Congestión en la Esap. Parte I.
Se tenía la esperanza que el nombramiento de Jorge Iván Bula bastaría para empezar a cambiar la difícil situación de la ESAP, pero no fue así. Esta es una crónica personal en dos partes, que relata la convulsión estudiantil que se agudizó en la institución desde mediados de 2023 y hasta hoy, en la que el Consec ha jugado un importante papel con valiosos aprendizajes.
Por Yeisson Rativa
Nota: El presente texto es un punto de vista personal.
Ingresé a la Esap en el primer semestre de 2023 a estudiar Administración Pública, en la jornada de la noche. Esta no es una universidad normal, para empezar, no está suscrita al Ministerio de Educación, sino al Departamento Administrativo de la Función Pública, que depende directamente de la Presidencia de la República, y una parte de sus estudiantes desde que entran ya tienen clarísimo que vienen a lo que vienen: formarse para ocupar cargos públicos y hacer carrera política.
Se trata entonces de un estudiantado politizado, pero también, con muchas relaciones con sectores políticos tradicionales, incluso muchos de ellos vienen recomendados. Sin embargo, otra parte del estudiantado llega a la institución como última opción de acceso a la educación superior, luego de no lograr ingresar a otras universidades. Al finalizar las jornadas y al abrigo de la noche, encontré que se conversaba bastante de política y desde una multitud de orillas ideológicas. Tuve mis primeras discusiones con otros compañeros controvirtiendo las tesis de la “combinación de todas las formas de lucha”.
Empecé a conocer la administración en una reunión casual con el entonces subdirector académico, en un espacio para realizar un evento en homenaje a Camilo Torres, uno de los fundadores de la Escuela. Allí nos contaba que el gobierno recibió la institución con solo 25 profesores de planta, y más de 400 profesores temporales. El presupuesto de la Esap para 2024 es de 375.000 millones, atiende 21.000 estudiantes.
En la segunda semana fui invitado a un tanque de pensamiento integrado por profesores y estudiantes de línea petrista. Allí se hacían muchas críticas a la administración actual en cabeza de Jorge Iván Bula -cercano al centro político-, nombrada por el propio Presidente Petro en septiembre de 2022. Se tenía la esperanza que este nombramiento bastaría para empezar a cambiar la situación, pero no fue así.
Registramos al Consec como organización estudiantil dentro de la Esap, lo que nos dio posibilidad de gestionar espacios y de usar canales institucionales de comunicación, como el correo electrónico. El primero fue un espacio para conversar sobre reforma a la salud que, aunque por algunas circunstancias no se pudo dar, sí significó un bautizo ante la comunidad y demás organizaciones estudiantiles, pues nuestro flayer de invitación fue enviado a todos los estudiantes. Finalizando el primer semestre ya se hacían reuniones con otras fuerzas para conversar alrededor del proyecto de Ley Estatutaria de Educación, a propósito, en mayo del 2023 se crea REÚNE, agrupando al Consec, Aceu, UJP, Reveses. Y desde REÚNE se logran hacer actividades dentro y fuera de la Esap.
Para el segundo semestre del 2023 pasé a la jornada de la mañana. La encontré mucho más activa. Transcurrían entonces las campañas políticas al Concejo de Bogotá. El 16 de agosto la administración de la universidad firmó un contrato de operación logística con una Unión Temporal, por 11.671 millones de pesos, para la capacitación de los futuros funcionarios electos. Mientras tanto, a raíz de la convocatoria al Encuentro Nacional de Estudiantes -ENES-, que se llevaría a cabo del 22 al 24 de septiembre en Medellín, las organizaciones estudiantiles solicitaron a la administración de la Esap buses para facilitar su participación, lo que terminaría por convertirse en un florero de Llorente ante la dilación de la solicitud.
Se convocó a Asamblea Estudiantil para presionar la consecución de los buses, que terminó convirtiéndose en una tribuna, en la que se denunció que el mencionado contrato era irregular, así como muchas otras acciones de presunta corrupción, y señalamientos de favoritismo hacia contratistas y asesores que rodean la dirección por encima de los mismos empleados de la institución. Era lunes y la asamblea se volvió permanente.
En aquellos cruciales momentos decidí quedarme para participar de la Asamblea en la Esap en vez de asistir al ENES. A los funcionarios de la administración se les llamó a rendir cuentas en el espacio, pero no atendieron el llamado. Para el miércoles se les cita nuevamente, se realiza un plantón con el propósito de paralizar la universidad, al no ser posible, decidimos impulsar un campamento y tomarnos todas las instalaciones. El director nacional se encontraba en China, se la pasaba viajando.
