Con cabildo abierto o cabildo cerrado, la ETB no se vende, se defiende

La batalla contra la privatización de los activos de Bogotá

Con cabildo abierto o cabildo cerrado,
la ETB no se vende, se defiende

César Tovar de León

Editor de La Bagatela

No fue a sombrerazos, sino a birretazo limpio como salió el alcalde Peñalosa al término de la segunda sesión del cabildo abierto sobre la venta de la ETB, el pasado 7 de marzo. Cabildo convocado por varias decenas de miles de firmas de ciudadanos de la capital del país, en una campaña ejemplar del sindicato de trabajadores de la ETB para conservar el carácter público de esta empresa de comunicaciones.

Ya son lejanos los tiempos del nacimiento de esta empresa por allá en 1884, así como de las cenizas que dejó el incendio que la devoró en 1900 o de su renacer con el nombre The Bogotá Telephone Company en 1906, de su adquisición por la General Electric Ltda. de Londres en 1912, y finalmente de su municipalización en 1940.

A lo largo de su historia esta empresa de los bogotanos ha sorteado muchos intentos de privatización, trece en total, sin que sus enemigos (criollos y extranjeros), aquellos que han querido arrebatársela a la ciudad para beneficio propio, hayan podido cantar victoria. ¡Un magnífico ejemplo de la resistencia ciudadana y de la defensa de lo público!

Hoy estamos frente al segundo intento de Enrique Peñalosa por vender la empresa, y desde la campaña electoral y con la presentación del Plan de Desarrollo y su aprobación por el Concejo de Bogotá, ya no quedaron dudas. Pero todavía los depredadores no pueden cantar victoria, porque, como en los tiempos de su municipalización, hoy la ciudadanía y los trabajadores con sus sindicatos levantaron la bandera de su defensa y, haciendo uso de los mecanismos legales de participación, se dieron a la tarea de convocar el cabildo abierto. En la primera sesión del cabildo, realizada el 28 de febrero, con 41 intervenciones en pro y en contra de la enajenación, los argumentos presentados por la administración y por la comparsa de áulicos invitados (entre ellos los exministros Alberto Carrasquilla y Carlos Caballero Argáez), no se salieron de la cartilla neoliberal: que el papel del Estado no es manejar esos negocios; que es un riesgo frente la competencia multinacional; que no hay plata para invertir; que lo público es ineficiente; que el Estado es un pésimo administrador; que hay que desregular los controles oficiales a favor de la producción privada de bienes y servicios; que hay que eliminar los subsidios a la población; que hay que adelgazar el aparato burocrático; que los salarios de los trabajadores son la causa de su incompetencia, y un largo etcétera.

En sus dos sesiones el cabildo se desarrolló de manera agitada, entre abucheos, rechiflas y aplausos, pero hay que añadir que la administración hizo gala de todo su poder para llenar el auditorio con funcionarios distritales y convertir el cabildo de abierto, en cerrado. Y como dice Leonardo Argüello, de la dirección de Sintrateléfonos: “es cierto que el presidente del Concejo vulneró y desconoció lo que reza la ley que regula el cabildo abierto, no ofreció ciertas garantías y fue restrictivo”.

Entre las intervenciones ciudadanas de la primera jornada se pueden destacar la de Martha Triana, presidenta del Consejo Territorial de Planeación Distrital y edila de la localidad de Teusaquillo, quien denunció de manera tajante y valiente las maniobras de la administración en la presentación del Plan de Desarrollo, eludiendo su discusión en este Consejo, en contravía de las normas legales; plan de desarrollo donde venía incluida la venta de las acciones de la ETB. Así mismo, vale resaltar la intervención del empresario y político bogotano, Alex Vernot, quien expresó desde la óptica comercial el cuestionamiento de la venta con el poderoso argumento de que una empresa que da utilidades, es un despropósito económico feriarla.

