Declaración de Lima: la carta de navegación guerrerista de EE. UU.
Por William Serafino
Jefe de redacción de Misión Verdad / tomado de http://misionverdad.com
A contrapelo de una oposición que busca reordenarse y zanjar divergencias de cara a las elecciones regionales de diciembre, la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) avanza e impone el ritmo político del país. En ese contexto ampliamente desfavorable para los intereses de EE. UU., fue convocada la reunión de cancilleres en Perú el día de ayer, la cual arrojó una declaración que debe ser valorada en su justa dimensión.
El porqué de la reunión
En los últimos cuatro meses de conflicto han intentado a través de su operador estrella Luis Almagro aprobar una resolución desde la OEA contra Venezuela, en la primera etapa para exigir elecciones anticipadas y dar cobertura diplomática a la revolución de color, y en la segunda y definitiva buscando una condena regional a la elección e instalación de la ANC.
Seis han sido las reuniones en las que el objetivo no ha sido conquistado, principalmente porque el bloque de los países de Alba-Caribe reconoce que el llamado al diálogo y al respeto de la soberanía venezolana son principios claves para encausar políticamente el conflicto.
La respuesta de EE. UU. a esta debilidad es la conformación de un bloque informal, no vinculante en sus decisiones al derecho internacional ni a los organismos del hemisferio, para generar una base de apoyo y legitimidad regional que favorezca y amplíe el alcance de su política de sanciones contra Venezuela.
Como antecedente están los gobiernos de Colombia, México y Panamá, que a horas de las sanciones del Departamento del Tesoro contra 13 altos funcionarios venezolanos, las adoptaron como propias. La idea de este bloque es que las próximas sanciones tengan un mayor acompañamiento y alcance, esquivando los organismos donde no logran la influencia suficiente para imponerse.
La reunión
Más allá del ruido mediático y la celebración de dirigentes opositores en Twitter, tanto la participación como los que efectivamente suscribieron la Declaración de Lima no muestra ningún cambio significativo en comparación con la última reunión del Consejo Permanente de la OEA el 26 de julio.
En esa oportunidad como en Lima el día de ayer, sólo 12 países firmaron el documento; esta vez EE. UU. no puedo llevar el número a 13 ya que no asistió.
El tono agresivo y prebélico de su política exterior hacia Venezuela no ha logrado atraer a otros países que amplíen el cuadro de aliados tradicionales. Por ese motivo y también por el factor tiempo, la maniobra apunta a saltarse las instancias de la región y el derecho internacional utilizando las relaciones bilaterales de sus gobiernos satélites con Venezuela como frentes de asedio político, diplomático y financiero.
Las sanciones gringas en el panorama global reciente
En las últimas tres semanas, EE. UU. declaró una guerra comercial a Rusia mediante sanciones financieras, militares y energéticas y volvió a calentar el conflicto con Irán con nuevas sanciones. Ambas medidas unilaterales, perjudiciales para los intereses económicos de la Unión Europea, generaron un profundo rechazo. Fueron interpretadas internacionalmente como una retaliación por su fracaso en Siria y recientemente en Qatar.
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, afirmó luego de las sanciones a Rusia que actuaría de inmediato contra EE. UU. y sus empresas si las sanciones afectaban el paso de recursos energéticos vitales para el continente europeo.
El 6 de agosto fue ratificado el acuerdo nuclear entre Irán y el G5+1, como respuesta de la Unión Europea a las nuevas sanciones contra Irán por parte de EE. UU., que buscaban precisamente recalentar el conflicto diplomático con la nación persa.
El uso de acciones unilaterales en estos dos casos se repite con exactitud hacia Venezuela: a falta de consenso global o regional para llevar a cabo sus presiones coordinadamente, utilizan medidas coercitivas quebrantando la legislación internacional y afectando su posicionamiento diplomático. Nada de asombroso en EE. UU., experto en fabricar guerras y hacer negocios con ellas por encima de toda ley.
Quizás el rasgo distintivo hoy, al menos en el caso europeo, es que no están dispuestos a sacrificarlo todo por una Administración Trump que no luce ganadora cuando sube al ring. Y eso dice bastante de las lealtades que aún conservan: gobiernos latinoamericanos que llevan en su ADN ser patio trasero.
La Declaración y su trasfondo: diez datos esenciales
Aunque si bien buena parte de la Declaración está hecha sobre la base de condenas ya conocidas, a las cuales se le agregan otras nuevas como el respaldo a la ex fiscal general Luisa Ortega Díaz, varios datos deben ser valorados políticamente:
1. Aunque en su párrafo de introducción anuncia que fue producto de un debate, la Declaración de Lima lleva el sello y la firma del Departamento de Estado. Declara a la ANC "ilegítima" tal cual hiciera la vocera del Departamento de Estado Heather Nauert, en conferencia de prensa el 4 de agosto.
Posición que la misma funcionaria volvió a recalcar el día de ayer en paralelo a la reunión. Ricardo Luna, canciller de Perú, afirmó que fue consenso del evento denominar al presidente Nicolás Maduro como "dictador", al igual que el Departamento del Tesoro cuando lo sancionó el 31 de julio pasado. Luna también confirmó a medios peruanos que la reunión fue coordinada con EE. UU.
2. Este desconocimiento de la ANC devela el fondo político de la estrategia: a medida que la ANC tome medidas para reorganizar el Estado, reparar víctimas y dictaminar responsabilidades penales y políticas sobre crímenes cometidos contra la población a través de la Comisión de la Verdad, este grupo posiblemente será utilizado por EEUU para aumentar la presión política y calentar el clima para respaldar acciones violentas en las calles, mucho más profesionales como las recientes en el Fuerte Paramacay, con el fin de promover un escenario de intervención. El grupo ya está conformado.
