La Hoja 31
Declaración del PTC
Sobre el estrépito mediático y la conspiración de la derecha
Ante el escándalo activamente promovido por la revista Semana en torno a hechos atribuidos a Nicolás Petro, en el marco de la compleja situación que atraviesa el país, el PTC llama la atención de la opinión pública a no pasar por alto y tener muy en cuenta:
La vertiginosa rapidez con que la Fiscalía y la Procuraduría se aprestaron a investigar el mencionado asunto, en contraste con la morosidad mostrada por las mismas entidades en los casos de gran impacto e importancia nacional, nunca resueltos o cuya investigación se dilató indefinidamente, verbigracia: Odebrecht, Reficar, la “Ñeñepolítica”, los escándalos de los hijos de Uribe, el de los cuantiosos dineros públicos en el asunto de Centros Poblados, el enorme robo de los recursos para la paz, etcétera.
La extraña coincidencia de que un medio tan contrario al Gobierno Petro y a su proyecto de cambio como Semana, con el sincronizado y ruidoso coro de los medios masivos que apoyan el viejo establecimiento oligárquico y neoliberal, haya provocado el escándalo en mención, precisamente en medio de la intensa controversia pública y la más enconada batalla política que se haya librado bajo este gobierno y en mucho tiempo en Colombia, cuyo desenlace está pendiente, alrededor de los trascendentales proyectos oficiales de reformas de la salud, de las relaciones laborales, de las pensiones, de la descarbonización de la economía y la transición energética, de Paz Total, de acceso de toda la juventud a la educación superior.
Todo indica que se trata de una maniobra encaminada a sabotear el proceso de aprobación de las grandes reformas mediante un escándalo cuyo claro propósito es desacreditar al gobierno para cerrarles el paso. Tal como ocurrió en medio del debate de Petro contra el Fiscal Néstor Humberto Martínez, cuando Paloma Valencia sacó a relucir el llamado “Petrovideo” con el cual se pretendía enlodarlo, del que luego lo exonerara plenamente la justicia, pero que sirvió de cortina de humo para que el Fiscal de Odebrecht pudiera escapar indemne del debate que de otra manera lo habría desenmascarado como lo que es ante la opinión pública.
La entereza del presidente Petro ante la situación, de solicitar a la Fiscalía investigar sus familiares cercanos, esperando que demuestren su inocencia pero reafirmando que contra los fines de la paz y del cambio nadie podrá medrar, y menos, miembros de su familia, y concluyendo que “respetaré las conclusiones a las que llegue la justicia” contrasta vivamente con la actitud cómplice y encubridora de los gobiernos anteriores frente a las felonías perpetradas por sus compinches y parientes contra el erario público apropiándose recursos de los colombianos.
Los principios democráticos universales en materia procesal deben preservarse; la presunción de inocencia no debe sustituirse con el linchamiento mediático del presidente y su familia, por el que claman los vociferantes medios que representan los intereses contrarios a la paz, al progreso y al bienestar de las mayorías en Colombia. Hoy no debe olvidarse el silencio cómplice que mantuvieron siempre frente a las ostensibles fechorías de sus correligionarios.
Al Pacto Histórico, a los sectores democráticos, exhortamos a no seguir dispersando atención y energías en contradicciones secundarias, a concentrarnos en lo principal: el cierre de filas de toda la democracia colombiana en defensa del gobierno Petro y el proyecto de transformaciones de Colombia. Tal como la reacción política, la plutocracia, sus voceros y agentes políticos y económicos, las multinacionales de hidrocarburos, las llamadas calificadoras de riesgo, las tiranías progringas del subcontinente, las publicaciones icónicas de la derecha global, y con muy poco disimulo, el gobierno norteamericano, cierran filas para impedir las reformas y mantener el injusto y antinacional orden que ha prevalecido en el país.
No nos engañemos: tras la desaforada campaña mediática contra las reformas, la batalla política en regla contra el gobierno, asoma el rostro de la conjura ultraderechista y el mismo peligro actuante en varios países vecinos: la oscura mano del derrocamiento del gobierno legítimo popular por medios “institucionales” o golpistas sin ambages.
El momento es crítico; exige unidad, lucidez, incansable difusión del fondo de la situación y mucho tino en las inmediatas acciones. Sobre todo cuando se arremolinan una combinación de circunstancias desfavorables e inconvenientes, unas procedentes de las huestes del adversario, producto de errores propios algunas, y del despiste y desorientación de algunos sectores democráticos, otras. Los trágicos y lamentables sucesos del Caguán, el fallo del Consejo de Estado suspendiendo la regulación de las tarifas de energía por el presidente, el desorden hasta ahora no controlado y los brotes de sectarismo y de viejas y nocivas costumbres en el Pacto Histórico, los pleitos mal manejados y a deshoras en el Frente Amplio, el momento escogido por la Corte para reafirmar su facultad para suspender medidas y leyes de iniciativa del gobierno, y varias otras.
Apremia la plena vigencia de la calle como el escenario de la fuerza contundente del pueblo. Preparemos las movilizaciones callejeras que se barruntan inevitables. Se impone de nuevo la clamorosa y festiva política popular al aire libre. ¡En la resuelta defensa del Gobierno Petro!
Comité Ejecutivo Central
Partido del Trabajo de Colombia
Yezid García Abello
Secretario General (e)
Bogotá, 6 de marzo de 2023