Declaración del PTC. Marchamos por la victoria popular del 29 de mayo y en repudio de la agresiva hegemonía progringa
En este Primero de Mayo, los trabajadores colombianos persisten en reforzar las filas de lucha del torrente latinoamericano y mundial contra los gobiernos neoliberales, despóticos y progringos del mundo entero.
Celebran los trabajadores este primero de mayo en Colombia en medio de una extraordinaria situación. Tienen lugar las elecciones presidenciales más reñidas de que se tenga noticia en el país, cuyo desenlace tendrá consecuencias de mediano e incluso largo plazo en la suerte del país. Los efectos combinados de la pandemia, la crisis mundial y los truenos de la guerra procedentes de Ucrania, como en la mayoría de los países de la periferia, acentúan en el nuestro la pobreza, el desempleo, la carestía universal y todas nuestras desgracias sociales. Más de la mitad de la población trabajadora colombiana padece hoy hambre física. El rostro apocalíptico de una conflagración nuclear no es un remoto bosquejo sino un peligro real, acechante y próximo.
La violencia oficial, al tiempo que la de los grupos armados ilegales y la de las bandas prohijadas por los carteles mexicanos se recrudece, cobrando en campos y ciudades alarmante número de víctimas entre la población civil y líderes sociales y de comunidades étnicas. La corrupción del alto gobierno se muestra rampante, los nexos del narco con mandos civiles y militares de la uribista administración Duque y con sus clanes regionales asociados aparecen innegables y cada vez más evidentes, y en masacres recientes como la del Putumayo su responsabilidad se torna desafiante y descarada. Son otros tantos motivos del acelerado descrédito del uribismo gobernante y del notable y creciente descontento popular con el régimen imperante como del irrefrenable deseo de cambio de las mayorías. Poquísimas veces en Colombia los riesgos y amenazas cobraron proporciones tan temibles ni las expectativas habían escalado tan alto y tan cerca de fundamentales transformaciones.
En este Primero de Mayo, el despliegue de las formaciones organizadas de lucha de la población trabajadora reviste una especial significación. Corresponde a la clase obrera colombiana, amén del pendiente rescate de los derechos laborales menoscabados y cercenados durante la larga noche neoliberal, y de la reafirmación práctica de su papel de columna vertebral de la resistencia civil al despotismo y al peligro de la fascistización del país por la tiranía uribista uribista gobernante, la nueva tarea de tender puentes y contribuir a la unidad y la orientación de los tres principales segmentos de la juventud colombiana: la asalariada, la que estudia, y la que se moviliza, combate y se identifica como los “nini”. Sin duda que, en el mediano plazo y en el marco de la gran tarea de trabajar por la más amplia unidad de las clases y sectores de todo el pueblo, que incluya en un gran frente único los sectores civilistas del establecimiento, los empresarios de ramas productivas que acumulen riqueza para el país, y los sectores patrióticos de las Fuerzas Armadas, esta es la de mayor importancia para la lucha y la movilización general. En lo inmediato, la urgencia de la hora es la de lograr llevar a las urnas la mayor y más masiva afluencia de votación para elegir a Gustavo Petro como presidente de Colombia en esta primera vuelta.
A raíz de los alineamientos provocados por la guerra de Ucrania, no son pocas las posiciones erráticas, la vacilación y el desconcierto aflorados en las filas de la izquierda, el progresismo y los movimientos antiimperialistas del mundo entero, situación a la cual no ha permanecido ajeno el movimiento sindical a escala mundial. Los principales núcleos de este en los países centrales se han plegado o vacilan, y pretenden que las centrales de trabajadores de nuestros países de la periferia los acatemos mansamente, frente a los principales poderes del capitalismo global y especialmente ante la superpotencia estadounidense que exige obediencia y apoyo a la OTAN, herramienta de la agresiva estrategia para mantener la hegemonía de Washington sobre el planeta. Por el contrario, tal como ha hecho la CUT en Colombia, reafirmándose como bastión de la auténtica posición del proletariado internacional en América Latina, a la izquierda, al progresismo, y a todos los movimientos democráticos nos corresponde rechazar la agresiva estrategia de Estados Unidos y Europa de mantenimiento por la fuerza de la hegemonía mundial norteamericana. Entramos en el período histórico del fin de esa abominable sojuzgación imperialista de la cual deben procurar liberarse Colombia y tantos otros países, y contribuir activamente al debilitamiento y derrota de esa hegemonía. Nuestro país, y sobre todo un nuevo gobierno democrático, deben buscar entablar relaciones en pie de igualdad y ayuda mutua con todos los países y centros mundiales de poder que se oponen y luchan contra ese hegemonismo.
Partido del Trabajo de Colombia-PTC
Comité Ejecutivo Central
Yezid García Abello
Secretario General (e)
Bogotá, 1º de mayo de 202