Pero la argumentación económica más sólida estuvo a cargo del experimentado profesor Eduardo Sarmiento Palacio, quien repitiendo lo dicho y escrito por él en diversos medios de comunicación, nos situó en el escenario real de la compañía, que el alcalde y el gerente pretenden esconder: “La solución la encontró el plan estratégico de la administración anterior (la de Gustavo Petro) en internet y la telefonía celular, que en Colombia y en todas partes del mundo avanzaban por encima del producto nacional. El plan se materializó en una inversión de 1,8 billones que no demoró en manifestarse. Después que los ingresos disminuyeran durante diez años, en 2013 aumentaron 1,5%; en 2014 subieron 0,5%; en 2015 el 3,3% y en el primer semestre de 2016 al 3,5%. Y algo aún más diciente: en 2015 y 2016 crecieron más que en Claro y Telefónica. La empresa se convirtió en una organización dinámica, en la cual las actividades distintas a la telefonía fija crecen más de 5%, y en el caso de la fibra óptica y la telefonía móvil, lo hacen por encima de 15%.

Y como conclusión de esta primera jornada del cabildo, Yezid García, exconcejal del PTC Alianza Verde, no lo pudo expresar mejor:

Si se hiciera un balance objetivo del cabildo abierto sobre la venta de la ETB, que convocado por la ciudadanía a través de más de 60.000 firmas y el Concejo de Bogotá, se realizó ayer en las instalaciones del Idrd, debe concluirse que la inmensa mayoría de las personas que intervinieron se opusieron con múltiples razones a la privatización de esta empresa distrital. La ‘argumentación’ del gerente Castellanos y el alcalde Peñalosa es superficial, engañosa y dogmática frente al credo neoliberal, pero son notorios cuatro hechos: A. Ese gerente es un provocador profesional cuando afirma irresponsablemente que ‘la ETB es un buen negocio, pero para los sindicatos’. B. Es el único gerente en el mundo capitalista que se ufana porque su empresa perdió 200.000 millones de pesos en su primer año de gestión, el 2016. C. Como expresión de la ‘democracia participativa’, Peñalosa concluye: ‘ustedes podrán estar en desacuerdo, pero yo ya tomé la decisión de vender ETB’. (¡!) D. Peñalosa insiste en vender ETB para ‘construir infraestructura social’. Ignora que lo que hace es vender infraestructura de comunicaciones, redes de fibra óptica, que llevan el saber y el conocimiento, para construir infraestructura de cemento para que transiten los Transmilenios.

Es decir, como consigna Enrique Santos Molano en una columna de El Tiempo, Peñalosa dejó claro que, “estando tomada la decisión” de vender la ETB, no había espacio para resolver dudas ni escuchar razones. Es decir, el inédito e histórico mecanismo del cabildo abierto era una necedad y el alcalde con su inveterado cinismo insiste machaconamente en mentir diciendo que los recursos producidos con la venta de la empresa irían para “la inversión social, en colegios y hospitales”, pero lo que no dijo es que el 57% de los recursos de la privatización de la ETB y de la EEB irían para Transmilenio, según datos de la misma secretaría de Hacienda.

Para la segunda jornada del cabildo la administración redobló los esfuerzos para copar el auditorio con funcionarios distritales, a los cuales les hacían firmar planillas de asistencia. Los trabajadores y ciudadanos prácticamente quedaron en una proporción de dos a ocho y la inmensa mayoría de ellos quedaron a las puertas del Idrd, a los que no les quedó otra opción sino la de la protesta, a la cual se le respondió con el método usual del alcalde: el Esmad, el cual procedió con lo mejor que sabe: atropellar y golpear a los ciudadanos. Finalmente, por falta de garantías los sindicatos optaron por abandonar el cabildo y se unieron a la protesta en las afueras del recinto, sin antes lanzar al alcalde y a la mesa directiva del cabildo los birretes con los que los miembros de un colectivo de ciudadanos se habían presentado en alusión manifiesta a los falsos títulos universitarios del alcalde.

Aunque la figura del cabildo no es vinculante, logró el objetivo de socializar con la ciudadanía esta desafortunada feria de los activos de la ciudad. No solo por la agitación del tema en el proceso de recolección de las firmas y el impacto de las dos sesiones del cabildo, sino porque contribuye positivamente y profundiza en gran medida en el otro proceso ciudadano, el de la Revocatoria del Mandato. A la fecha van más de 300.000 mil firmas y la insatisfacción general de la ciudadanía no puede ser más evidente: todas las encuestas le dan más del 78% de insatisfacción.

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