3. Sobre el punto de la Declaración que respalda a la Asamblea Nacional, el canciller de México Luis Videgaray comentó que los gobiernos firmantes solamente reconocerán los contratos de obras públicas o el refinanciamiento de la deuda externa de Venezuela que hayan sido aprobadas por la Asamblea Nacional y no por la Constituyente, según nota de El Comercio de Perú.
A la luz de esta declaración, el grupo de países tendrá la tarea de perjudicar los acuerdos financieros internacionales que pueda implementar la ANC, utilizando como recurso la ruptura de relaciones diplomáticas y económicas selectivas para inhibir al mercado y limitar importaciones de bienes básicos. El centro está en impedir la recuperación económica del país y prolongar los desmanes de la inflación vía Dólar Today, con el objetivo de alimentar el descontento de la población con fines violentos como dicta el corolario de la revolución de color aplicado a Ucrania, Libia y Siria. Un espaldarazo que incentiva a la Asamblea Nacional a continuar gestionando el bloqueo financiero y a erigirse como "gobierno paralelo".
4. Uno de los puntos llama a detener la transferencia de armas a Venezuela basado en los artículos 6 y 7 del Tratado sobre comercio de armas de la ONU. Aunque es evidente la maniobra de propaganda (puesto que el Estado venezolano ni está en un conflicto armado reconocido internacionalmente ni incurso en crímenes de lesa humanidad), en el fondo sugiere que los atentados armados y acciones de sabotaje (estilo Fuerte Paramacay) están corriendo bajo la mesa como recursos de guerra asimétrica, por lo cual se hace un llamado a limitar el acceso de armas al Estado para defenderse.
El llamado en sí no tiene ninguna implicación vinculante, pero podría dar pie a que EE. UU. desde la ONU comience a presionar en torno al tema.
5. Esta Declaración es posterior a la agresiva declaración (3 de agosto) del Secretario de Estado, Rex Tillerson (ex gerente general de ExxonMobil, petrolera ávida de petróleo y gas venezolano), en la que afirmó la necesidad de generar las condiciones para que el presidente Nicolás Maduro saliera del poder.
Junto a Tillerson, la vanguardia contra Venezuela está conformada por militares experimentados en guerra sucia, intervenciones militares y políticos mafiosos como H.R. McMaster (asesor de seguridad nacional de Trump), John Kelly (exjefe del Comando Sur y actual jefe de gabinete) y Marco Rubio (senador artífice de las sanciones contra Venezuela), quienes enfilan la política de EEUU hacia Venezuela muy lejos de la diplomacia y la política y bastante cerca de la guerra por métodos no convencionales (paramilitares).
6. En el marco de esa política delineada por EE. UU., no existe ninguna mención a las elecciones regionales a las cuales asistirá la oposición venezolana como escenario político para destrabar el conflicto en el mediano plazo. Incluso se plantea que el grupo estará activo hasta que la "democracia" retorne, negando que el escenario electoral próximo es en sí mismo una reafirmación de la democracia venezolana.
7. En este sentido, la Declaración también intenta configurarle un escenario político al antichavismo, donde la única opción reconocida sería la prolongación y no resolución del conflicto y la fractura institucional hasta sus derivas más peligrosas (el paraestado). La estrategia es antipolítica en tanto y en cuanto sobrepasa a los actores nacionales que intenten por vías electorales o de diálogo relajar la confrontación, está enmarcada dentro del plan global de las corporaciones para destruir al Estado-nación. Y Venezuela es el Estado con la mayor cantidad de recursos económicos estratégicos de la región.
En esa estrategia -la propietaria de los medios, los recursos financieros y los lobbys- es mejor valorado un Freddy Guevara que un Henry Ramos Allup.
8. De igual forma hace un llamado a la presidencia pro témpore de la Celac (El Salvador) para que postergue la Cumbre Celac-UE prevista para octubre de 2017. Tanto Venezuela como países del Caribe han expresado que la Celac es un espacio propicio para concertar un grupo de apoyo al diálogo en el país, por lo que el llamado adquiere un tono de desespero.
En paralelo a la reunión en Lima se realizó en Caracas la Sexta Reunión Extraordinaria del Consejo Político de la Alba-TCP, donde se reafirmó el llamado al diálogo y se condenó la intervención extranjera.
9. Sobre el país actualmente se aplica una guerra híbrida en la cual se usan distintos recursos de guerra asimétrica: sabotaje económico y financieros (bloqueo), operaciones psicológicas y de propaganda y atentados armados contra fuertes militares y la población civil. Lo diplomático sirve de herramienta dentro de ese cuadro, bien sea de soporte y respaldo internacional de las agresiones, bien sea para profundizarlas.
10. EE. UU. es el amo y señor de esta maniobra contra Venezuela. Dentro de ella, los factores de oposición que la contraríen también se convertirían en objetivo al ser sobrepasados por estructuras mercenarias que ya han venido adquiriendo relevancia y "legitimidad" por factura del aparato mediático transnacional que dominan las corporaciones.
Sin embargo, EE. UU. está en una encrucijada geopolítica a nivel global en la cual está inserta Venezuela. A medida que avancen en su estrategia de bloqueo y asedio internacional, Venezuela profundizará sus alianzas en todos los ámbitos con Rusia, China e Irán: el bloque geopolítico que los está derrotando actualmente. Y no hay tiempo para cambiar el rumbo de la carta de navegación. En 2015 nos declararon una amenaza.