EL PTC inclina sus banderas ante el fallecimiento de nuestro compañero Jorge De Oro
Jorge De Oro formaba parte de esa vieja guardia revolucionaria compuesta de lo mejor de los más experimentados cuadros y dirigentes de la izquierda colombiana. Lo testimonian los centenares de mensajes de condolencia y homenaje provenientes del más amplio espectro de los sectores democráticos del país. Las filas de los más veteranos del PTC lo recuerdan con el afecto que se forja para siempre por haber compartido jornadas políticas de la vida del país y de la vida personal de cuadros y líderes, como tramos de lucha que nunca se olvidan, incluso de carácter decisivo. Las filas de nuestros jóvenes, tomarán como fuente de inspiración su trayectoria de vida, eso esperamos, siempre que logremos transmitírsela con el suficiente poder de evocación y de impulso a la acción.
Por Marcelo Torres Benavides
De nuevo el luto y el dolor golpean nuestras filas. Jorge de Oro Ibáñez, nuestro entrañable compañero, falleció en la madrugada del miércoles 22 julio en Barranquilla, víctima de la pandemia que flagela a Colombia y al mundo. Jorge Santos, Álvaro Morales y Jaime Beltrán, entre los compañeros que hemos perdido este año, también nos estremecieron con su fallecimiento. Sin embargo, la estela que dejó la existencia de Jorge De Oro, un canto a la vida y a la lucha, como la de todos ellos, nos templa y anima a proseguir su causa, que es la nuestra.
Aquel joven de los años 60 en la Universidad Nacional en Bogotá que fue Jorge De Oro, primero estudiante de matemáticas y después egresado y docente de la misma, se vinculó al PTC, el MOIR como se le conocía entonces, al comienzo de la turbulenta década de los 70. Combinaba sin complicaciones, y lo haría durante la mayor parte de su vida, sus labores docentes con el trabajo político y se convirtió en uno de sus principales dirigentes en los barrios populares de Bogotá.
Oriundo de Magangué, Jorge fue el primero de su generación proveniente del puerto ribereño en arribar al altiplano gélido y gris que era por entonces la capital del país. Conociéndolo desde la escuela primaria, fui beneficiario de sus indicaciones y conocimiento de la ciudad y del ambiente universitario cuando a mi turno también llegué a estudiar. Y después, de su trato fraterno, su generosidad proverbial y su hospitalidad, cuando hizo de su apartamento una especie de campamento de estudiantes y coterráneos en el “barrio latino” como se denominaba en la época a la localidad de Santafé. Mil episodios de alegrías y penurias, de juveniles y estrambóticas iniciativas en aquel tramo inicial de nuestra militancia política.
Más tarde, Jorge se desplazó a Barranquilla a proseguir la construcción de partido, iniciado antes por otros camaradas, y su trabajo fructificó en la capital del litoral Caribe y permitió extender el PTC a varios municipios del Atlántico. Fue el momento en que la corriente fundada y orientada por Francisco Mosquera, como semilla esparcida al viento, se extendió por el país por contingentes de jóvenes entusiastas que desde Bogotá y otros centros urbanos se fueron a los cuatro puntos cardinales de nuestra geografía y ajustaron su vida a la concepción revolucionaria que llevaban en sus cerebros y en sus corazones.
Luego, durante un período considerable, Jorge asumió la dirección de nuestro trabajo político en ese departamento. Acrecida nuestra influencia en el movimiento obrero y en el plano político, se ganó el respaldo de la militancia y el respeto de la dirigencia de izquierda.
Interpretaciones de experiencias y algunas diferencias de criterio, lo llevaron a apartarse de nuestras filas y a conformar la Nueva Tendencia Democrática con algunos otros compañeros dirigentes como Jorge Iván Zapata y el líder del magisterio Quintín Martínez, agrupamiento cuya actividad se hizo sentir durante años entre la caudalosa corriente democrática del departamento del Atlántico. Para fortuna nuestra, coincidencias crecientes en torno a la actual situación del país y del mundo, así como respecto de la línea de acción a seguir frente al funesto retorno del uribismo al poder, dieron lugar a un acercamiento creciente entre nuestras organizaciones, al punto de iniciar un resuelto proceso de integración que llevamos a cabo.
Jorge De Oro obtuvo gran reconocimiento y merecido prestigio en la capital del Atlántico. Su tesonera y destacada labor en pro de la transformación democrática del país le granjeó el aprecio de amplios sectores del movimiento sindical y de las fuerzas democráticas de Barranquilla y del departamento.
Jorge De Oro formaba parte de esa vieja guardia revolucionaria compuesta de lo mejor de los más experimentados cuadros y dirigentes de la izquierda colombiana. Lo testimonian los centenares de mensajes de condolencia y homenaje provenientes del más amplio espectro de los sectores democráticos del país. Las filas de los más veteranos del PTC lo recuerdan con el afecto que se forja para siempre por haber compartido jornadas políticas de la vida del país y de la vida personal de cuadros y líderes, como tramos de lucha que nunca se olvidan, incluso de carácter decisivo. Las filas de nuestros jóvenes, tomarán como fuente de inspiración su trayectoria de vida, eso esperamos, siempre que logremos transmitírsela con el suficiente poder de evocación y de impulso a la acción.
A Olga, su inseparable compañera, y a sus hermanos Orlando, Armando y Arturo, como a los compañeros de la Nueva Tendencia Democrática, nuestras fraternas condolencias. En honor a la memoria de Jorge marcharemos juntos por la profunda y progresiva transformación del país y por la indispensable premisa para lograrlo: la unidad del conjunto de las fuerzas democráticas de Colombia.
Bogotá, 23 de julio de 2020
Jorge de Oro en la última Reunión de Comité Central del PTC realizado de forma presencial en Bogotá.
Jorge de Oro junto a Ubaldo Enrique Meza, secretario del regional de Atlántico.