Desde Chile: Ni testimoniales, ni anecdóticos: Noviembre es el mes para cambiar la historia
La candidata del Frente Amplio, Beatríz Sánchez, abre la campaña. En la foto en compañía de los diputados Gabriel Boric y Giorgio Jackson.
Andrés Dibán Dinamarca
Secretario Ejecutivo Nacional
Revolución Democrática Integrante del Frente Amplio de Chile
(Especial para La Bagatela)
El pasado 2 de julio marcamos una huella como Frente Amplio. Más de 300 mil ciudadanos/as se identifican con este proyecto colectivo que tan solo en un par de meses logró hablarle a Chile para ofrecer una alternativa política. No obstante, para seguir con los desafíos, es necesario que evaluemos –desde el optimismo frente a nuevos y mayores pasos– nuestras falencias, plasmándolas en una autocrítica capaz de dar mejores señales para el día de mañana.
Lo primero que debemos reconocer es la importancia de nuestro resultado electoral en las primarias, particularmente el de nuestra candidata Beatriz Sánchez que logró convencer a más de 220 mil compatriotas y extranjeros en Chile y el exterior de que el Frente Amplio representa una esperanza para transformar a Chile en un país más justo y solidario. Este proceso nos demostró que el esfuerzo de miles valió la pena y que en poco tiempo logramos consolidar a Beatriz Sánchez como una apuesta real y considerable para la primera vuelta presidencial.
El Frente Amplio es una coalición política muy joven y el futuro en cuanto a posicionamiento está solo a unos meses de distancia. Debemos volver a plantear nuestra estrategia inicial, que nuestra candidatura presidencial fuera capaz de extender y abrir el conocimiento del conglomerado para lograr una bancada propia y una presencia territorial mayor, que siembre las bases de un proyecto de mediano y largo plazo para transformar a Chile. Aquí es cuando debemos pensar la campaña presidencial como un proceso que levante la posibilidad de consolidarnos como una fuerza consistente, poniendo en concordancia nuestros esfuerzos locales/distritales (candidaturas a Core, diputados y senadores) con los de nuestra figura presidencial.
Beatriz Sánchez se ha consolidado los últimos dos meses. Las últimas encuestas de opinión (CEP, Adimark) demuestran un notable aumento respecto al conocimiento público y valoración de sus propuestas (80%). Junto a ello, nos establecemos como una candidatura competitiva y que se encuentra –técnica y virtualmente– empatada con el candidato de la continuidad de Michelle Bachelet, Alejandro Guillier. Tanto en la última CEP (relativa a los meses de julio y agosto), como en la reciente encuesta Adimark (agosto 2017) la abanderada del Frente Amplio se encumbra a la segunda posición (con un 16% y 18% respectivo) como preferencia para ser la próxima presidenta de Chile. La posibilidad de segunda vuelta y que como coalición nos encontremos allí, está a la vuelta de la esquina. En ese plano tenemos a un gran adversario que derrotar, que se encuentra casi 20 puntos arriba en el primer lugar de las preferencias: Sebastián Piñera.
Aún restan poco más de 70 días de campaña para llegar en la mejor posición posible a la primera vuelta en noviembre. Queda la calle, el diálogo, la conversación y, lo más relevante, el decantar todo lo construido hasta la fecha en términos programáticos. El Frente Amplio es la única coalición y apuesta política que ha elaborado un proceso de cimiento programático y de contenidos de cara a la ciudadanía. Entre los meses de marzo y agosto de 2017, se efectuaron más de 250 encuentros locales para allanar este camino. Miles de chilenas y chilenos han contribuido con la propuesta presidencial de Beatriz Sánchez para llegar a la Moneda. Durante este mes de septiembre, se plebiscitará el consolidado programático levantado desde los mismos territorios: esta es la fase que culmina lo construido y que será la carta de navegación y hoja de ruta de nuestra apuesta hacia el Gobierno y el Congreso. Donde las principales banderas de lucha son el nuevo sistema de pensiones; la asamblea constituyente; la reforma absoluta y sustancial al código laboral instalado en la dictadura; un nuevo modelo de desarrollo nacional, que contemple a la industria como eje rector de la economía y el aumento a los impuestos del 1% más rico de Chile.
El futuro inmediato nos depara una gran tarea: llegar a sectores donde la elitización del Frente Amplio no lo permite; cientos de comunas cooptadas por la Nueva Mayoría y Chile Vamos producto del clientelismo político o desmovilizadas por la despolitización. Esta es una labor a largo plazo, donde lo principal será impulsar una nueva forma de hacer política, sin clientelismos ni caudillos y que sea capaz de integrar a los distintos sectores sociales excluidos de la política nacional: trabajadores, mujeres y madres, pobladores, migrantes y la tercera edad.
No estamos inventando la rueda ni creemos que Chile empezó el 2011. Hemos optado por construir un camino con más organizaciones y, sin duda, en ese camino tendremos que equivocarnos y estar abiertos a dialogar. Hemos estado mirando a Uruguay y a España desde hace varios años. Ellos nos han mirado a nosotros también. Hemos dialogado y construido porque en momentos feroces del neoliberalismo la construcción programática, democrática, generosa, amplia y decidida, parece ser la única posibilidad de dar un giro a nuestras sociedades, teniendo claro que no estamos para ser ni testimoniales ni anecdóticos, sino peligrosos para quienes quieren que nada cambie.
Santiago de Chile, septiembre 5 de 2017