Retorno a la escuela presencial, en las actuales condiciones, expondría al contagio al 41.5% de la población colombiana
Durante la pandemia, defendemos la educación pública. La cuarentena en condiciones dignas es decisiva para mantener la vida. En nuestro caso, nos ha protegido el carácter no presencial de las actividades escolares, desarrolladas desde el 18 de marzo para todos los integrantes de la comunidad educativa, logrado por la presión de Fecode y sus 34 filiales. Por los hechos mencionados, Fecode ha expresado con firmeza que no aceptará ningún retorno a las clases presenciales que ponga en riesgo la salud y la vida de la comunidad educativa.
Por Miguel Ángel Pardo Romero
Secretario de Asuntos Educativos, Pedagógicos y Científicos de Fecode
La cuarentena en condiciones dignas es decisiva para mantener la vida. En nuestro caso, nos ha protegido el carácter no presencial de las actividades escolares, desarrolladas desde el 18 de marzo para todos los integrantes de la comunidad educativa, logrado por la presión de Fecode y sus 34 filiales.
La comunidad educativa constituye aproximadamente el 41. 5% de la población del país, si se tienen en cuenta a 10.278.486 estudiantes de educación preescolar, básica y media, 2.408.041 de educación superior, aproximadamente, un millón de maestras, maestros y demás trabajadores del sector y, por supuesto, a los padres, madres o acudientes. Lo que alcanza una alta cifra cercana a las 20.029.790 de personas.
La mayoría de los 5.384.579 niños y niñas que están en preescolar y primaria, deben ir acompañados al colegio por sus padres, madres o acudientes que, en muchos casos son los abuelos o abuelas, lo cual implica una mayor movilidad de personas expuestas a contagio.
En cifras de población, esa es la dimensión de los riesgos al considerar un retorno a clases presenciales.
Tomamos como referencia también, los argumentos del sector salud y de la comunidad científica que sustentan la relativa lejanía del denominado “pico” de contagio en Colombia, calculada para la primera semana de agosto y el evidente retraso en la realización de pruebas masivas que dificulta conocer el complejo y real panorama.
El Instituto para la Métrica y Evaluación de la Salud (IHME), de la Universidad de Washington proyecta de manera preliminar que en el país se presentarían 2.157 muertes hasta el 4 de agosto, pero su rango oscila entre 793 y 5.890 fallecidos. El descenso se produciría a partir del 4 de agosto, pasando de 67 decesos diarios a 16 a 21.
El Observatorio de Salud de Bogotá, informa que ya alcanzó un 34.3 % de ocupación de camas UCI por covid-19 y, un 60% destinadas a patologías prenatales, pediátricas y a pacientes adultos, pese a que estamos a once semanas del proyectado punto crítico. Mientras que las camas UCI no existen en departamentos como Amazonas, Vichada, Guainía, Vaupés y, en Arauca, solo se reportan 4 camas, según informó el Ministerio de Salud el pasado 4 de abril. Un mes después, Colombia Chek, registra que la situación no se resolvió.
Peor aún, como es de conocimiento público, en el departamento del Amazonas, con tan solo 79.000 habitantes, 90 de cada 10.000, han sido diagnosticados con covid-19, según el Instituto Nacional de Salud. La dramática situación es producto del desprecio por la vida de los presidentes de Brasil y Colombia, propia de los neoliberales y retardatarios regímenes que, solo hasta el día de hoy, convocaron una reunión bilateral de ministros. Lo anterior, alerta sobre la manipulación de las cifras por parte de Duque, quien afirmó en su intervención del 28 de abril que el 95% de las camas UCI están vacías, omitiendo la ausencia de ellas en el inmenso territorio de la Orinoquia y la Amazonia; como también, quedamos advertidos de lo peligrosa que puede resultar su frase, “vayan abriendo a más vida productiva”, en 880 municipios que no registran contagio, pero se encuentran sin hospitales y, sin infraestructura en salud.
