El regreso a clases

Carlos Mosquera

Dirigente estudiantil

Consejo Nacional Superior Estudiantil de Colombia (Consec)

Ya han pasado varios días desde que se normalizó la situación académica de docentes y estudiantes tras el portentoso y glorioso paro nacional de 25 días en defensa de la educación pública, realizado por el magisterio colombiano.

El regreso se ha dado de una forma tranquila, progresiva pero muy victoriosa; se contempla la satisfacción y emoción por lo desarrollado y logrado durante y por medio del paro, gracias a la combatividad, resistencia y gallardía demostrada por parte de docentes, estudiantes y comunidad educativa en general. La notable unidad del magisterio en torno a la búsqueda de sus reivindicaciones, hace posible que los jóvenes sigamos soñando con la posibilidad de una educación pública, científica y democrática.

La política neoliberal ha venido desmejorando progresivamente las condiciones de la educación pública en el país, lo que se traduce en un recorte para el año 2017 del 29% del presupuesto general de la nación, determinación que deteriora las condiciones tanto de docentes como de estudiantes, afectando la calidad de la educación misma, situación de la que no escapan las universidades públicas sometidas a un debilitamiento presupuestal que pone en peligro su misma existencia.

Somos conscientes de que la educación que anhelamos se defiende y preserva con una financiación estatal real. Desde el establecimiento del Sistema General de Participaciones, SGP, la educación pasa por serias dificultades y problemáticas que día a día son más notorias tras las constantes denuncias en las que, incluso con fotos, se pone sobre la mesa la mala calidad y constantes violaciones al derecho de seguridad alimentaria del estudiantado, las pésimas condiciones de infraestructura que presenta la inmensa mayoría de planteles educativos en el país, tejas rotas, paredes caídas, ventanas rotas, pupitres inutilizables haciendo que los jóvenes no tengan más opción que tomar clases en el suelo, poco o nada de material pedagógico, poca o nula capacidad de infraestructura que permita una digna movilidad de los estudiantes de los hogares a las instituciones, esto se está convirtiendo en una constante en todo el territorio nacional.

Todo ello se profundiza con las políticas regresivas del gobierno nacional, gobiernos departamentales y municipales de la privatización de la educación, mediante la figura de entrega de colegios en concesión y la implementación de la mal llamada jornada única sin garantías para estudiantes y profesores, la disminución del presupuesto de la educación, exigencias de los grupos económicos del imperio norteamericano y organizaciones que obedecen al capital extranjero como lo son la Ocde, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, el Fondo Monetario Internacional, entre otros.

Por si fuera poco lo anterior, el regreso a clases se da en medio una posición vengativa por parte del Ministerio de Educación Nacional y la Secretaria de Educación Distrital en Bogotá, quienes le apostaban a que docentes y estudiantes fuéramos afectados por una excesiva demora en la culminación del calendario escolar (y es que Peñalosa al igual que la señora Giha querían que el año escolar finalizara en enero próximo), con ello se buscaba poner en contra de los docentes y su justa lucha popular a estudiantes y padres de familia.

La postura del gobierno distrital, en este mes largo, no se ha logrado imponer. Esa postura se evidencia también en la poca importancia que les da a los jóvenes como sujetos de derecho. Esto mismo se manifiesta en el proceso de Cabildantes Estudiantiles, una figura que consiste en la elección de cargos de representación estudiantil que tiene como objetivo reunir las problemáticas que viven los estudiantes en su diario vivir a nivel distrital, lo cual puede ser llevado al Concejo de Bogotá, exponiéndolo a los concejales y secretarías de distritales para que se haga el control político y se atiendan las solicitudes a las que haya lugar por parte de los concejales, y además las acciones y ejecuciones por parte del gobierno de Peñalosa. Pero Veeduría y la Secretaría de Educación Distrital han decidido que por ningún motivo se hagan las reuniones preparatorias y de sesiones en el Concejo de Bogotá, adjudicando además razones absurdas e ilógicas para violar los derechos que tenemos los estudiantes y en especial nosotros los cabildantes estudiantiles a la participación en espacios democráticos como lo son la Mesa Local y Distrital de Cabildantes (Regida por el Acuerdo 597 de 2015).

Lo que nos da a entender, que existe un temor infundado en las instituciones gubernamentales por el gobierno fascista de Peñalosa y los concejales de Bogotá, hacia el liderazgo de los estudiantes y que su participación en el Concejo logre exponer y denunciar las grandes y graves problemáticas por las que atraviesan las instituciones y localidades en la ciudad, agudizadas por las políticas de este gobierno, privatizador e improvisador.

En general, aunque con un panorama desalentador, con regocijo vemos el fruto de la participación de organizaciones sindicales, sociales, políticas y ciudadanía consciente en la apuesta por mejores condiciones en el país. Como organización estudiantil no seremos inferiores a los retos que nos trace la historia, nos mantenemos firmes en la defensa de lo que significa educar para la construcción del progreso y de un ambiente pacifico que traerá como garantía el fortalecimiento de las luchas venideras que con un carácter democrático y civilista, se librará hacia la reivindicación de una educación pública, científica y democrática, por un trabajo digno, salud integral y la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos.

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