Controlar la erosión y reducir la descarga de sedimentos a la bahía de Buenaventura

Edición #75
9 de marzo, 2021

Observando el problema ambiental que a la par con los grandes proyectos y obras para dragar hasta 16-18 metros de profundidad para permitir el ingreso de barcos post Panamá, conectando con las obras del nuevo canal de Panamá, ampliado para grandes buques hasta de 400.000 toneladas se necesita con urgencia un proyecto de vida para la bahía. Ante la emergencia ecológica, se requiere localizar todas las heridas, derrumbes y focos para crear coberturas, vinculando a centenares de personas de las comunidades para controlar la erosión y detener la colmatación de la bahía.

Por Oscar Rivera Luna
Ingeniero agrónomo UNAL, Investigador y estudioso del Cambio Climático

La bahía de Buenaventura se localiza en el litoral Pacífico colombiano, al occidente del Valle del Cauca, y es influenciada por los ríos Dagua y Anchicayá. La bahía externa recibe sedimentos orgánicos del río San Juan. Las bahías de Málaga y Buenaventura son vecinas del delta de río San Juan, se originaron por el hundimiento de dos valles, debido a la actividad tectónica de fallas geológicas que cruzan e influyen en la morfología sedimentaria de la zona.

La bahía tiene una sola entrada conocida como La Bocana, formada por la punta de Bazán al norte y la punta Soldado al sur que están separadas entre sí por un estrecho de sólo 1.582 metros. Para acceder al puerto localizado en la isla de Cascajal, se recorre un largo canal de acceso influenciado por aguas-sedimentos de numerosos esteros de aguas salobres entre la magia de los natos, taguas, Naidí. La bahía recibe exceso de lodos debido a los cortes verticales que se realizaron y derrumbaron en la vía Buga-Calima Crucero y Cali-Dagua, Loboguerrero-Cisneros, Zaragoza-Buenaventura. Especialmente por el uso y el manejo del suelo en la cuenca hidrográfica del río Dagua; por derrumbes viales, cultivos limpios de piña, ganaderías extensivas, aprovechamiento de las coníferas en Restrepo y La Cumbre, cortes verticales sin coberturas vegetales en las vías terciarias, derrumbes en explotaciones artesanales y mecanizadas de oro aluvial en los cauces hídricos y aluviones deformados para minería del oro en colinas y serranías deforestadas y taladas.

Ante el crecimiento de los barcos cargueros de contenedores hasta de 400.000 toneladas, Buenaventura necesita dragar en forma constante para conformar un calado mínimo de 16 a 17 metros en su cana de acceso y actuar sobre los numerosos focos de erosión que existen y cada instante aportan sedimentos a toda la bahía. Los grandes barcos cargueros se desvían hacia puertos más profundos de Lázaro Cárdenas, Guayaquil, Panamá…

Porque la severa agresión al frágil ecosistema de transición y selva lluviosa causa erosión, constantes deslaves, avalanchas y avenidas torrenciales; desde las frágiles serranías diabásicas y pizarrosas de la cordillera Occidental. Como los movimientos en masa ocurridos el día 12 de abril del 2006 en la quebrada Bendiciones causando treinta y cinco muertes y el 11 de noviembre del 2011 en la quebrada Candelillas, que causaron 7 muertes, y arrastraron más de 30.000 toneladas de sus fangos rojos hacia la bahía. En todos los períodos de lluvias han estimulado la acumulación de sedimentos sobre el canal de acceso que se dragó en 2013 y el resto de la bahía. Sus orillas son bajas pantanosas y cubiertas de manglares surcados por los esteros, igualmente sometidos a la degradación humana, causa severos impactos en la calidad del agua. Los enormes volúmenes de lodo ya acumulados, y los originados en fenómenos de remoción en masa, erosión pata de vaca y laminar amenazan con transformar la bahía grande y pequeña de Buenaventura, en una bahía de lodo. No solo el canal de acceso al muelle se llena de lodo. Es toda la bahía y la acumulación perjudica al terminal de contenedores en los muelles 2 al 8 de gráneles sólidos, multipropósito de gráneles líquidos en el muelle 9, multipropósito de gráneles líquidos muelle 14.

