Los escollos de la economía con Petro
A pesar de la feroz arremetida de la élite contra toda propuesta del gobierno Petro, la lista de avances económicos no es desdeñable, pero la gran prensa simplemente calla como si no estuviera ocurriendo nada positivo, y cuando por la fuerza de los hechos se ve obligada a reportar algún dato positivo, los editores retuercen el titular hasta hacer aparecer al revés la noticia.
Por Edmundo Zárate
Si la historia se escribiera echando mano de los más difundidos periódicos y noticieros colombianos habría que decir que el gobierno del presidente Petro ha sido un completo desastre, en particular en el campo económico.
Según la información más divulgada, Colombia venía de una especie de paraíso luego del bache que significó la caída producida por el cóvid. Pero no fue sino llegar Petro a la presidencia y todo se desbarrancó. Era de prever, dijeron analistas connotados como Pachito Santos o Alberto Cabal, que el dólar se treparía a 5.000 pesos por cuenta de la caída de la inversión extranjera y que no menos de 500.000 tenderos quebrarían a la vuelta de poco tiempo. Una de las razones aducidas para explicar la hecatombe fue la reforma tributaria diseñada por José A. Ocampo bajo la política trazada por Petro.
Pero para calibrar la real situación económica del país conviene mirar el panorama nacional e internacional.
Los vientos huracanados del norte
El primer dato por destacar es que la economía mundial viene en caída libre desde la crisis del 2008, lo que se refleja en los datos más prominentes del planeta, según lo registra el FMI: Contracción del comercio exterior, desaceleración del crecimiento del PIB y del índice de desarrollo humano (IDH), estancamiento de la productividad, desacople en las cadenas globales de suministro, crecimiento astronómico del endeudamiento público y privado, entre otros muchos indicadores negativos.
La cuarentena planetaria dispuesta para contener el cóvid 19 agravó la tendencia negativa, y el inicio de una conjeturada recuperación en 2022 vino acompañada de altas tasas de inflación y más endeudamiento. Sobre la inflación se ha detectado que los productores siguen elevando sus precios –o empacando menos producto por el mismo precio– más allá de lo que sugeriría el alza de sus insumos, como lo indican sólidos estudios , pero que cuando el ministro de hacienda Bonilla mostró lo mismo para Colombia, sufrió un linchamiento mediático impresionante.
La situación a la fecha muestra que las principales economías del planeta están paralizadas, como ocurre por ejemplo con Alemania que está en recesión al completar varios trimestres en caída, al igual de lo que ocurre con Japón que apenas si reflota. Las dos grandes excepciones a esta debacle son Estados Unidos y China.
En Estados Unidos hay varias razones que explican su relativo mejor desempeño: Su deuda pública se ha incrementado a un ritmo muy superior a las pautas anteriores, dinero que se ha usado para emprender una gigantesca campaña de mejoramiento de la infraestructura y, sobre todo, para reindustrializar al país a marcha forzada. El hecho de emitir la moneda divisa mundial le permite financiarse de manera mucho más barata y trasladar parte de la presión inflacionaria a todo el planeta. La solución más reciente fue embarcar al mundo en la guerra por Ucrania (y ahora por Palestina) que se traduce en una nueva fuente de impulso a su economía, la producción y venta de armas de las guerras del siglo XX (tanques, armamento liviano, lanzamisiles, transporte terrestre, munición a tutiplén) pagadas a los productores gringos con los aportes de sus socios en la OTAN y con más emisión de dólares.
En el caso de China hay que subrayar la fuerte participación del Estado en el impulso a la economía y el papel dinamizador que tiene la expansión de la Ruta de la Seda.
Salvo estas dos economías y otros casos excepcionales, el mundo transita por una situación de crecimiento casi cero, cuando no francamente negativo, situación que se retroalimenta pues al contraerse el comercio exterior, hoy polea de transmisión del crecimiento y de la acumulación de riqueza, se crea un círculo vicioso que, como insisten las principales agencias mundiales empezando por el FMI y el BM, amenaza con hundir al planeta.
Este es el escenario en que le ha tocado a Petro desenvolverse, sin perder de vista que el mismo fue una de las causas del levantamiento popular que lo llevó a la presidencia.
El incendio de la derecha
Para salir del atolladero el gobierno Petro trazó una media docena de políticas centrales para reactivar la economía, empezando por la reindustrialización a la usanza del mundo desarrollado, mejoramiento salarial y sutura de esa vena rota del presupuesto que es el actual sistema de salud manejado por las EPS.
