En Bogotá. ¡Fracasó el modelo de salud de Peñalosa!
Por Yezid García Abello. Exconcejal de Bogota, tomado de Informativo CUT, No. 109
Razones para invocar la revocatoria del alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, sobran. Se trata de una contradicción con los intereses de la ciudad, con el desarrollo humano, con la lucha por un mejor nivel de vida de la mayoría de ciudadanos, con la defensa del ambiente, el agua y la vida, con el crecimiento de la inversión social, la inclusión y el respeto a los derechos democráticos.
El “modelo” de ciudad que encarna Peña-losa privilegia la expansión urbana, los sistemas de transporte ya añejos para una urbe como Bogotá, la venta de los activos del Distrito y, en especial, sus empresas más rentables, la privatización de los servicios públicos, el incremento de contribuciones e impuestos, los despidos masivos, los negocios del capital privado y la represión frente a la inconformidad y la protesta social.
La opinión esperaba que Peñalosa se defendiera de la campaña de recolección de firmas para su revocatoria con los argumentos de sus realizaciones, con las cifras de sus logros, con su informe de metas cumplidas; y no con desagradables e injustas descalificaciones de los promotores de la revocatoria, con la consabida “echada de las culpas” a la administración anterior, con excusas para explicar sus fracasos, con silencio sobre las críticas que desde todas las orillas le hacen y, lo más grave, moviendo sus influencias entre los gremios económicos y en las altas esferas del gobierno nacional para que el Consejo Nacional Electoral, CNE, tumbe con maniobras ilegales vergonzosas el proceso de revocatoria actualmente en curso.
“Pesos pesados” de los grandes medios de comunicación han salido a defender al alcalde Peñalosa. Editoriales de El Tiempo califican de “absurdo e injusto” el propósito de revocarlo pero se cuidan de mencionar que el conglomerado económico, Sarmiento Angulo, que es dueño del periódico, se va a beneficiar enormemente de las políticas de Peñalosa como la privatización de las empresas del Distrito o la expansión irracional de la ciudad. Lo de Semana es similar, para esa publicación es falso que el alcalde vaya a tocar la reserva Van Der Hammen y que haya desechado el metro subterráneo. Yamid Amat y el noticiero CM& no tuvieron pudor alguno para modificar arbitrariamente un sondeo entre los televidentes, por horas contrario a Peñalosa, en una encuesta a su favor, que nadie creyó y acabó liquidando la poca credibilidad que este noticiero tiene entre la opinión pública. Estos neoliberales son cínicos y pretenden tapar el sol con las manos: “viva la participación ciudadana, siempre y cuando no sea para revocar nuestros alcaldes”.
Los sindicatos y uniones gremiales de profesionales de la salud en el Distrito Capital han elaborado y hecho público un interesante informe con el balance de los primeros 16 meses de aplicación del “Nuevo modelo de salud” que Peñalosa y su secretario de Salud, Morales, hicieron aprobar por su coalición mayoritaria en el Concejo de Bogotá. Las cifras y datos de este balance provienen de respuestas oficiales a derechos de petición que hicieron los profesionales a las dependencias de la Secretaría.
Peñalosa canceló el programa “Territorios Saludables”, sin argumento diferente a que era un programa “ineficiente” que venía de la anterior administración, y despidió a 7.000 funcionarios, la mayoría profesionales, que ejecutaban este programa de medicina preventiva en los barrios populares de Bogotá.
Obsérvense las variaciones negativas de los principales indicadores de salud pública a 31 de diciembre de 2016:
Rubiola congénita aumentó 23% (14,4% en 2015; 17,8% en 2016).
Hepatitis A aumentó 84% (1,27 en 2015; 2,34 en 2016).
Casos nuevos de TBC aumentaron 7,4% (13,4% en 2015; 14,4% en 2016).
Sífilis gestacional aumentó 8,9% (6,1% en 2015; 6,6% en 2016).
Sífilis congénita aumentó 13,8% (1,2% en 2015; 1,3% en 2016).
VIH Sida aumentó27% (27,3 en 2015; 34,8% en 2016).
Mortalidad por Sida aumentó 4,5% (3,9% en 2015; 4,1% en 2016).
Bajo peso al nacer aumentó 3,6% (12,1 en 2015; 12,6 en 2016).
