COP27: pocos acuerdos y menos compromisos
El desarrollo de la COP27 fue evento sin resultados concretos y pocos compromisos. Resalta la participación del presidente Petro al revelar que los acuerdos de cumbres anteriores no se cumplieron ni se adoptaron medidas para enfrentar la emergencia climática. Destaca el acuerdo amazónico entre Colombia, Venezuela y Surinam y presenta la atinada gestión de la ministra Susana Muhamad para consolidar acuerdos con otros países y entidades sobre la problemática climática.
Por Édgar Ortiz Mora
Ante el insólito hecho que Coca Cola, la empresa que ha sido elegida cuatro años seguidos como el mayor contaminante de plásticos del mundo por la organización Break Free From Plastic, ya que produce alrededor de 100 mil millones de botellas desechables de un solo uso al año, es uno de los principales auspiciantes del evento, se desarrolla la Cumbre del Clima COP-27 organizada por la ONU en la ciudad egipcia de Sharm el-Sheikh, con la presencia de 200 países invitados, políticos, líderes empresariales, activistas y otros representantes de la sociedad civil y teniendo en cuenta que no han sido efectivo los resultados de cumplimiento de anteriores cumbres– se predestina su fracaso en los compromisos y fines a alcanzar.
La COP-27 más allá de charlas y más charlas no prevé resultados concretos, más sí pocos acuerdos, menos compromisos e incumplimiento de estos y está lejos de adoptar medidas en cuestiones esenciales para hacer frente a la emergencia climática, que va desde la reducción urgente de las emisiones de gases de efecto invernadero, el fortalecimiento de la resiliencia y la adaptación a las consecuencias inevitables del cambio climático, hasta el cumplimiento de los compromisos de financiación de la acción climática en los países pobres.
Los últimos ocho años han sido los más cálidos registrados hasta la fecha y por ello será muy difícil alcanzar el compromiso de la cumbre de París en 2015 de no superar los 1,5 grados de aumento de la temperatura respecto a los niveles preindustriales, no será difícil, es ya imposible. Está lejos de lo que podríamos pensar ante la reducción de la actividad económica que supuso la pandemia del coronavirus, durante dos años hemos estado sumando una nueva y lamentable dimensión a los peligros relacionados con el tiempo, el clima y el agua, con un amplio abanico de impactos combinados en la salud y el bienestar de los seres humanos.
Contrastando, con el transcurrir repetitivo y vacío del evento, el presidente Gustavo Petro presento una crítica y certera declaración en la cumbre, indico que los acuerdos sobre adaptación y mitigación del cambio climático no se cumplieron, que se carece de acciones climáticas contundentes ante los cambios climáticos extremos que ocasionan la perdida y destrucción de la biodiversidad, que la crisis de sobrevivencia humana se refleja en el aumento de las enfermedades infectocontagiosas y que la super explotación y degradación de los recursos naturales acrecienta la crisis ambiental.
Así mismo y retomando el llamado que hizo el pasado 20 de septiembre ante la Asamblea de la ONU acusando a los países desarrollados que ven la biodiversidad como un obstáculo para el desarrollo, llamo la atención en concentrar la atención en conservar y no desestimar la devastación de la selva amazónica, destacando que delante de tan critico escenario es urgente que gobiernos, corporaciones financiadores y la comunidad internacional actúen para frenar las causas del avance de la deforestación y la destrucción de suelos y bienes comunes, principalmente reduciendo el impacto de las industrias extractivas (petróleo, gas y minerales), actividades vinculadas a la expansión de la agroindustria y la ganadería.
Sostuvo que es fundamental enfrentar el avance de la construcción de grandes infraestructuras, como centrales hidroeléctricas o carreteras que destruyen reservas indígenas y naturales. Esto provoca no solo el fin de los bosques, sino dinámicas de violencia particularmente graves para los pueblos indígenas y comunidades locales, quienes, en defensa de sus territorios, ven afectados sus modos de vida y el ejercicio de sus derechos.
Pidió a las autoridades presentes en la COP 27 pasar del compromiso a la acción, considerando la urgencia de avanzar con un marco efectivo de acciones para reducir la deforestación y consolidar programas que detengan la amenaza al territorio amazónico y dignifiquen la vida en esta región. Es fundamental eliminar progresivamente los combustibles fósiles y evitar que los compromisos asumidos en materia de cero emisiones netas de carbono sean utilizados como “lavado verde” por parte de las corporaciones, generando un aumento de los conflictos, el hambre y profundizando las desigualdades en la región amazónica.
El Plan de Contención de la Deforestación en la Amazonía fue calificado por Espen Barth Eidi ministro de Clima y Medio Ambiente de Noruega, como una voluntad política tan fuerte para proteger la Amazonía que es esencial si queremos alcanzar los objetivos climáticos globales y proteger la biodiversidad, así como la paz total en Colombia, ratificando que Noruega sigue comprometida como amigo y socio de Colombia, en este esfuerzo de salvar la selva amazónica.
Para consolidar el Tratado de Cooperación Amazónica (TCA), firmado el 3 de julio de 1978 y ratificado por los ocho países que comparten la Amazonía: Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela, que tiene como principal objetivo la promoción del desarrollo armónico de la Amazonía, y la incorporación de sus territorios a las respectivas economías nacionales, lo que es fundamental para el mantenimiento del equilibrio entre crecimiento económico y preservación del medio ambiente, en el marco de la conferencia de cambio climático COP27, el presidente Gustavo Petro y sus homólogos de Venezuela, Nicolás Maduro, y Surinam, Chan Santoki, se comprometieron a promover y liderar un acuerdo amazónico con el fin de salvar la selva amazónica afirmando que esta no es una tarea individual, sino que compromete a los nueve países de la región.
