¿Y dónde está el liberalismo popular colombiano?

El Partido Liberal ha sido central en la historia política y social colombiana. Desde mediados del siglo XIX libró grandes batallas, tuvo divisiones, y derivó en diversidad de matices. Las reformas de medio siglo durante el gobierno de José Hilario López (1798-1869), la época federal (con todos sus aciertos y desaciertos), las proezas de Rafael Uribe Uribe (1859-1914), la Revolución en Marcha de Alfonso López Pumarejo (1886-1959), o la figura de Jorge Eliecer Gaitán (1898-1948), hacen parte de una historia de más de siglo y medio. 

Siempre habitaron en el partido dos grandes vertientes, que se iban equilibrando o que mutaban según las diversas situaciones, una oligárquica y otra popular, sin embargo, poco a poco la primera se fue imponiendo sobre la otra, y con la aplicación del modelo Neoliberal en el país, a finales de los 80s, pero sobretodo en el nefasto periodo de César Gaviria (1990-1994), el Partido Liberal fue tornándose en una fuerza cada vez más conservadora a nivel social, proceso que se explica por muchos aspectos, uno de estos es el funcionamiento del Frente Nacional (1958-1974) y la ausencia de debates de fondo con el Partido Conservador, debido a la repartija burocrática milimétrica, y otro, la anulación del partido como opción de poder, debido a la absorción del mismo en gran parte por el uribismo, como nuevo protagonista de la política colombiana en este siglo. 

Lo cierto es que el otrora glorioso Partido Liberal, que fue un protagonista fundamental de la política en Colombia, se ha tornado paulatinamente en una organización ambigua y contradictoria, donde lo que parece primar es el clientelismo y la variación constante de parámetros, proceso en el que César Gaviria ha sido un actor de primera importancia, por lo que en reciente entrevista para el periódico El Colombiano de Medellín, Luis Fernando Velasco lo acusó de “intentar llevar al liberalismo a la derecha”.

Y es que los resultados de la última Convención Liberal realizada en Cartagena de Indias, ratificaron a Gaviria al frente del partido, y según Velasco, se dieron varias triquiñuelas que aseguraron ese desenlace negativo  para el actual gobierno nacional, que ha apelado a recuperar el legado popular del liberalismo, lo que se torna virtualmente imposible bajo la dirección del expresidente. Según Velasco, las múltiples irregularidades demuestran la falta de democracia al interior del partido, razón por la que decidió retirarse de la Convención, asegurando que muchos “liberales progresistas y liberales socialdemócratas” no se sienten cómodos con Gaviria y no cierra la opción de separarse definitivamente de dicho partido. En síntesis, Velasco resume las polémicas decisiones políticas que en los últimos años ha liderado y coordinado el expresidente:

“Mientras Gustavo Petro y nosotros defendíamos ideas progresistas, el director del Partido hace seis años pidió votar por el candidato de Álvaro Uribe, a quien respeto, pero no comulgo con sus ideas. Fue el primer timonazo de frente para tratar de llevar el partido al ala conservadora de este país. Hace dos años el señor director del Partido, espuriamente hoy ratificado, intentó llevar al Partido donde el candidato Fico Gutiérrez, que es una persona que tiene toda la legitimidad para aspirar a la Presidencia, pero que evidentemente no interpreta las ideas liberales. Nos opusimos y nos enfrentamos, y luego cuando intentó llevar al Partido a la candidatura de Rodolfo Hernández también nos enfrentamos” .

La cita anterior muestra que César Gaviria intentó de manera directa frenar el ascenso político de Gustavo Petro y su proyecto, llevando al Partido Liberal a sellar alianzas con los sectores más reaccionarios de la política colombiana, sin reparar en asuntos programáticos. En esta última Convención (marcada por tres grandes tendencias: el continuismo de Gaviria, la liderada por Velasco, y la que estaba bajo la dirección de Alejandro Carlos Chacón), los políticos y líderes del Partido Liberal que respaldan la oposición fuerte y dura a Petro salieron felices, debido a que, desde su óptica, éste intentaba robarles y quitarles su partido, argumento que sorprende por su superficialidad y que maquilla la animadversión que sienten por el actual presidente de Colombia. Pese a sentirse “orgullosos” de un legado político para nada despreciable de intentos de transformación del país, los sectores gaviristas no hacen más que apoyar prácticas profundamente clientelistas y caudillistas, que hacen que César Gaviria tenga un respaldo relevante a la hora de pactar con los partidos más reaccionarios del espectro político, negando la posibilidad de todo cambio social, e invocando miedos de manera consecutiva, mientras que, por otro lado, escrituran el partido a un político profundamente concentrado en mantener su anacrónica influencia.

El general de los derechos. El caudillo liberal Rafael Uribe Uribe.

Es en dicho panorama donde cobran plena vigencia las preguntas: ¿qué significa ser del Partido Liberal hoy?, ¿qué ideas defiende?, ¿qué lo distingue de su histórico contrincante el Partido Conservador?, ¿qué papel quiere jugar en la política hoy? Me temo que las respuestas tendrían dos salidas: o se argumenta una progresiva conservatización desde su cúspide, o se construye un relato ficticio donde se pregona una defensa de las ideas liberales, que no será compatible con su accionar político en los últimos años. 

¿Y es que existirá algo menos liberal, que el actual Partido Liberal Colombiano en cabeza de Gaviria y sus acólitos?