El logro de los objetivos evidentemente tiene una condición de arranque, la consecución de recursos a través de la reforma tributaria. Y ahí fue Troya. El recuerdo aún está fresco en la mente de nuestros lectores de manera que apenas basta con evocar la monstruosa campaña de oposición de los empresarios, encabezados por los del sector minero-energético, para zafarse del pago de las regalías y del aumento a la tributación personal. Y en buena medida se salvaron, con la complicidad de la Corte Constitucional que se ha convertido en uno de los mayores arietes contra el gobierno.
Otra fuente de recursos es quitarle la administración del cuantioso capital de las pensiones al sector privado o cuando menos dejarle una parte al fisco nacional. Ese es uno de los objetivos de la reforma pensional (por supuesto el otro es garantizarle pensión a un gran número de compatriotas que hoy no tienen ese privilegio) pero la magnitud del negocio, unos 400 billones de pesos acumulados rentando a favor de los dos fondos de pensiones, ha impedido la reforma. Se argumentó, para aunar opositores, que el gobierno despilfarraría la plata y cuando Petro propuso que la administrara el sacrosanto baluarte del neoliberalismo, el Banco de la República, el gerente salió a decir que esa no es función del Banco, como si él pudiera estar por encima de la ley, que es la que define la marcha de esa institución.
A pesar de tan feroz arremetida de la élite contra toda propuesta del gobierno, la lista de avances económicos no es desdeñable, pero en ese caso la gran prensa simplemente calla como si no estuviera ocurriendo nada positivo, y cuando por la fuerza de los hechos se ve obligada a reportar algún dato positivo, los editores retuercen el titular hasta hacer aparecer al revés la noticia. Por ejemplo, el hecho de bulto es que el desempleo ha venido cayendo a lo largo del año, pero al informar la noticia de la caída de la tasa para abril El Tiempo tituló en primera página del pasado 1 de junio: “La tasa de desempleo baja a 10,6% y corta dos aumentos seguidos”. O aseveraciones contradictorias como afirmar sin sustento que la ejecución presupuestal es la más baja de que se tenga noticia (pero que a la fecha es del 29,9%, similar al promedio logrado por los últimos cinco gobiernos) mientras piden recortar el gasto público.
Para intentar explicar que la revaluación del peso, a pesar de la pesadilla que vendió el uribismo sobre la devaluación, es porque no hay confianza inversionista mientras siguen entrando dólares de inversión, y que la demanda por TES es varias veces mayor a su oferta por el ministerio de hacienda por lo cual la tasa de colocación el 5 de junio fue del 5,34%, a menos de la mitad de la tasa interbancaria del Banco de la República que está en 11,75%.
Esas mentiras o verdades a medias son para crear pánico económico como lo fue la amenaza de que con Petro el dólar llegaría a 5.000 pesos o la conjetura hecha por el sedicente gallito presidencial de Cambio Radical David Luna: “Petro hizo oídos sordos a las alertas y seguramente habrá cortes de luz” (Semana, 3 de abril).
Por supuesto no puede esperarse encontrar en los analistas de la oposición al gobierno mención alguna al efecto negativo de la situación mundial en la economía colombiana, ni tampoco a las altas tasas de interés, causa evidente de la desaceleración puesta en marcha por el Banco de la República supuestamente para frenar la inflación, pero mantenida más allá de su propia meta con el inocultable propósito de empeorarle el escenario a Petro. Tampoco mencionan el gran hueco fiscal que dejó Duque (que a pesar de la asfixia sigue tapando Petro) ni el efecto que trae haber declarado inconstitucional buena parte de la reforma tributaria, hecha por uno de los “técnicos” más alabados en Colombia y el mundo o tener en la mira el Plan de Desarrollo elaborado por otro de los que la gran prensa llama “técnico”.
En síntesis, Petro se enfrenta a un ambiente de parálisis económica mundial, una economía nacional hundida por la misma causa, más la herencia particular de Duque como el gigantesco endeudamiento y las reformas tributarias de Carrasquilla que le aminoraron los impuestos a los más pudientes, a lo que se le suma la oposición desmadrada de la ultraderecha, la derecha y una parte del centro a través de sus titulares y sus oscuras ejecutorias económicas planeadas desde los clubes y anunciadas por voceros como el de la ANDI, están materializando el sueño dorado de los laureanos: “hacer invivible la república”.
Aun así, crecientes sectores de las masas populares están calando en los dos lados de la moneda, la política de sabotaje de la oligarquía frente a las ejecuciones reales del gobierno, que salen a respaldar masivamente como ocurrió en las portentosas marchas del pasado Primero de Mayo.
Notas
[1] FMI. World economic Outlook, April 2024.
[1] Josh Bivens, Corporate profits have contributed disproportionately to inflation. How should policymakers respond? April 21, 2022.