Los líderes de las comunidades étnicas del mundo reconocieron al presidente Petro como vocero de los pueblos indígenas que están presentes en 90 países del mundo, con cerca de 467 millones de personas, que representan el 6.2% de la población mundial. La ministra de Ambiente, Susana Muhamad, celebró este encuentro mundial de ancestralidades, al destacar, “No es posible trabajar por los ecosistemas sin las culturas indígenas. La crisis climática no se puede resolver sin un diálogo ancestral, hora tenemos que aprender a vivir en un planeta que no reconocemos, es por eso, que las culturas indígenas y la ciencia son fundamentales”, el presidente Gustavo Petro destacó que las comunidades indígenas han sido las únicas en tener una preocupación legítima por proteger la selva amazónica y afirmo que las comunidades representan un gran aporte a la humanidad, hoy sabemos lo que significa la selva y su importancia en la lucha contra los efectos del cambio climático. Comento además que propuso que se cambie deuda por acción climática. La forma de financiar la adaptación al cambio climático debe ser a través de los recursos de la deuda externa, es decir, no tiene sentido que tengamos que endeudarnos más para poder financiar nuestra propia adaptación.
Aspecto crucial de la cumbre es la financiación, el compromiso adquirido por la comunidad internacional en el marco de la cumbre de Paris se incumplió y no se dispuso los 100.000 millones de dólares anuales en financiación climática ofrecidos a los países en desarrollo y en la COP26 del año pasado en Glasgow, los países de altos ingresos bloquearon una propuesta de creación de un organismo de financiación de pérdidas y daños, y en su lugar apoyaron un diálogo de tres años para las discusiones de financiación. Las discusiones sobre pérdidas y daños que se incluyen ahora en la agenda de la COP27 no garantizarán la compensación ni reconocerán necesariamente la responsabilidad, sino que pretenden conducir a una decisión concluyente a más tardar en 2024.
En la intervención del presidente Gustavo Petro resalto que las propuestas sobre políticas del cambio climático no deben estar supeditadas al mercado y la acumulación de capital, respondiendo así a los opositores del gobierno que argumentan que para adelantar tanto la transición a energías limpias como las políticas medioambientales, el estado sacrifica el presupuesto nacional dejando de lado compromisos adquiridos y los ingresos de proyectos y programas al fisco nacional. A la propuesta presidencial, Lord Zac Goldsmith ministro de Estado para Asia, Energía, Clima y Medio Ambiente del Reino Unido señalo que la regulación de los mercados voluntarios de carbono es esencial para recaudar el financiamiento que necesitamos para cumplir con nuestros objetivos climáticos, de protección a la naturaleza y de desarrollo a lo largo de esta década reafirmo que Colombia tiene un gran potencial en biodiversidad, en sus ecosistemas, entre otros.
La ministra Susana Muhamad participó en la revisión de los compromisos que sobre financiación han asumido los países desarrollados frente a los que están en desarrollo, destacándose el desembolso de 25 millones de dólares para salvar la selva y los ecosistemas, ratificado por los ministros de Noruega, Espen Barth Eide; Reino Unido, Lord Zac Goldsmith y, el viceministro de Alemania, Jochen Flasbarth. Los recursos, que surgen de la Declaración Conjunta de Intención, serán destinados para la puesta en marcha del Plan de Contención de la Deforestación de la Amazonía Colombiana: una estrategia del Gobierno Nacional que prioriza el manejo forestal sostenible del Bosque natural con enfoque comunitario y que tiene como objetivo trabajar con las comunidades en 22 núcleos de deforestación, logrando acuerdos para reducir la perdida de bosques natural, a través del fortalecimiento de las condiciones económicas, sociales y ambientales en estas áreas.
Así mismo las autoridades de Colombia y el Reino Unido renovaron su alianza para el crecimiento sostenible que incluye más de 15 proyectos en temas como: eficiencia energética, movilidad sostenible, política climática y finanzas verdes. El fortalecimiento de esta alianza se remite al 2019 , y ha permitido implementar programas de gran relevancia como el de Territorios Forestales Sostenibles (TEFOS), con un aporte de más de 60 millones de libras para Colombia, en las iniciativas, del catastro multipropósito en zonas de importancia ambiental, la lucha contra los delitos ambientales asociados a la deforestación y las alternativas económicas sostenibles y otras iniciativas apalancadas a través del fondo UK Partnering for Accelerated Climate Transitions (UKPACT), por medio del cual en el 2022 se destinaron 7.8 millones de libras adicionales para actividades habilitantes y proyectos piloto enfocados en la acción climática.
Por último se destaca que por primera vez las propuestas de una amplia y diversa participación de comunidades del país son escuchadas en la cumbre climática COP27, las voces de más de 30 representantes de las comunidades que fueron acreditadas para participar en la COP27 dieron su visión climática enfocada en 4 pilares: reconocimiento de las prioridades de la sociedad civil; educación formación y sensibilización; participación y acceso a la información y construcción y fortalecimiento de capacidades para la acción climática. Dentro de las principales propuestas resaltadas por las más de mil personas que participaron de los diálogos, se destacan: reconocer el rol de las mujeres como lideresas para la adaptación al cambio climático y la producción sostenible; gestión y conservación de bosques y fuentes de agua para mitigar los impactos climáticos; transferencia de conocimiento de entidades nacionales a entidades regionales y locales con información accesible y enfoque diferencial; reconocimiento e intercambio de saberes ancestrales, intergeneracionales, indígenas, palenqueros, y raizales; espacios de liderazgo con énfasis en redes de mujeres y jóvenes, líderes y activistas con causas comunes para una mayor cohesión e incidencia, entre otros.