¿Son las criptomonedas mecanismo válido para la evasión de impuestos?

No estamos pensando aquí en hacer fiestas y parrandas, en diluir el dinero del público en guerras, en bombas, en tanques, sino en gastarlo en lo que más necesitamos, que es la educación de la sociedad y superar el hambre, que ha crecido, lamentablemente, en los últimos tiempos por la crisis mundial de alimentos y por la guerra, además, y por, en mi opinión, haber descuidado durante décadas la producción alimenticia de Colombia.

Gustavo Petro, presidente de Colombia

Como uno de sus primeros actos de gobierno el presidente Petro a través de su ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, radico el texto de reforma tributaria, titulado “Reforma Tributaria para la igualdad y la Justicia Social”, con ella como ha sido dado a conocer por los diferentes medios de comunicación hablados y escritos se quiere conseguir un recaudo de 25,9 billones de pesos, más o menos el 1,72% del PIB para el año 2023, y el plan proyecta en promedio un recaudo para 2024 y 2033 del 1,3% del PIB, con un fin determinado, financiar programas sociales, económicos y de infraestructura en el país.

En la actualidad y por cifras dadas por el director de la DIAN, Luis Carlos Reyes, esta entidad ha calculado que entre un 6% y 8% de PIB colombiano es aproximadamente el valor de la evasión de impuestos.

Como una de las acciones para evitar este monto de evasión se propone limitar las transacciones en efectivo desde cierto monto y se pretende que ellas queden registradas en un medio magnético, llevándonos seguramente al uso de las criptomonedas. Ya en la Cámara de Representantes, se tocan algunos temas relacionados a esta utilización. Desde agosto del 2021, en una iniciativa plasmada en un proyecto de ley presentado por los congresistas Mauricio Toro[1] y Rodrigo Rojas Lara[2]., básicamente se quieren establecer las reglas sobre las cuales las plataformas digitales podrán ofrecer servicios de intercambio a través de las criptomonedas.

Una criptomoneda o criptodivisa es el medio digital de intercambio comercial que hace posible La internet del Valor (IoV) o Internet del dinero como se le ha denominado.

Estas aplicaciones (las criptodivisas) de Internet permiten el intercambio de valor en forma de criptomonedas; aparecen formalmente en 2009 con BITCOIN, pero para esa época en el mercado existía por ejemplo PAYPAL, pero su diferencia radica en que sus transacciones requieren el uso y la intermediación a través de redes como las de las tarjetas plásticas bancarias y los mismos bancos, mientras que con las criptomonedas no se tienen intermediarios, ya que se usa una herramienta tecnológica llamada Blockchain.[3]

Describamos en forma sencilla en que consiste Blockchain

Este pequeño aparte es solo una interpretación académica para comprender el tema que tanto espacio ocupa en los medios de comunicación, solo lo incluyo como una ayuda, para comprensión del tema. Es una cadena de bloques[4], cuya principal característica es la descentralización, la transparencia de la información y la seguridad de los datos ya que está criptografiada[5] con modelos matemáticos asignados por su creador. Desde su origen fue creado para que los estados-nación No tengan control de ellas.

En estos componentes se define la función y el modo de operación del Modelo y su fin último.

En el blockchain pueden intervenir “n” Participantes, puede haber ”n” operaciones, pero cada uno de los participantes podrá ver solo la información (data) que el creador le ha asignado. Desde su origen el modelo se crea para que no haya intervención de terceros.

Efectos internacionales en el uso de las criptomonedas

Realmente Blockchain no es solo una gestión de una base de datos, sino es el uso de un conjunto de tecnologías que garantizan absoluta seguridad, para transferencia de valores o activos. Su uso intensivo en la economía implica mayor dificultad para que los gobiernos de los estados-nación puedan rastrear los movimientos de dinero que se hagan a través de ella, situación que dificulta el recaudo de impuestos.

