Declaración del PTC. Las listas del Pacto Histórico y sus repercusiones
Las repercusiones generadas por las decisiones relativas a las listas del Pacto Histórico provocaron una especie de percance generalizado en las filas de la gran coalición democrática. Entre no pocos de sus efectivos a escala nacional ha aflorado el abierto descontento de diferentes sectores y sus candidatos a Senado y Cámara por los renglones asignados o por su exclusión, críticas por la decisión desde Bogotá sobre primeros renglones y lugares preferentes en listas de Cámara, y en rechazo a la participación en las listas de personas con fuertes cuestionamientos. Sectores liberales acercados al PH se quejaron de que no se les había tenido en cuenta en la lista de Senado. Buena parte de la gran alianza trasluce real desconcierto. Entretanto, sus enemigos aprovechan el contratiempo para incrementar sus invectivas contra el histórico pacto que empezó a concentrar la mayor fuerza en pro del cambio de que se tenga noticia en la historia reciente del país. Precisiones y aclaraciones son entonces pertinentes, como las propuestas para dilucidar los mejores correctivos.
El PTC también fue afectado por algunos de los hechos indicados. Se nos asignaron en la lista de Senado los renglones 25 y 34, respectivamente, para el compañero Edwin Palma y la compañera Consuelo Ahumada. Y fuimos excluidos de la lista de Cámara por Bogotá para la cual habíamos postulado el nombre del compañero Francisco Castañeda.
La decisión de lista cerrada y cremallera para Senado ¬-de la cual no fuimos partidarios- se tomó formalmente por mayoría en la coordinación nacional del Pacto Histórico. Posteriormente fue extendiéndose esa decisión de listas cerradas a las de Cámara. No ignorábamos el pragmático criterio realista de propulsar la votación de la lista mediante el indudable arrastre del prestigio del líder del Pacto Histórico, Gustavo Petro. Tampoco desconocíamos el avanzado y loable punto de vista de la lista cremallera para que resultaran elegidas mujeres en un número igual al de los hombres.
La cuestión, insistimos entonces, era que a excepción del liderazgo de Petro y de algunos pocos dirigentes del Pacto Histórico, el proceso de definición de los demás liderazgos del grueso del movimiento democrático en su conjunto aún no ha alcanzado en Colombia un punto de decantación más o menos completo, que arroje el reconocimiento razonable de un cierto número de líderes, mujeres y hombres. La lista abierta, aunque fuese cierto que amortiguaba el factor favorable del arrastre de “las listas de Petro”, y que mantenía vigente cierta tendencia centrífuga −el voto preferente por determinado renglón−, tenía la ventaja de dirimir, a través de la votación en urnas, quiénes resultarían elegidos. Como no fue esto lo decidido sino la lista cerrada −para lo cual, repitámoslo, el proceso colombiano no da todavía−, el resultado provocado bordea el riesgo de las extremas reyertas y los procesos de atomización, tan comunes a la historia de la izquierda colombiana. La decisión tomada disparó los males que se quería conjurar.
El manejo de los asuntos concernientes a las listas se le reservó a un Colegio Electoral integrado por voceros de los partidos y movimientos. Se decidió en calidad de acuerdos: 1) los voceros de los movimientos sociales y partidos políticos sin personería jurídica (Cuatro) serían incorporados entre los primeros 20 renglones; 2) cada 5 renglones se incorporaría un vocero de una etnia. Pero luego de sus iniciales sesiones el Colegio Electoral no volvió a reunirse, por lo menos completo. Lo cierto es que las decisiones sobre listas se ventilaron y tomaron en reducidos eventos que contaron con unos voceros y sectores y de los cuales fueron excluidos otros. De hecho, se adoptó así la vía de clasificar, discriminatoriamente, como de primera y de segunda categoría a los sectores del Pacto Histórico
En la lista de Senado se incumplió el mencionado acuerdo relativo a que se incluirían los voceros de los movimientos sociales entre los primeros 20 renglones. Al relegar al compañero Edwin Palma a muchos renglones más allá de los mencionados, el 25, se menosprecia la trayectoria de uno de los líderes más destacados del movimiento obrero colombiano que viene de presidir, históricamente hablando, uno de sus más importantes destacamentos, si no el principal. Nuestro compañero puede jugar como el que más, con la claridad y la firmeza indispensables, el papel que los integrantes de la bancada del PH elegidos al próximo Congreso habrán de jugar en la defensa de las fundamentales transformaciones impulsadas por el presidente del nuevo gobierno democrático que de seguro elegirá el pueblo en 2022.
