalla al Mérito (resolución 0373 del 9 de octubre de 2024). Asimismo, la Secretaría de Recreación y Deportes le otorgó un reconocimiento por su labor de apoyo al Teatro Libre, como profesora y dramaturga.

Sus últimos años se caracterizaron por una lucha acérrima contra la enfermedad, pues sus deseos siempre estuvieron aferrados a la vida. Desgraciadamente, aquella le ganó la batalla y Patricia tuvo que partir en ese viaje por desconocidas regiones del cosmos donde seguramente encontrará el amor y la belleza que siempre persiguió. Al irse nos dejó una tristeza inmensa, pero la gran tranquilidad y alegría de haberla conocido.

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Palabras de Consuleo Ahumada en el homenaje a celebrar la vida y el legado de Patricia Jaramillo en el Teatri Libre, sede Centro, el 26 de octubre de los corrientes.

Notas

[1] Sobre este tema le publicaron el artículo “Polifonía en El Carnero: la identidad del Nuevo Reino de Granada” en Folios, Revista de la Facultad de Humanidades de la Universidad Pedagógica Nacional de Colombia, Bogotá: No. 10, primer semestre de 1999 (ISSN 0120-2146)

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