Durante esta experiencia pude conocer de forma personal los sentimientos y pasiones de mis compañeros y compañeras y distinguir entre ellos distintas formas de proceder. Surgieron muchos liderazgos, se cometieron muchos aciertos y desaciertos fruto de la inexperiencia. Era un salpicón: verdes, rojos, comunes, liberales. Los hubo también quienes intentaban parametrizar la organización espontánea, más que todo de semestres superiores. Había más chicas que chicos, la observación de las conductas para relacionarnos con las mujeres en perspectiva del feminismo estaba siempre presente. En las conversaciones descubrí que había quien sabía de Francisco Mosquera y del PTC. Muchos se sumaron a nuestra corriente, algunos pidieron militancia.
Tomamos un rol relevante durante el campamento. Las preconcepciones dominantes entre las masas juveniles son de rechazo a la organización más estructurada, particularmente al nombramiento de representantes, vocerías o responsabilidades individuales. El responsable terminaba por ser la persona que estuviera disponible. No había mecanismos para solucionar contradicciones entre los liderazgos más visibles, lo que termino siendo una fuente de fricciones y debilidad. Contradictoriamente, resulta que una de nuestras militantes fue nombrada tesorera de los recursos del campamento, obtenidos con aportes de los propios estudiantes, profesores y funcionarios, quien responsablemente manejó cifras que alcanzaron el millón y medio semanal.
Aquellos más estructurados políticamente del liberalismo y organizaciones tradicionales de izquierda se fueron para el ENES, a su regreso no fueron bien recibidos por los liderazgos espontáneos que se fueron formando en el campamento. A la postre, desde sectores del Partido Liberal y del exsenador Jorge Enrique Robledo, junto con la administración, sostuvieron la línea de romper el campamento e iniciar clases.
Entre tanto, la consigna era que Bula diera la cara y que dimitieran todos los asesores implicados en corrupción. Renunció el subdirector de servicios académicos, Óscar Jairo Fonseca, no obstante, fue reemplazado por Luz Estella Parrada, igualmente cuestionada.
Un miércoles muy crítico, aprovechando que se venía la semana de receso del 9 al 13 de octubre del 2023, los opositores del campamento querían forzar una votación para levantarlo. A pesar de ellos se logramos reprogramar la votación hasta el viernes de esa misma semana; entendíamos que el campamento debía continuar hasta después del receso y nos empeñábamos en realizar el Encuentro Nacional de Estudiantes Esapistas -ENEE- y que la Escuela financiara el viaje de estudiantes desde las regiones. Ese día previo a la votación, la administración sacó un comunicado para desconocer el campamento. Durante las discusiones que posteriormente se dieron entre círculos estudiantiles se propuso incluso realizar un tropel, se planteó la inconveniencia de tal acción, y optamos por realizar todos los esfuerzos suficientes para fortalecer la Asamblea.
El viernes 13 durante la votación ganó la postura en la que propuso posponer el fin del campamento y programando el ENEE, que se realizó en plena semana de receso, y para el cual, se logró la financiación del transporte de delegados regionales por parte de la administración. Se concretó un pliego de 101 páginas y 61 puntos. Finalmente, tras resistir un mes, el campamento se levantó el 18 de octubre, no sin antes constituir una mesa de concertación con la administración universitaria, cuyas sesiones fueron transmitidas en vivo por los canales institucionales y las redes de los estudiantes. Posteriormente, fui elegido vocero en la mesa, y después, al dividirse la mesa en micromesas temáticas, participé en la correspondiente a democracia.
La coyuntura en la Esap había llegado al dominio público. Ya el 10, 11 y 12 de octubre la Contraloría había visitado el campus recaudando pruebas de presunto detrimento patrimonial. Por su parte, el 28 de noviembre congresistas del Pacto Histórico realizaron un debate de control político, afirmando que “los alfiles del Gobierno deben ser los primeros en hacer veeduría a los funcionarios que estén incumpliendo la ‘promesa de cambio’ del Gobierno Petro”. Los estudiantes tomaron la palabra en el debate, lo que sirvió de excusa a la administración para levantarse de la mesa. No obstante, logramos su reinstalación, luego de que, en un escenario de rendición de cuentas del Departamento de la Función Pública, los voceros estudiantiles encararan al director de Función Pública César Augusto Manrique, ex M-19.
Este pulso continúa en 2024, en el que el Consec se posiciona al frente de varias actividades de protesta en el contexto de la discusión de la reforma al estatuto estudiantil, del bienestar estudiantil, del proyecto de reforma a la Ley Estatutaria de Educación, y de las elecciones internas de organismos colegiados de la Esap. Pero esto lo veremos en un próximo capítulo.
Yeisson Rativa. Estudiante Esap.
Con la colaboración de Augusto R. M.