El regreso al colegio en las actuales condiciones podría afectar precisamente a los niños, niñas y jóvenes, que han sido protegidos por la cuarentena, si nos remitimos a la clasificación por edades de los contagiados en Bogotá, la cual registra que, de 0 a 9 años, representan el 4,31% y de 10 a 19 años el 7,21%. No sobra anotar que la capital del país constituye alrededor del 15 % de la población total.
En cuanto al Magisterio y sus beneficiarios, según la Fiduprevisora, a corte de 12 de mayo tenemos,111 contagiados, 38 recuperados y 11 fallecidos; 10 de ellos entre los 68 y 79 años, de edad y uno de 56 años.
Los anteriores datos, reafirman que la cuarentena en condiciones dignas es decisiva para mantener la vida. En nuestro caso, nos ha protegido el carácter no presencial de las actividades escolares, desarrolladas desde el 18 de marzo para todos los integrantes de la comunidad educativa, logrado por la presión de Fecode y sus 34 filiales; como también, gracias a las normativas expedidas por gobiernos seccionales. Evidentemente ello se tradujo en salvar vidas.
Por los hechos mencionados, Fecode ha expresado con firmeza que no aceptará ningún retorno a las clases presenciales que ponga en riesgo la salud y la vida de la comunidad educativa. El 8 de mayo enviamos una carta a la ministra de Educación, en la cual, le proponemos discutir y acordar los términos de una emergencia educativa y pedagógica para garantizar el derecho a la educación en condiciones dignas, con base en once propuestas. Por supuesto, los necesarios consensos que se busquen pueden contar con la participación de las entidades territoriales y el conjunto del sector educativo y académico. Pese a la urgencia, la misiva lleva ocho días sin ser respondida.
El aumento exponencial del contagio y las proyecciones conocidas gracias al rigor e independencia de la comunidad científica, de un sector de la prensa y de gobiernos democráticos, nos permite reafirmar que nuestra prioridad es garantizar la vida para toda la población, la cual obviamente, incluye a estudiantes, los padres, madres y acudientes del sector educativo público y privado.
En virtud de lo cual, hacemos propia la reivindicación de una renta básica de un salario mínimo para la población desempleada, los trabajadores independientes e informales, pequeñas y medianas empresas, que les permita salud y alimentación, garantizando, no solamente la sobrevivencia, sino la tranquilidad que requieren los niños, niñas y jóvenes con quienes conviven para desarrollar la labor pedagógica.
Fecode y las centrales obreras invitamos a toda la población a respaldar esta propuesta, que ha sido también presentada por medio centenar de senadores de diferentes bancadas, especialmente las de carácter alternativo, con la mezquina excepción del Centro Democrático y sus aliados más cercanos. Lejana del populismo, la proposición incluye las fuentes de financiación y, de aprobarse, “… beneficiaría a 34.5 millones es decir al 71 % de la población, por un periodo de tres meses y, tendría un costo de 40.5 billones de pesos, que corresponde al 4 % del PIB”. Esta es la exigencia de la hora al Gobierno de Uribe y Duque.
No sobra anotar que Alemania está destinando el 23% del PIB, Perú el 14% y Estados Unidos, asignó inicialmente 2 billones de dólares que corresponden al 10% de su Producto Interno Bruto y tramita una adición de 3 billones de dólares, con lo cual alcanzaría el 25% del PIB.
No hay duda, el pulso sí es entre los negocios de unos pocos y la vida de todos. Fecode defiende este derecho con profunda convicción y sin ambigüedades. Ese es el firme talante con el que celebrábamos hoy, una vez más, el Día del Maestro y de la Maestra.
Durante la pandemia, defendemos la educación pública. Con alegría y creatividad, brindamos nuestro corazón y conocimientos para la formación de los niños, niñas y jóvenes. ¡Amamos la vida!