Para la reactivación: empleo con buenos salarios, no quitando derechos
Con las decisiones equivocadas de este mal gobierno de Duque, no habrá reactivación del sector real de la economía, el agro y la industria. Seguirá acumulando ganancias el sector financiero y el pago de la deuda externa se hará como ordena el FMI, pero también no habrá empleo y la población se sumirá en la pobreza, agudizándose el cuadro dramático de la desigualdad en Colombia. Y entonces nuevamente la población, volverá a reeditar los extraordinarios estallidos sociales del año pasado iniciados el 21 de noviembre. Otra Colombia es posible.
Por Fabio Arias Giraldo
Fiscal Nacional CUT y mayo 19, 2020 / fabioariascut
En Colombia, con la concurrencia de la crisis económica que venía y la pandemia del coronavirus, representará, según diversos pronósticos, que el PIB para el 2020 será de -5,5 % y la tasa de desempleo puede ser superior al 25 %.
El gobierno de Iván Duque y sus socios del Consejo Gremial Nacional, incluso los jefes políticos de Cambio Radical y el Centro Democrático, preparan para la reactivación económica las viejas recetas neoliberales de que para generar empleo se requiere exenciones al gran capital y reducción del valor del trabajo.
Nuestras élites se equivocan de cabo a rabo. Mientras en el Reino Unido, Boris Johnson, su primer ministro, decide en medio de la pandemia y la cuarentena pagar el 80 % de las nóminas de las empresas hasta salarios de 2.500 libras esterlinas (cerca de 12,5 millones de pesos) durante 6 meses, en nuestro país solo se reconoce $350.000 por trabajador y por escasos 3 meses, de forma tardía, pues las pequeñas y microempresas ya han perdido su liquidez y despedido a sus trabajadores.
En diversos países han hecho inversiones del 23 % del PIB, como en Alemania, en EE. UU. podría ser del 25 %, en Perú han gastado ya el 14 %. En nuestro país no se ha llegado al 1,5 % del PIB en los gastos de pago de nómina e ingreso solidario.
Vistas las cosas así, mientras en los demás países utilizan los recursos del Estado para reactivar la economía, en el entendido de que si los trabajadores y la población tienen dinero en sus bolsillos, el consumo puede mantenerse y por tal la demanda de bienes y servicios encontrará compradores y el aparato productivo no se resentirá de manera seria. Así, utilizan emisión de los bancos centrales, bajan intereses, aplazan pagos de intereses y capital de la deuda externa, utilizan parte de las reservas internacionales y no metiendo USD 2.000 millones como hace Colombia, entre muchas opciones del poder del Estado.
Hoy está de por medio la petición de reconocer una renta básica universal de un salario mínimo por tres meses para 30 millones de colombianos, que han perdido sus ingresos, presentada por 52 senadores de 8 partidos políticos, que sería un verdadero alivio y un estímulo al consumo de bienes y servicios.
Pero hasta ahora, no solo no le reconocen a la población y a sus trabajadores sus ingresos, sino que adicionalmente preparan una regresiva reforma laboral para abaratar y flexibilizar la ya precaria contratación laboral.
Gobiernos y empresarios en estos días se han centrado en legalizar los contratos en aras de acogerse al regresivo Plan Nacional de Desarrollo (artículo 193 que establece ingresos por debajo del salario mínimo para ahorrarse parte de la seguridad social y prestacional), flexibilizar los turnos de trabajo y por tal no reconocer los recargos nocturnos y los dominicales y festivos ya desvalorizados con la reforma de Uribe Vélez con la ley 789 del año 2002 y el aplazamiento hasta diciembre del pago de la prima de junio.
Sumado estos tres ítems, los trabajadores perderían $7,3 billones de pesos en lo que resta del presente año (se pueden ver estos cálculos en mi columna de Las2Orillas del 5 de mayo de 2020 ¿Cuánto vale la reforma laboral de Vargas Lleras?) y con ello ahogarían una posible reactivación y cualquier posibilidad de generar empleo con salarios que impacten la demanda de bienes y servicios.
Con estas decisiones equivocadas de este mal gobierno de Duque, no habrá reactivación del sector real de la economía, el agro y la industria, seguirá acumulando ganancias el sector financiero y el pago de la deuda externa se hará como ordena el FMI, pero también no habrá empleo y la población se sumirá en la pobreza, agudizándose el cuadro dramático de la desigualdad en Colombia.
Y entonces nuevamente la población, volverá a reeditar los extraordinarios estallidos sociales del año pasado iniciados el 21 de noviembre. Otra Colombia es posible.