Las multinacionales tecnológicas promotoras y creadoras de esta tecnología han ganado un terreno enorme. En primer lugar, han ganado en soberanía, afectando la soberanía de los estados-nación, situación que les ha permitido colocarse como iguales en las discusiones de control frete a ellos. En segundo lugar, haciendo uso de esta tecnología evaden el pago de impuestos y ponen sus ganancias en paraísos fiscales. En tercer lugar. Han creado una “nueva forma” de trabajo, denominada “nómadas digitales”, son profesionales de múltiples disciplinas del conocimiento que ejecutan sus labores de forma remota y sus pagos los reciben a través de las criptomonedas que estos profesionales reciben en dólares evadiendo el pago de impuestos, y de tajo se vuelan las responsabilidades de Salud y protección para la vejez. Y, en cuarto Lugar. Han conseguido visado y permiso en países como Argentina, Colombia, Panamá, Costa Rica, El Salvador, Bolivia, Ecuador, Perú, Brasil, Chile, Georgia, Dubai, Islas Caimán, Bermudas, Antigua y Barbuda, México, Australia, Tailandia, Alemania, República Checa, Portugal, Noruega, Estonia y Croacia, lugares en donde hacen las transacciones para el pago a sus “colaboradores”.

Ante esta situación, algunos estados-nación han promovido la creación en bloque de normas para obligar a los oligopolios tecnológicos a pagar impuestos, pero esto a la fecha no ha surtido efecto, lo que se ha visto, como se puede ver en el grafico “Hechos de la Historia Reciente”, es que algunos países se ha prohibido el uso de las criptomonedas especialmente por el anonimato que cada transacción contiene.

Otra reacción ha sido darle un giro al principio inicial de creación de las criptomonedas, y hacen que los bancos centrales promuevan el Blockchain, pero bajo su supervisión. Pretendiendo centralizar el poder en el estado-nación, solución que ayuda a no afectar a la banca multinacional y no hace obsoletos los controles sobre la economía.

Colombia no es ajeno a esta situación, el gerente del Banco de la República, Leonardo Villar dio unas pinceladas sobre la intención del banco de emitir una moneda digital, lo expuso al inicio de la edición 56 de la Convención bancaria a mediado del mes de agosto de este año, lo que implica este anuncio es que en Colombia quien quiera hacer uso de esta tecnología lo podrá hacer si cuenta con un depósito en el banco central, lo que representaría entre otras cosas un cambio total de las operaciones del Banco de la República; igualmente manifestó que no usarán Blockchain ya que el banco no solo emitirá la moneda digital sino que la administrará, con la intención de ir promoviendo el uso de las divisas digitales en el país. Pero para nadie es un secreto que una vez legalizada la criptomoneda nacional el salto inmediato es al uso del Blockchain controlado. Todo esto puede estar siendo anunciado porque en el país el 75% de los pagos en las tiendas se hacen en efectivo y menos del 20% por medio de pagos digitales, haciendo que la banca pierda en la no intervención de estas operaciones.

Internacionalmente y por consecuencias de la guerra ruso-ucraniana las criptomonedas han tenido una fuerte fluctuación, incluso en periodos recientes, a la baja. Los expertos en temas económicos nos podrán dar luces de las implicaciones de Blockchain en los mercados del carbono, el argumento inicial de que el uso de la tecnología de Bloques era perjudicial para el medio ambiente parece derrumbarse ante la evidencia de que el uso de esta tecnología es una herramienta clave para combatir la emisión de gases de efecto invernadero, además sus diversas utilidades podrán ayudar a optimizar los mercados mismo del carbono.

Si bien es cierto que el uso de efectivo es una modalidad utilizada en el país para todo tipo de transacciones incluso los de la delincuencia y que intenciones como estas ayudarán a controlar los mercados negros que pululan, todavía hay mucho terreno por recorrer y los estados-nación vienen perdiendo la pelea. Esta es una tarea que debe afrontar el gobierno de cambio, en donde intermedian acciones económicas, políticas y tecnológicas.