En 2016 la mortalidad infantil aumentó 2,5%, por primera vez en una década. Igual situación ocurrió con la mortalidad en menores de 5 años, mortalidad por neumonía en menores de 5 años (59%), mortalidad por desnutrición y mortalidad diarreica.
La Secretaría de Salud declaró la “Emer-gencia Sanitaria” para mitigar la sobreocupación de los servicios de urgencia (Decreto 063 de 2016). Sin embargo, un año después las cifras muestran que la sobreocupación no ha disminuido, ha aumentado:
Hospital de Kennedy: 155% en 2015, 197% en 2016.
Hospital Santa Clara: 99% en 2015, 143% en 2016.
Hospital de El Tunal: 83% en 2015, 228% en 2016.
Hospital Simón Bolívar: 145% en 2015, 122% en 2016.
Hospital La Victoria: 57% en 2015, 115% en 2016.
Hospital de Meissen: 103% en 2015, 166% en 2016.
Hospital de Suba: 109% en 2015, 127% en 2016.
Promedio: 107% en 2015, 158% en 2016.
El número de camas hospitalarias ha descendido de 2849 en diciembre de 2015 a 2535 en diciembre de 2016.
El número de camas hospitalarias ha descendido de 2.849 en diciembre de 2015 a 2.535 en diciembre de 2016.
En el tema laboral el informe señala: “Del total de funcionarios del sistema de salud en Bogotá sólo 32,5% están vinculados a las plantas de personal. El restante 67,5% a pesar de estar en cargos misionales, cumplir horarios, tener subordinación y ejecutar labores permanentes, están vinculados por OPS, tercerización y otras formas. A pesar de que hay 1.788 vacantes en las plantas de personal la Administración se niega a proveer los cargos”.
En síntesis, 16 meses de la reforma de Peñalosa a la salud en Bogotá evidencian un retroceso gigantesco en la prevención y atención a los ciudadanos que recurren a la red pública hospitalaria de la capital.
En pocos meses, antes del límite legal exigido por la Registraduría, el comité “Unidos Revocamos a Peñalosa”, recolectó y entregó para su verificación 700.000 firmas de ciudadanos que quieren la revocatoria del alcalde. Sin embargo, las mayorías que jalonó Cambio Radical en el Consejo Nacional Electoral han tratado de maniobrar contra el proceso revocatorio aduciendo una inexistente facultad para reglamentar a posteriori los argumentos que sustentan la revocatoria: incumplimiento del programa de gobierno o la insatisfacción general de la ciudadanía frente a las ejecutorias del mandatario.
Pese a estas torvas intenciones, el CNE no pudo, por la presión ciudadana, de la MOE, de la Procuraduría, del Comité “Unidos Revocamos a Peñalosa”, de los demás comités de revocatoria de Bogotá y del país, y de la opinión democrática de Colombia, aprobar una ilegal propuesta de reglamentar y suspender los procesos de revocatoria actualmente en curso. En el CNE les tocó retirar la resolución arbitraria e ilegal con la cual pretendían tumbar la revocatoria de Peñalosa. Entonces distribuyeron todas las revocatorias entre todos los magistrados. La de Bogotá le correspondió a la magistrada Ángela Hernández, quien planteó que no solo no se podía revisar la propuesta de revocatoria para Peñalosa, sino que el CNE no tenía facultades ni constitucionales ni legales para hacerlo. Su correcta propuesta fue derrotada y encargaron a otro magistrado, Emiliano Rivera, para elaborar una nueva ponencia para el caso de Bogotá. Al nuevo ponente le toca alegar que el CNE tiene facultades para derogar la revocatoria de Bogotá y después de aprobarlo tienen que analizar en concreto el caso de Peñalosa. El camino lo tienen lleno de dificultades, pero es evidente la voluntad política para tumbar la revocatoria de Peñalosa.
Ahora, más que siempre, es necesaria la férrea unidad de los que en la capital defendemos el derecho de las mayorías ciudadanas de revocar al alcalde Peñalosa y hemos cumplido con todos los requisitos de ley para hacerlo. Así lo atestiguan las firmas entregadas a la Registraduría para su revisión y las que se siguen recolectando en la actualidad. Pero el peligro no ha pasado, la mayoría del CNE, el Centro Democrático de Uribe y Cambio Radical de Vargas Lleras tratarán, por todos los medios, de torcerle el pescuezo a la revocatoria del alcalde de Bogotá.