La bahía de Buenaventura tiene 21 km de largo, 11 de ancho y una profundidad promedio de 11-12 metros que disminuye en forma dinámica por los lodos de varias fuentes, acumulados en su fondo dinámico, o permanecen en suspensión. Su entrada conocida con el nombre de La Bocana muestra los impactos de la elevación del nivel del mar. Las aguas de los ríos Dagua y Anchicayá, aportan en conjunto un promedio de 427 m3 de agua dulce por segundo, con altas cargas de sedimentos disueltos que causan alto grado de turbidez en las aguas del estuario. En la desembocadura de los ríos se formaron planicies deltaicas, con amplios bajos lodosos e islas de manglares rodeadas por aguas rojizas durante los períodos de lluvias más intensas, que resultan en la vertiginosa acumulación de sedimentos, frente al puente Piñal y otras áreas. En las playas de Ladrilleros reducidas por la elevación de los niveles del mar se reciben en ocasiones descargas de ramas, follajes, troncos, arrastrados desde las bocanas fluviales del río San Juan; Bongo-Chavica-Charambirá, por corrientes marinas.

La extensión de los manglares se ha reducido notoriamente en las últimas décadas, inicialmente debido a la tala de los mangles rojos para la extracción de taninos utilizados en la industria del cuero y por la adecuación para tierras agrícolas y en construcción de estanques para la acuicultura de camarones. La contaminación química detectada por la Universidad del Valle, con trazas de cianuro, mercurio y metales pesados, y la orgánica redujo las poblaciones de sierras, pargos rojos y roqueros, cojinuas, bagres, gualajos róbalos lisas, jaibas, camarones, langostas, pianguas, ostras machetajos, peladas, buriques, meros, ñatos, pámpanos, dorados, tollos que no se deben pescar ni comer y almejas.

La ciudad y el puerto, sufrieron un crecimiento desordenado con impactos ambientales negativos causados por aguas residuales sin tratamiento que fluyen a la bahía, estopas de coco, desechos orgánicos en los esteros, rellenos inestables con materiales que finalmente fluyen hacia el mar y contribuyen a crear una bahía de lodos.

Considero desde mi modesta opinión, tras 50 años observando el problema ambiental que a la par con los grandes proyectos y obras para dragar hasta 16-18 metros de profundidad para permitir el ingreso de barcos post Panamá, conectando con las obras del nuevo canal de Panamá, ampliado para grandes buques hasta de 400.000 toneladas se necesita con urgencia un proyecto de vida para la bahía. Que permita reducir las cargas contaminantes que conspiran desde muchos años atrás, causando una excesiva turbidez del agua, pérdida de oxígeno disuelto y que finalmente la transformarán en una bahía de lodos. Se necesita localizar todas las áreas que generan los sedimentos, lodos, basuras orgánicas, lixiviados de la micro cuenca El Venado. Plásticos, aceites, residuos orgánicos, residuos de pesca, materiales de arrastre, y desarrollar un proyecto ecológico comunitario, convocando a todos los sectores sociales y productivos a mitigar la erosión, la disposición de materia orgánica y cargas contaminantes y sedimentarias.

Desde 1970, cuando me hundí hasta la cintura en una playa de lodo frente al hotel Estación, he realizado inspecciones de campo en la cuenca del río Dagua y en La Bocana, Juanchaco, Ladrilleros, La Barra, Piangua, Pianguita, Bocas del Bongo, Chavica, Charambirá, y por el cauce del río Calima hasta Palestina, puerto fluvial del río San Juan frente a la boca del río Calima, comprobando los movimientos flujos de lodos hacia la bahía que se observan en las fotografías aéreas influyen en la calidad del agua y la vida acuática. Durante la construcción de la vía al mar he realizado caminatas desde el Alto Calima a Lobo Guerrero y desde Loboguerrero hasta Zaragoza, observando los derrumbes e impactos ambientales causados por los cortes verticales de taludes y vertientes. Realicé recorridos después del desastre de Bendiciones en abril 12 de 2006 y del derrumbe de Candelillas el 11 de noviembre de 2011, captando fotografías de miles de toneladas de lodos fluyendo por el Dagua hacia la bahía. He localizado heridas de la tierra en áreas de la cuenca Dagua Anchicayá. Restrepo-La Cumbre-Dagua-Buenaventura. Se requiere localizar todas las heridas, derrumbes y focos para crear coberturas, vinculando a centenares de personas de las comunidades a controlar la erosión y detener la colmatación de la bahía.

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