Editorial. Con millones y millones de votos ganaremos esta batalla por la democracia
Gran movilización en todo el país por Petro Presidente, las listas del Pacto Histórico
y las candidaturas de Edwin Palma y Consuelo Ahumada al Senado
Se acerca el país a un momento de decisiones trascendentales. Con las elecciones presidenciales del año en curso, Colombia definirá si prosigue su viejo curso de superexplotación, opresión oligárquica y extranjera, pobreza y atraso, supresión de toda democracia y reinado de la violencia y la barbarie, o si, por el contrario, afirma en los hechos una voluntad popular de cambio y progreso social y empieza efectivamente a transitar una nueva era.
Tras 20 y más años de padecer la sombra funesta del uribismo sobre la vida nacional y al cabo de incesantes y crecientes luchas del pueblo, especialmente las acometidas desde 2019, es manifiesta una tendencia favorable a los de abajo en la correlación general de fuerzas. Determinadas condiciones y un cúmulo de circunstancias de signo positivo permiten vislumbrar una gran derrota de los viejos poderes coligados, tan sanguinarios y corruptos como serviles ante la vieja dominación foránea. Por primera vez en muchísimo tiempo, se abre la posibilidad real de empezar a cambiar el agobiador y humillante estado de cosas imperante en Colombia. De iniciar en serio las tareas históricas del país, inconclusas pero pendientes, en materia de las grandes transformaciones democráticas, del agro, de la superación del atraso con una pujante industrialización propia, del combate contra la desigualdad social, por la abolición de todas las discriminaciones y exclusiones y por la reconquista de nuestra independencia nacional.
La oportunidad de empezar tan magna marcha se avecina con la fecha de las próximas elecciones presidenciales. Puede concretarse este grandioso anhelo con el voto de millones y millones por el liderazgo que lo encarna y encabeza, el de Gustavo Petro Urrego, para avanzar en el necesario primer paso en ese camino: el de la instauración del gobierno del Pacto Histórico.
Esta victoria inicial la posibilita hoy la hazaña que para el movimiento democrático colombiano constituye la conformación del Pacto Histórico. El vasto alcance político y social de esta amplia coalición no tiene precedente sino en el gran frente de clases sociales y sectores constituido en la época de nuestra Independencia para hacer realidad a Colombia como nación y república independiente. Como en aquel gran frente fundacional, no han sido pocos los obstáculos sorteados o superados por el Pacto Histórico en el escarpado sendero que ha conducido a la unidad de las fuerzas democráticas, si no total, sí de su actual cauce principal y mayoritario. Incluso sus errores, en cuanto a la genuina forja de las reglas democráticas de una política de frente único capaz de unir al 99 por ciento de los colombianos, pueden resultar aleccionadores.
Es preciso insistir en que el esfuerzo de las fuerzas democráticas ha de ser descomunal. Suficiente para vencer por una abrumadora ventaja en primera vuelta. Las malas artes del uribismo gobernante, adversarios a ultranza de la paz y el progreso social –dispuestos a apelar a todos los medios legales e ilegales, sin excluir el fraude, la intimidación, la violencia y las intentonas golpistas–, harían mucho más difícil la contienda en la eventualidad de una segunda vuelta.
Para lograrlo, no debe ahorrarse ninguna gestión en la búsqueda de la integración en un mismo frente de todas las fuerzas democráticas. Lograr un acuerdo con la Coalición de la Esperanza, programático y de procedimiento, satisfactorio para todas las partes, constituiría un enorme paso en ese cometido.
En esta ocasión, dadas las excepcionales perspectivas de la lucha, la composición del próximo Congreso tendrá una importancia capital. Elegir una formidable fuerza integrada por senadores y representantes del Pacto Histórico y demás fuerzas democráticas, resultará decisiva a la hora de contrarrestar las inevitables componendas y celadas fraguadas a través o en el escenario parlamentario contra un nuevo gobierno democrático.
Edwin Palma Egea y Consuelo Ahumada Beltrán, dos dirigentes del PTC que integran la lista de Senado del Pacto Histórico, se batirán sin falta por la causa popular elevada por el voto de los colombianos a nuevo gobierno. El voto que solicitamos de millones de demócratas por esta lista de Senado, asegurará que ocupen lugares destacados en la primera línea de las batallas políticas que habrán de librarse por la democracia en esa corporación. Participemos en la gigantesca movilización hoy en marcha en Colombia para repletar las urnas por el triunfo del cambio. Con similares magnitudes de votación, por las diferentes listas de Cámara del Pacto Histórico en todo el país, también integradas por varios otros compañeros y amigos petecistas. El 13 de marzo, además de los comicios de Congreso, votaremos con redoblado entusiasmo por el candidato Gustavo Petro, en la consulta de Pacto Histórico para concretar las reivindicaciones burladas de los colombianos.
Unamos Colombia a la tarea general de la humanidad contra el cambio climático, el hegemonismo imperialista y un nuevo régimen social, que no se base en la explotación del hombre por el hombre. Derrotar la ultraderecha uribista y elegir un nuevo gobierno democrático: esta batalla la ganaremos con millones y millones de votos.
26 de enero de 2022