Nuestra compañera Consuelo Ahumada es académica, autora de innumerables artículos y estudios sobre la situación colombiana e internacional, de libros críticos sobre el modelo neoliberal y de gobiernos del mismo corte en el país, vocera de una de las corrientes defensoras de la emancipación y los derechos de la mujer, el colectivo Malú, e integrante de la ancha franja antineoliberal y antiimperialista de dirigentes políticos e intelectuales del subcontinente y con una trayectoria de militancia y lucha de toda una vida. Tiene tantos méritos para haber ocupado un renglón significativo como cualquiera de las compañeras que figuran entre los primeros de la lista de Senado. Sin embargo, fue relegada al lugar 34 de la misma.
La exclusión del compañero Francisco Castañeda de la lista de Cámara de Bogotá es una injusta discriminación de un genuino vocero de importantes sectores populares de Bogotá, activo defensor de los intereses populares como edil de Ciudad Kennedy, la localidad más populosa de la capital, durante 2 períodos, y uno de los líderes del movimiento ciudadano en defensa del Bosque Bavaria. También se desconoce con ello la trayectoria de lucha de un destacamento político como el PTC, firme y temprano propugnador del frente único democrático contra la naturaleza pronazi y neoliberal del actual régimen uribista del gobierno Duque. Y aliado y defensor de vieja data del liderazgo de Gustavo Petro.
Está muy bien que nuevos sectores y sus líderes se acerquen y engrosen el PH. Como agregamos también en su momento, que la lista cerrada auguraba espantar sectores civilistas de la política tradicional. La exclusión acontecida con el senador liberal Luis Fernando Velasco lo ilustra. En cambio, seguir incluyendo nuevos candidatos en las listas luego de inscritas, sin consultar a los sectores de los candidatos afectados, es simplemente un adefesio.
Por estos hechos, manifestamos formalmente nuestra contrariedad y reclamo. Y comunicamos que no aceptaremos que nuestros compañeros continúen siendo relegados a nuevos renglones en orden descendente.
La conformación de un amplio frente de distintas clases y sectores sociales y de diferentes agrupamientos políticos democráticos para trasformar a fondo la nación, constituye una tarea de extrema complejidad. Dado que después de la Independencia de España nunca volvió a conformarse, es comprensible que haya dificultades y tropiezos en el momento del despegue de tan trascendente e inédita experiencia en la era republicana del país. Lo cual no significa que, en aras de la importancia estratégica del frente, sus integrantes hayan de resignarse o acomodarse a nocivos procederes, viejos prejuicios y pervivencia de concepciones que eternizan el pasado.
Es preciso que junto con el desarrollo de la campaña, amén de un programa de transformaciones que lejos de convertirse en coto reservado de expertos se acuerde con la activa participación de voceros de todos los sectores, como de la gente común que los constituya, y que se elaboren, colectiva y democráticamente, en busca de consensos, reglas comunes del frente válidas para todos sus integrantes.
El frente en proceso de formación constituido por el Pacto Histórico, debe aprender a ventilar sus diferencias en un ambiente de fraternidad y franqueza, procurando evitar que deriven en antagonismos, cuidando la unidad y forjando paso a paso la sólida contextura que requiere una gran coalición capaz de afrontar todas las pruebas y de actuar con eficacia política.
Es mucho lo que hay que asimilar de la actual problemática global y de la experiencia pasada y presente del país en materia programática, organizativa y de métodos de dirección. Sin querer hacer tabla rasa ni fatuo borrón y cuenta nueva respecto de las distintas, ricas e imprescindibles experiencias históricas del mundo en el anterior siglo que señaló un camino de rebeliones y revoluciones.
Tenemos confianza en que el Pacto Histórico, la más avanzada coalición democrática del país, y la que mayor opción tiene de ganar las presidenciales del 2022 y de elegir una numerosa bancada capaz de respaldar eficazmente la labor del nuevo gobierno en el Congreso, superará los actuales contratiempos. La batalla electoral requiere que todos los sectores del PH redoblemos esfuerzos para alcanzar la victoria. Es lo que proseguirá con empeño el PTC.
Partido del Trabajo de Colombia
Comité Ejecutivo Central
Yezid García Abello
Secretario General
18 de diciembre de 2021